Review: El lado bueno de las cosas (2012)

Review: El lado bueno de las cosas (2012)

Escrito por Pedrinho

Desde la antigua Grecia, sino antes, el ser humano se ha empeñado en desarrollar un sistema de categorías, una forma de clasificación al fin y al cabo, con la que poner cierto orden en el mundo. Un orden necesario para poder entender y hablar de él, porque al mundo no le hace falta que lo entiendas para estar ahí. Un orden, unas categorías, que desde entonces hemos aplicado a todos los ámbitos de la vida, convencidos de que, si no somos capaces de meter algo en una categoría, ese algo pasa a ser... ¿inclasificable? ¿inexplicable? ¿irreconocible?

No, en realidad no es así. El hecho de clasificar algo, de meterlo una categoría, no significa darle sentido, sino que es darle un sentido, uno de los muchos posibles en función de la categoría que escojamos como principal para su definición. Pero, ¿todo esto qué tiene que ver con el cine? Es más, ¿qué tiene que ver con “El lado bueno de las cosas” (Silver Linings Playbook, David O. Rusell, 2012)? Pues mucho, porque en función de la categoría escogida para definir principalmente a la película, podemos hacer de ella un trago amable para un domingo por la tarde o directamente condenarla al infierno del olvido.

photo_5543.jpegY estos, ¿qué nos quieren contar?

¿Y eso cómo?, os preguntareis. Pues muy sencillo, tan solo hay que escoger la categoría en la que queremos incluirla para tener la sentencia.

Primera categoría: película galardonada a ocho Oscar

Así, de entrada, esta es una categoría que pesa, que hasta quita el aire, una categoría que apela rápidamente a las grandes obras de la historia del cine, a títulos como "Casablanca" (id, Michael Curtiz, 1942), "El puente sobre el Río Kwai" (The bridge on the river Kwai, David Lean, 1957), "Apocalypse Now" (id, Francis Ford-Coppola, 1979), "Toro Salvaje" (Raging Bull, Martin Scorsese, 1980), "American Beauty" (id, Sam Mendes, 1999) o "Pozos de Ambición" (There will be blood, Paul Thomas Anderson, 2007), todas ellas nominadas en su momento a ocho estatuillas, una categoría que le viene grande a esta película. Una categoría que nos va a llevar a la decepción sí o sí, porque la cinta de Russell ni pertenece, ni creemos que lo intente tampoco, al mismo nivel que todas esas obras que hemos comentado. ¿Qué nos queda por tanto? Deshacernos de esta primera etiqueta.

photo_5949.jpeg¿Tú y yo? ¿en serio?

Segunda Categoría: película de actores y diálogos

Por aquí parece que van mucho mejor los tiros, unos disparos que no son siempre precisos, pero que sirven para que tengamos claro quién tiene las armas. Y las armas las tiene ese O. Russell que siempre ha mostrado sus puntos fuertes en esos diálogos, en ese modo de sacar partido a las relaciones entre sus protagonistas. Un punto fuerte que explota en “El lado bueno de las cosas”, una cinta en la que los mejores momentos se logran en esos instantes de réplica, contrarréplica y otra réplica más, una película que funciona mejor en base a pares, cuando Pat (Bradley Cooper) topa, en sentido literal, con Tiffany (Jennifer Lawrence), siendo la química evidente entre ambos actores uno de los aspectos más notables de la película, o cuando Pat deja escapar sus delirios con su padre (un Robert De Niro con algún eco del De Niro de otros tiempos) o su madre (una Jackie Weaver con fijación por los aperitivos de cangrejo). Así, en base a dos polos, que pueden atraerse o repelerse, a las palabras que surgen de dos extremos, el director hacer avanzar la historia, marcando el camino siempre por medio de las palabras, haciendo que sean estas las que cuenten la historia, más que los propios actos o logros de los personajes.

photo_8172.jpegMira que te lo tengo dicho

Unos personajes, y este es uno de grandes puntos fuertes de la película, capaces de mostrar sus lados más miserables, esos que tendemos a ocultar bajo el colchón, pero que están siempre ahí, para recordarnos que esta es una historia de perdedores, de esos con los que siempre resulta más sencillo identificarse. Unos perdedores que, por muy patéticos, mezquinos e incluso violentos (aunque siempre en dosis moderadas que esta es una peli para todos los públicos) que puedan llegar a ponerse, siempre se merecen un final feliz. Al igual que nosotros.

