Ver por primera vez una película que se estrenó hace casi 40 años y de la que llevas más de 30 escuchando todo tipo de alabanzas puede convertirse en una experiencia muy decepcionante. En primer lugar, porque el cine que se rodaba en los 70 poco tiene que ver con el que acostumbramos a disfrutar ahora, por lo que los ritmos, los encuadres y los diálogos de entonces pueden resultarnos chocantes. Y, en segundo, porque cuanto mayores sean las expectativas más doloroso será descubrir la verdad. Así pues, si vas a enfrentarte por ver primera a un clásico de la gran pantalla del que prácticamente sabes todo a pesar de no haberlo visto nunca de principio a fin, prepárate mentalmente para una probable decepción. Un consejo que te doy pero que yo misma no tuve en cuenta cuando me dispuse a conocer, por fin, 'Taxi Driver' (1976, Martin Scorsese).
De 'Taxi driver' sabía que estaba considerado uno de los mejores filmes del genio de la dirección Martin Scorsese (a quien con cada nuevo proyecto adoro un poco más), que presentaba una actuación magistral de Robert de Niro (totalmente de acuerdo) y el descubrimiento de Jodie Foster, y que contenía esa repetidísima escena del '¿Hablas conmigo?' (You talkin' to me?) que De Niro ejecutaba frente al espejo.
Robert de Niro es el taxista del título, el ya icónico Travis Bickle
También, cómo no, había consultado algún listado cinéfilo y descubierto que la película ocupa un puesto de honor en la historia de los thrillers y un envidiado número 69 en el ranking que elaboran los usuarios de Imdb con sus votos; además de que la crítica le otorga un sobresaliente unánime.
Con todos esos datos en mi cabeza y 'Taxi driver' en la pantalla, no he podido evitar sentir cierto chasco. Confieso que no sé qué esperaba exactamente de ella, pero no ese film extrañísimo con ritmo lento y conversaciones que parecen no llevar a ninguna parte y que pone fin a su historia con un decepcionante final (siempre y cuando decidamos creer la versión de guionista y director de que el desenlace es real y no un sueño del protagonista).
Aún así, he de decir que 'Taxi driver' es definitivamente una cinta memorable. Inquietante, perturbadora y con un manejo excelente de la tensión, se trata de un filme que no deja indiferente a nadie y, pese a que quizás prefieras más acción y menos soliloquio (como es mi caso), no puedes negar que se trata de un thriller magnético. Dicho esto, supongo que el filme de Scorsese sí que me ha gustado, sólo que me resulta tremendamente complicado deshacerme de la sensación de que no tiene nada que ver con lo que albergaba en mi cabeza.
¿Quién no ha imitado alguna vez el monólogo de Travis frente al espejo?
Autobiográfico
'Taxi driver' cuenta la historia de un taxista solitario y asqueado con el mundo que decide dar rienda suelta a su incipiente locura e iniciar una cruzada contra la corrupción del ser humano. El guión que firma Paul Schrader se basa, supuestamente, en su propia experiencia como taxista en una etapa de su juventud. Schrader se sentía muy solo, obsesionado con lo que pasaba por su cabeza, y decidió plasmar esas sensaciones en el papel.
Pero fue un poquito más lejos y convirtió al protagonista de la historia, Travis Bickle, en un hombre con evidentes problemas mentales que se comporta como una bomba de relojería a punto de explotar. Transmite peligro, lo que, unido a la tensión que la película mantiene todo el metraje, han posibilitado que muchos hablen de ella como una de las cintas más violentas de su época cuando, en realidad, sólo (si es que puede considerarse poco) mueren cuatro personas en toda la trama.
Es ahí precisamente donde radica la genialidad de 'Taxi driver', en su capacidad de perturbar a base de reflexiones, planos y la banda sonora de Bernard Herrmann que logra infundir pavor desde sus primeros acordes. Esas miradas que Travis lanza por el retrovisor, la mencionada escena frente al espejo o la conversación que entabla con el guardaespaldas ponen la piel de gallina y ya por ello la película merece un sonoro aplauso.
En 'Taxi driver' también hay hueco para algo parecido al romance, con Cybil Shepherd
El villano perfecto
Pero, en mi opinión, el mayor acierto de 'Taxi driver' es haber elegido a Robert de Niro para interpretar al perturbado conductor. Cuando rodó el filme acababa de ganar un Óscar por su participación en 'El Padrino II', por lo que ya contaba con el reconocimiento de la industria. Pero fue en la película de Martin Scorsese donde pasó a ser considerado uno de los mejores actores vivos del momento, distinción que, pese a las numerosas comedias tontas que ha rodado desde entonces, sigue ostentando.
En la piel de Travis Bickle Robert de Niro interpreta el villano perfecto, es decir, aquél que tan pronto despierta simpatía como infunde terror; de quien sentimos lástima y nos compadecemos por sus torpes intentos de enamorar a Betsy (guapisima Cybill Shepherd) pero que, al minuto siguiente, nos aterroriza con su arsenal de armas y su asistencia a los mítines del candidato electoral Palantine.
Travis Bickle es un personaje memorable del cine gracias, sobre todo, a un Robert de Niro sencillamente bestial.
Robert de Niro comparte un par de escenas cruciales con Harvey Keitel
Desconocidos entonces, estrellas hoy
La otra estrella afortunada por el éxito de 'Taxi driver' fue Jodie Foster, quien, al igual que De Niro, obtuvo una nominación a los premios Óscar. Pero un caso sólo tenía 12 años. Foster da vida a Iris, la niña prostituta a quien Travis jura proteger y que conquista con su naturalidad. Un papel que le valió fama y fortuna pero también mucho dolor cuando, en 1981, John Hinckley Jr., obsesionado con la actriz y la película, atentó contra el presidente Ronald Reagan para impresionarla.
El reparto de 'Taxi driver' lo completan otros nombres muy conocidos hoy en día pero casi desconocidos entonces como Cybil Shepherd, Harvey Keitel o Albert Brooks, lo que invita a imaginar en la bonita foto que protagonizarían todos ellos si celebraran una reunión con motivo del 40 aniversario del estreno de la película.
Jodie Foster fue la revelación de la película con sólo 12 años
Gracias a ellos, a la música de Hermann, a la cámara de Martin Scorsese y su espeluznante cameo e incluso a esa cresta que luce Travis Bickle en la recta final, 'Taxi driver' se ha convertido con el tiempo en un filme icónico. Una película que para aquellos que la hemos descubierto demasiado tarde merece un segudo visionado, a poder ser libre de complejos. Porque lo cierto es que, aunque esperáramos otra película o no estemos de acuerdo con el polémico desenlace, no podemos negar que la huella que 'Taxi driver' ha dejado en la cultura tiene su razón de ser.