Matthew McConaughey: ¿estamos de verdad ante un gran actor?

Matthew McConaughey: ¿estamos de verdad ante un gran actor?

Escrito por pedrinho

La vida da muchas vueltas, eso seguro. Tantas que, en ocasiones, te sorprendes a ti mismo en escenarios y conversaciones en las que nunca te habrías imaginado estar. De hecho, en muchas de esas ocasiones, resulta que estás desempeñando un papel o defendiendo una posición que hace no demasiado se situaban en el extremo opuesto al que concebirías como lógico o provisto de un mínimo sentido común. Es lo que tiene ser capaz de hablar, que habitualmente terminas comiéndote tus palabras.

Pero bueno, centrémonos, que lo que hoy nos ocupa no es la capacidad del ser humano para contradecirse a sí mismo (capacidad innata), sino el hecho de estar en una conversación en la que jamás hubieras creído que podías estar. Y aun así resulta que es esa misma conversación, una sobre cine (y eso que procuro no hablar de cine para no contradecirme), en la que una persona cuyas opiniones sobre cine respetas (el tipo de persona con la que merece la pena hablar de cine), te dice, y lo dice convencido, que sí, que Matthew McConaughey es un gran actor.

625beb2974d6fa700fdea5883af6c059Sí, estamos hablando de ti

Sí, esa es la conversación en la que estuve y no es que que me pareciesen increíbles las vueltas que da la vida, sino que el planeta entero había cambiado y había aterrizado en otra galaxia, una en la que Matthew McConaughey podía ser considerado un buen actor. Es más, serlo por alguien que, a priori al menos, supones con un cierto buen criterio cinematográfico. Por supuesto, esa posibilidad retumbó en mi cabeza y me negué de entrada a aceptar semejante afirmación. ¿Matthew McConaughey? ¿el mismo Matthew McConaughey de “Los fantasmas de mis ex novias” (The Ghosts of Girlfiriends Past, Mark Waters, 2009)? ¿el protagonista de “Cómo perder a un chico en diez días” (How to Lose a Guy in 10 Days, David Newman, 2003) y producciones por el estilo?

Sí, ese mismo Matthew McConaughey, ese del que ahora se dice, y me da igual que tenga un Oscar, que es un gran actor.

2b1a67bd51eb652061cc96f720443c6cEn la cima del mundo

¿Una de cal y una de arena? No, todas de arena

De todos modos, como me gusta creer que soy un tipo de mente abierta e incluso tolerante (de esto también tendré que contradecirme en el futuro), me obligué a mí mismo a analizar esa posibilidad, a realizar un repaso objetivo de los hechos y valorar si efectivamente esa sentencia “Matthew McConaughey es un gran actor” tenía algún tipo de fundamento. Por supuesto, para realizar un análisis con una mínima posibilidad de obtener un resultado distinto a mi punto de partida inicial, en el que, por supuesto, era imposible que el señor Matthew McConaughey (e insisto en que me da igual lo que digan los Oscar) pudiera ser considerado un gran actor, tuvo que descartar todas sus películas susceptibles de ser catalogadas como comedias románticas. 

Ese planteamiento redujo de forma importante el número de interpretaciones a valorar, algo que no iba en contra de su candidatura a buen actor, porque realizamos consideraciones semejantes en casos como los de George Clooney o Brad Pitt, considerados grandes intérpretes y en los que pasamos por alto títulos como “Un día inolvidable” (One Fine Day, Michael Hoffman, 1996) o “Sr. y Sra. Smith” (Mr. and Mrs. Smith, Doug Liman, 2005) para no quitarle méritos a sus carreras. El problema, en el caso de Matthew McConaughey, es que entre ese gran número de comedias románticas, no tiene intercalada una "Oh Brother" (id, hermanos Coen, 2000) o una “Snatch” (id, Guy Ritchie, 2000) que nos permita distinguir cuando está simplemente reproduciendo un cliché o cuando se lanza al riesgo de un papel más exigente a todos los niveles.

