Review: La princesa prometida (1987)

Review: La princesa prometida (1987)

Escrito por reyloren

Esta no es sólo una historia de besos, le dice el abuelo a su nieto. Es mucho más: duelos de espada, persecuciones, gigantes, brujería, piratas… Traiciones, intrigas, secretos… En definitiva, un sinfín de aventuras y peligros que conquistan a pequeños y no tan pequeños y que, como no podía ser de otra manera, también encandilan al joven nieto que, una vez sumergido en la historia, ya no se queja de que en ella haya besos. Porque ‘La princesa prometida’ (‘The princess bride’, Rob Reiner, 1987) es, al fin y al cabo, un relato sobre el amor verdadero. Pero uno que con el tiempo y debido, en parte, a sus sucesivas repeticiones en televisión, ha acabado convirtiéndose en película de culto y título de referencia de nuestra cultura cinéfila común. ¿Porque quién no sabe cómo continúa la presentación ‘Hola, me llamo Íñigo Montoya’?

‘La princesa prometida’ adapta la novela de William Goldman del mismo nombre –muy recomendable, por cierto-. Un libro que, a su vez, recoge los recuerdos de Goldman sobre otro que su padre le leía de pequeño y que era obra del autor Simon Morgensten. Aquella historia retrataba los excesos de la realeza y las intrigas políticas en los países de Florín y Guilder, pero Goldman sólo recordaba la sucesión de aventuras que vivían los protagonistas y eso fue lo que escribió. O, al menos, así lo asegura él. Porque Simon Morgensten nunca existió en realidad, ni tampoco los estados de Florín y Guilder. ‘La princesa prometida’ es una obra original de Goldman donde el autor utiliza el viejo recurso del escritor ficticio para darle un toque mágico-cómico a la historia.

Ese tono a medio camino entre la fantasía y la parodia es una de las principales señas de identidad de ‘La princesa prometida’, cuyo guión, por cierto, también firma William Goldman. Desde la aclaración inicial de que se trata de un cuento –la trama arranca con el abuelo regalándole el libro a su nieto enfermo-, hasta el ‘milagro’ de la resurrección, cualquier imprevisto en la trama, creíble, increíble o forzado, puede suceder. Y esa complicidad que genera con el espectador es una de las razones de que nos resulte imposible ver el filme si esbozar más de una sonrisa.

photo_8409.jpegButtercup y Westley, amor verdadero

Un cuento de aventuras

En resumen, ‘La princesa prometida’ es un relato de princesas, piratas y valientes forajidos. Cuenta la historia de Buttercup y Westley, dos jóvenes granjeros enamorados que se separan cuando él decide embarcarse en busca de dinero. Entonces, el temido pirata Roberts captura el barco en el que viaja Westley y es de sobra conocido que nunca deja prisioneros. Cinco años más tarde, Buttercup es la prometida del príncipe heredero de Florín. Un buen día, durante uno de sus paseos a caballo, es apresada por tres hombres que la trasladan al país vecino, Guilder, con la intención de generar una guerra entre los dos estados rivales. Pero un hombre enmascarado vestido de negro les persigue… Y el resto o ya lo sabéis o no os lo voy a desvelar aquí.

La trama del filme avanza con ritmo como una serie de pruebas que los protagonistas deben superar, a cada cual más complicada que la anterior. Ese espíritu aventurero se ve salpicado por el romance –el ‘amor verdadero’ que tantas veces se menciona en la cinta-, el humor –impagable el primer encuentro entre el hombre de negro e Íñigo Montoya- y esa complicidad con el espectador que antes mencionaba y que se genera, sobre todo, a través de las interrupciones del nieto a la lectura de su abuelo.

photo_5239.jpegUno de los duelos a espada más famosos del cine

Para el recuerdo

Así las cosas, no hay espacio en ‘La princesa prometida’ para el aburrimiento o las repeticiones de escenas y situaciones. La película tampoco deja hueco a la ñoñería que fácilmente podría achacársele a un cuento de hadas, ya que el filme de Rob Reiner se ríe de ese factor con cariño, sin mala intención. Así, consigue transmitir a los niños toda la magia de la fantasía en un divertido guiño a los adultos.

Y, como resultado, deja para el recuerdo un buen puñado de citas y escenas memorables y divertidísimas que han contribuido a hacer de ‘La princesa prometida’ una película de culto. La presentación de Íñigo Montoya es quizás la más conocida, pero también resultan dignas de mención el juego de ingenio con las copas de vino, el ‘Como desees’ de Westley o el duelo ‘a sufrimiento’.

photo_6067.jpegVizzini y el juego de ingenio, el último obstáculo para el hombre de negro

Siempre se llamará Íñigo Montoya

‘La princesa prometida’ también ha ‘encasillado’ a sus actores, puesto que muchos de nosotros les recordamos por su papel en el filme de Reiner antes que por ningún otro. Y eso que ya han pasado 25 años. Así, Robin Wright, secundaria desde entonces en tantas y tantas películas, siempre será la bella Buttercup; mientras que el nombre de Cary Elwes, quien ha tenido menos presencia en el cine, siempre estará asociado al de Westley.

El personaje cuya asociación con el intérprete es más fuerte es, sin duda, Íñigo Montoya. De hecho, el actor Mandy Patinkin ha confesado en más de una ocasión que no pasa un día en que alguien le recite el famoso ‘Hola. Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir’ (sí, esa era la solución a la pregunta del primer párrafo). Su papel es también el más carismático. Este espadachín español que comienza la trama como villano y acaba convertido en héroe conquista rápidamente al espectador con su mirada, su ánimo de conversación y la épica venganza que da sentido a su triste vida.

photo_1928.jpegMandy Patinkin es Íñigo Montoya

Entrañables resultan también Zeddick (André The Giant) y Miracle Max (Billy Crystal). Mientras que el conde Rutgen (Christopher Guest), el príncipe (Chris Sarandon) o el astuto Vizzini (Wallace Shawn) cumplen con sus papeles de malvados a la perfección.

Recuerdos de la infancia

Podría continuar este crítica describiendo cómo pone la piel de gallina la banda sonora compuesta por Mark Knopfler, sobre todo la canción ‘Storybook love’. O recordando la belleza que transmiten los paisajes de las Islas Británicas donde se rodó el filme. O lo ingenioso que resulta el guión de William Goldman. Pero lo cierto es que  hablar de ‘La princesa prometida’ es hablar de mis recuerdos de infancia, y quizás mi opinión de la película esté bastante determinada por ellos.

Sin embargo, una cosa tengo clara: seas pequeño o mayor, la hayas visto una o veinte veces, no podrás evitar pasar un rato agradable con Buttercup, Westley, Íñigo y ese conjunto de estrambóticos personajes que viven en los reinos de Florín y Guilder.

photo_2519.jpegUno de los cinco besos más apasionados que se conocen... dice el cuento