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Review: "Caballero sin espada" (1939)

Escrito por Lucero

Posiblemente sólo sepas qué película es "Caballero sin espada" ("Mr. Smith goes to Washington", Frank Capra, 1939) por aquel capítulo de la genial serie "Los Simpsons" en que Mel Gibson hacía un remake de esta película y el resultado aburría a nuestro buen amigo Homer hasta la saciedad. Pues bien, tranquilos, "Caballero sin espada" no es tal como la pinta el de Springfield. Dale al play y disponte a convertirte, por un par de horas, en un buen patriota norteamericano. Disfrutarás como uno de esos niños que jalean a Mr. Smith (James Stewart) y que lo alzan en volandas cuando ya se ha convertido en un héroe.

photo_5213.jpegCartel de "Caballero sin espada" ("Mr. Smith goes to Washington", Frank Capra, 1939).

Pero no adelantemos acontecimientos. "Caballero sin espada" es una de esas películas de antes que servían y se rodaban, efectivamente, para algo. Es decir, películas cuyo fin no era precisamente el simple divertimento. Aquel cine era un cine moralista y doctrinal en muchos aspectos; y nos ha dejado tanto la época dorada del cine de Hollywood como grandes bodrios olvidados. Las aventuras de Jefferson Smith (un genial James Stewart) son de las primeras, y por ello heme aquí escribiendo sobre esta película; y por ello Mel Gibson se atrevió (en la ficción de Matt Groening) con su remake.

Una oda al patriotismo norteamericano

Pero en la realidad, seguramente nadie se atreva al remake de esta película ya que muy pocos espectadores se mantendrían durante dos horas en un cine oyendo hablar y hablar, y sin un sólo tiro, teta o explosión. Y es que, efectivamente, el cine de ahora ya no es como el de antaño, y la mayoría de los espectadores tampoco son como los de antaño.

photo_9639.jpegQuizá a los espectadores actuales les sea más fácil abordar el remake ficticio de "Los Simpsons" que la película de Frank Capra

Washington es expuesta en esta historia como la cuna patriótica del país y las primeras imágenes del protagonista en la capital se muestran sin reservas como una oda al patriotismo norteamericano. Al espectador del otro lado del charco no le evocará nada estos dos o tres minutos en donde se muestran, sin parar, e intercalada la imagen con las barras y estrellas de la bandera estadounidense, todos los monumentos patrios de la capital y que a Mr. Smith le emocionan hasta hacerle brotar las lágrimas en sus ojos. Es uno, en especial, el que le encoge el corazón: el monumento a Lincoln, muy recurrente en la película y que será a quien le pida consejo cuando la trama de corrupción política que está descubriendo le pida hacer el esfuerzo patriota que centra el argumento de este largometraje.

"Caballero sin espada" debe su título en español, precisamente, al hecho de que James Stewart es un hombre que libra durante toda la película un combate agónico contra la corrupción política y sólo se vale para ello de su voz (horriblemente mal doblada al castellano, recomiendo su visionado en versión original) y su fortaleza. Este caballero sin espada es un muchacho patriota e idealista, fácilmente manipulable a simple vista, que es nombrado senador por el gobernador de su Estado y por unos caballeros que creen que será fácil manejarlo.

photo_3674.jpegJefferson Smith y su patriotismo, siempre presente en la película

Entiéndase, como decíamos anteriormente, que esta película sirve para ensalzar los valores de Norteamérica, a la sazón, democracia, libertad o republicanismo; en una época en que tanto se estaba poniendo en duda el compromiso de la clase política como se estaba preparando al país para entrar en la II Guerra Mundial. "Caballero sin espada" cumple con su función a la perfección: muestra a una clase política corrupta, sí, pero también muestra su antítesis: un ingenuo y sencillo hombre de pueblo que simboliza al hombre medio estadounidense, y que consigue, sólo con su palabra, hacer doblegar a cuantos políticos y hombres de negocios intenten quebrar la integridad moral del país.

Pero, ¿puede interesarme esta película?

Es decir, si yo no soy estadounidense, y si me importa un rábano su patriotismo a veces exacerbado, ¿qué hago yo viendo esto? Pues dos son las poderosas razones que obligan al visionado de "Caballero sin espada", una de las mejores películas de la edad dorada de Hollywood: la primera, Frank Capra; la segunda, James Stewart.

El genio que rodaría años más tarde "Qué bello es vivir" nos deja este pequeño clásico del cine donde, a expensas de los recursos patrióticos, se conserva como una emocionante película política donde Jefferson Smith mantiene un agónico combate dialéctico contra todo un Senado que está en su contra. La película no pierde nunca el pulso y mejora irremediablemente en un final enternecedor. La premisa en que se mueve la película es la siguiente: Jefferson Smith es acusado injustamente de corrupción por los verdaderos corruptos y, una vez se le ha dado la palabra, puede no dejar de hablar si no se sienta. Comienza entonces un discurso que alarga hasta más de veinticuatro horas y con el fin de poder hacer doblegar la conciencia de aquellos que están traicionando, con sus corruptelas, al país a quienes ellos representan.

James Stewart

El protagonista es un Quijote que está inconmensurable. Este papel con tal tremenda carga de tensión y dramatismo fue interpretado por un joven actor de apenas treinta años, y que, a partir de esta película, comenzaría a forjar su leyenda con su primera nominación a los Oscar. Porque no hay otro como James Stewart podía hacer, en aquella época, del ingenuo hombre cuyo corazón consiguió reimplantar el espíritu patriota entre aquellos a quienes la política del país era ya sólo el medio para enriquecerse.

photo_6826.jpegJames Stewart ante el agónico discurso final

"Caballero sin espada" es, salvando el contenido patriótico del que hace gala, una interesantísima película donde son mostrados los entresijos de la política de Estados Unidos y donde un hombre humilde consigue hacer, sólo con su voz, que casi cien senadores vuelvan a recuperar su sentimiento americano. Sobra decir que, si James Stewart lo consiguió con los senadores, Frank Capra lo consiguió hacer prácticamente entre millones de norteamericanos que salieron del cine rebosantes de patriotismo. Nosotros, a quienes por tiempo y por distancia nos importa bastante poco el espíritu patrio estadounidense, podemos seguir disfrutando de esta obra maestra política fruto de uno de los mejores binomios de la historia del cine, Capra-Stewart.