6fb74bbd256c1c4bd265acce905ce774En una de sus poses más comunes

No, el señor McConaughey no cuenta esas otras facetas interpretativas con las que ir armando una reputación sólida y contrastada de buen actor. En papeles como los que asumió en “Tiempo de matar” (Time to Kill, Joel Schumacher, 1996) o “Amistad” (id, Steven Spielberg, 1997) estuvo lejos de convencer. De hecho ni siquiera se alejó de sí mismo, luciendo pectorales y haciendo guiños de conquistador (en la película de Joel Schumacher) o pareciendo un impostor del siglo XX (muy pobre su caracterización) en una cinta de época (“Amistad” se supone ambientada en el año 1839 en el Estados Unidos previo a la Guerra de Secesión). Con semejante bagaje, ya me veía con fuerza para decirle a mi contertulio que, por muy respetadas que fueran sus opiniones, en ese caso, en lo relativo a Mattew McConaughey, estaba a años luz de la verdad.

Su respuesta, no tardó en llegar: no te fijes en el pasado, fíjate en el ahora, en sus trabajos más recientes.

32e164d7a19d6cdbbf29106f2f50011eSu gran transformación

El momento del cambio

Algo de debió cambiar allá por el año 2010. No podemos afirmarlo con seguridad, pero repasando la orientación de su filmografía a partir de entonces y los derroteros por los que se movía anteriormente, podríamos llegar a tener la sensación de hablar de dos actores distintos. Un actor que ha hecho borrón y cuenta nueva para, una vez asegurado su lugar en el olimpo de los objetos de deseo del género femenino (mi pareja me confirma la buena valoración físico-sexual que obtiene mi querido Matthew, ¿o debería decir su querido Matthew?), centrarse en explorar otros territorios profesionales en los que el tamaño de los músculos no son garantía de éxito.

Esa segunda etapa en la carrera de Matthew McConaughey cuenta con trabajos como los realizados en “Killer Joe” (id, William Friedkin, 2011), “Magic Mike” (id, Steven Sorderbergh, 2012), “Mud” (id, Jeff Nichols, 2012), su celebrado papel en la serie “True Detective” y el que ha terminado por encumbrarlo, consiguiendo el más alto galardón interpretativo al que se puede aspirar en la industria del cine estadounidense, en  la más reciente “Dallas Buyers Club” (id, Jean-Marc Vallée, 2013). Unos trabajos en los que resulta innegable que ya no estamos ante el mismo perfil, pero en los que no puedo negar que percibo la misma intención, aunque en este caso con otro aroma.

Si antes se trataba, en esas comedias románticas dejadas atrás, de ensalzar su atractivo físico, ahora parece que toca ensalzarlo a él en su conjunto. Es como si una parte muy importante de la puesta en pie de esas obras, un efecto que se hace especialmente evidente en la película de Jean-Marc Vallée (la misma que nos está obligando a este tipo de conversaciones inesperadas), fuera el demostrar que sí, que el señor McConaughey es un gran actor, aun a costa de llevarse por delante la historia. Una historia que termina en un segundo plano en Dallas Buyers Club para convertirse en un marco en el que McConaughey (y también Jared Leto) busca la exhibición.

540f575e8cd5ccb20383050a249b22c8También con mucho menos peso en "True Detective"

Para quien esto escribe, la diferencia fundamental entre Matthew McConaughey y nuestro admirado Philip Seymour Hoffman, quien indudablemente sí era un gran actor, radica en un aspecto muy concreto. En ambos casos, en cuanto los ves por vez primera en pantalla, los reconoces de forma inmediata. Sin embargo, en una interpretación de Seymour Hoffman, ese inicial reconocimiento deja paso al personaje, y ya no ves a Seymour Hoffman, sino a Phil Parma, a Capote o a Gust Avratakos. Cuando encuentras a McConaughey, pasan los minutos y avanza la historia, pero sigues viéndolo a él. Sí, a él haciendo de Rust Cole (su personaje en "True Detective"), de Mud o de Ron Woodroof poniendo en pie su club de 'compradores de vida”. Si, siempre es él, y a su lado siempre vemos la misma respuesta a la pregunta que dio pie a este texto.

Ahora les toca a ustedes dar la réplica.