Tercera categoría: una comedia romántica

A fin de cuentas, más allá de los diálogos ingeniosos, de las situaciones hilarantes, de los puntos de no retorno con mucho sobre lo que meditar, sobre todo cuando somos nosotros mismos y nuestro autoengaño los que nos llevamos hasta ese punto, “El lado bueno de las cosas” no deja de ser una comedia romántica. Con esto no queremos añadir ninguna connotación peyorativa, porque también “Mejor imposible” (As good as it gets, James L. Brooks, 1997) es una comedia romántica, y eso no quita que sea una muy buena película.

Aquí lo que habría que matizar es que es una comedia romántica orquestada por los Weinstein, productores con habitualmente mucho que decir en esto de los Oscar, una experiencia que les lleva a tener muy claro qué es lo que funciona y lo que no a la hora de estar entre los candidatos (lo de ganar o no ya es un tema más complicado). Puede que tal vez por eso, pero sólo tal vez, tengamos una película con dos partes claramente diferenciadas. En la primera, es en la que mejor fluyen los diálogos, sin miedo a meterse en temas escabrosos y dejando que broten palabras, términos y situaciones que destacan por su originalidad, cuando las psicosis de cada uno de los personajes (que las tienen, y a montones) se muestra en toda su magnitud. En la segunda, en cambio, tenemos un cambio de tercio, como si el final feliz fuese una obligación, con lo que se hace pasar toda la trama por un embudo del que sólo hay un desenlace posible: chico quiere a chica y ambos terminan con ese esperado beso. Un final que resulta más fruto de una trampa del guión que como una consecuencia probable del modo en el que se han ido desarrollando las cosas. Algo así como que, tras unas dos horas de película, una duración más que considerable para una cinta que se sostiene a base de diálogos, todo el mundo se diese cuenta (director, guionistas, personajes,...) que no hay tiempo para más, que hay que terminar. Entonces todo termina con un “vale, sí, cierto, no me había dado cuenta, pero te quiero, a ti, y sólo a ti”.

photo_4570.jpegSi te pones así, yo también estoy dispuesto a bailar

Es lo que tienen las comedias románticas, que el final está pautado. De todos modos, lo que no está pautado es el modo de llegar a él, y en ese camino, los primeros pasos de “El lado bueno de las cosas” prometen mucho, porque nos llevan por un recorrido particular, original en muchos momentos, de esos en los que, además de avanzar, uno disfruta del camino. Sin embargo, superado ese primer trayecto, a Russell y a su equipo les entra la prisa, y nos meten en el coche, aceleran por la autopista, llevándonos junto a los tantas veces vistos centros comerciales, parques de recreo y paisajes iguales. Ahí se acaba la sorpresa, y volvemos al punto de siempre.

Entonces sí, le dices que vale, que ya está bien, que se quieren y que todo el rollo en plan “Dirty Dancing” (id, Emile Ardolino, 1987) sólo valía para eso, para que ellos se dieran cuenta de que se querían. Vale, era ahí a dónde íbamos a llegar, pero te habían insinuado otra cosa. Y con las ganas de esa otra cosa nos seguimos quedando.

photo_7876.jpegTanto correr para terminar llegando al mismo sitio

Así, finalmente, metemos a “El lado bueno de las cosas” (Silver Linings Playbook, David O. Rusell, 2012) en otra categoría, una que un amigo mío define como “iba para guay y se quedó en chachi”, que me parece la mejor definición posible de esta candidata a tantos Oscar y premios.

Makelelillo

Pues para mi es una de las mejores películas que este año han sido nominadas en los Oscars, y creo que podría haberse llevado mas estatuillas si no fuera por su carácter independiente. Me gusta mucho tu blog, un saludo

@Makelelillo: A mí me gustó pero creo que le faltó algo gancho en los diálogos. Gracias por tu comentario y por seguirnos.

Pedro,Larrañaga Álvarez

Buenas, @Makelelillo!! Antes de nada, gracias por el comentario. Soy Pedro, quien realizó la review y ha sido genial conocer tu opinión, aunque, como ya has visto por la review, nuestras opiniones no son semejantes en cuanto a la película. Estoy de acuerdo en que es una de las mejores películas del año, pero eso tiene más que ver con el flojo nivel medio de esta edición que con que la cinta sea una obra redonda, porque creo que le falta decisión para ir más allá. De hecho para ir hasta donde parecía prometer al principio. Además, no tengo muy claro lo de su carácter 'independiente', creo que a un proyecto promovido por los Weinstein, con un reparto tan poco económico como este... esa etiqueta de 'independiente' le viene un poco impuesta, más como estrategia de marketing que como otra cosa. Insisto, mil gracias por tu comentario y espero que sigas pasando por este blog para dejar tus opiniones. Un saludo

Los Weinstein se han especializando en entrar en casi todas las quinielas para los Oscars, quizás eso explique los que dice Pedro, que la etiqueta de "independiente" sea una estrategia para colocar otra más.