Review: 12 hombres sin piedad (1957)

Review: 12 hombres sin piedad (1957)

Escrito por reyloren

Hay películas que entretienen. Otras que son puro espectáculo. Algunas que dejan un imborrable recuerdo en sus espectadores. Otras que hacen historia. Y sólo unas pocas que enseñan una auténtica lección de vida. Tanto es así que la mayoría de nosotros hemos conocido esos filmes en el colegio o en el instituto, en clase de ética, comunicación o alguna asignatura similar. Es el caso, por ejemplo, de ’12 hombres sin piedad’ (’12 angry men’, 1957, Sidney Lumet).

La ópera prima de Sidney Lumet es la cinta habitual que los expertos utilizan para enseñar dinámicas de grupo o aleccionar acerca del impacto que las decisiones personales pueden tener sobre los demás. Pero ’12 hombres sin piedad’ es, sobre todo, una de las mejores películas de la historia del cine. Para que sirva de ilustración, ostenta el segundo lugar en la lista de los mejores filmes sobre juzgados elaborada por el American Film Institute y ocupa un dignísimo sexto puesto en el ranking de los títulos más valorados en IMDb (la base de datos fílmica más importante en Internet).

Además, el filme de Lumet obtuvo en su día tres nominaciones al Óscar –mejor película, dirección y guión- y ganó el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín. Sin embargo, como suele ocurrir con las grandes obras de arte, la taquilla ignoró la película.

photo_9904.jpegLos doce hombres 'furiosos' según el título original

A vida o muerte

’12 hombres sin piedad’ adapta la pieza teatral que Reginald Rose creó para televisión y que más tarde reescribiría para la gran pantalla. La historia se localiza en la sala de un juzgado donde un tribunal popular formado por 12 hombres debe decidir si el acusado de un crimen es inocente o culpable. Si se decantan por lo primero, el procesado será liberado, mientras que si eligen la segunda opción, será condenado a muerte. Por otra parte, la decisión debe ser unánime.

En un principio, el debate parece sencillo, ya que todas las pruebas apuntan a la culpabilidad del reo. Y precisamente es culpable lo que votan todos los miembros del jurado… todos menos uno: un hombre inteligente y bondadoso al que le cabe una duda razonable. A partir de ahí, el jurado número 8, que es como se llamará a este solitario, irá desmontando uno a uno los argumentos que avalan la presunta culpabilidad del acusado. Con sus explicaciones y un debate cada vez más encarnecido, el resto del jurado irá sumándose a su opinión.

Lecciones prácticas y éticas

En el terreno práctico, ’12 hombres sin piedad’ enseña cómo funciona la toma de decisiones grupal. Muestra cómo la presión del grupo influye a adoptar la postura de la mayoría, aunque, al mismo tiempo, aquellos que expresan opiniones minoritarias despiertan simpatía, como es el caso del jurado número 8. Deja entrever, también, las cualidades de un buen líder, y representa los distintos roles que suelen tomarse en una dinámica de grupo. La cinta de Sidney Lumet es, por eso, el filme de cabecera de muchos psicólogos.

Por otro lado, ’12 hombres sin piedad’ habla de cuestiones éticas. En primer lugar, transmite la idea de que la vida de un hombre no puede tomarse a la ligera, ni siquiera cuando la sentencia de muerte parece ser un hecho. E incide en la necesidad de reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos.

Además, enseña que a veces la realidad es pura apariencia, al tiempo que realiza una dura crítica de los prejuicios sociales que reinaban en la época. En este sentido, sabemos que el acusado pertenece a algún grupo étnico diferente al de los acusados, pero desconocemos a cuál. Su origen, sin embargo, es la causa fundamental de que muchos jurados le consideren culpable hasta bien avanzado el debate.

photo_5400.jpegDesmontando argumentos y sembrando ideas

Impecable

Aunque su carácter didáctico es el aspecto más sobresaliente de ’12 hombres sin piedad’, no es el único. De hecho, por mucha lección de vida que enseñe, si no fuera una película escrita, dirigida e interpretada de manera impecable, difícilmente estaría considerado uno de los mejores filmes de la historia.

Reginald Rose firma el guión, un libreto prácticamente idéntico al que tres años antes había escrito para televisión. Su manera de dosificar la información, con los detalles del crimen conociéndose a medida que el jurado va examinándolos; así como la acertada definición de la personalidad de los 12 miembros del jurado – personalidad que no necesita ir ligada a un nombre-; le valieron un merecido premio por parte del gremio de escritores (Writers Guild of America).

Para Sidney Lumet, este fue su primer largometraje. Y aunque siguió dirigiendo hasta el año 2000, fecha en la que se estrenó su última película, ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’, el mundo del cine siempre le recordará por ’12 hombres sin piedad’.

Tanto a Rose como a Lumet hay que aplaudirles que lograran convertir la discusión entre 12 hombres que tiene lugar en una sala cerrada en un filme entretenido y ágil. Lumet, además, fomenta la sensación de claustrofobia que produce el ambiente, y que es uno de los elementos argumentales que hacían más arduo el debate, mediante el cambio de lentes durante el rodaje. Esta sencilla técnica permite que según avance la historia los espacios entre los personajes parezcan ir cerrándose, lo que, a su vez, aviva la tensión.

photo_4234.jpegEn '12 hombres sin piedad' también hay mucho simbolismo

Los ‘hombres furiosos’

En cuanto a los actores, el gran protagonista es Henry Fonda, que da vida al jurado número 8. Su aspecto, su voz y su pose resultan perfectos para encarnar a esa especie de ángel personificado que, a base de explicaciones y mucha paciencia, logra salvar la vida del acusado.

Su rival en ese particular ring de boxeo que es, por momentos, la sala del jurado, es el número 3,Lee J. Cobb. El intérprete aporta la carga dramática necesaria al personaje para que el espectador pase del desprecio inicial a la compasión.

Destacan, además, el anciano jurado número 9, Joseph Sweeney; y el inquietantemente tranquilo número 4, E. G. Marshall. Como mera curiosidad, a día de hoy sólo uno de esos 12 actores sigue con vida: Jack Klugman, el jurado número 5.

photo_7178.jpegHenry Fonda, un ángel en la Tierra

Con todo, ’12 hombres sin piedad’ es una película para sorprenderse en su primer visionado, aprender en el segundo, buscar los detalles en el tercero y seguir disfrutando en todos los que vengan después.

jandenauer

Una obra maestra en todos los sentidos: Una cinta que demuestra que las grandes peliculas, viven de mucho mas, que grandes decorados, efectos especiales y localizaciones. Una cinta aparentemente aburrida, se convierte en toda una experiencia, en la que vas aprendiendo cada vez que la vuelves a ver...

Muy cierto!