Respuestas a Manuel Martín Cuenca tras “Caníbal” (2013)

Respuestas a Manuel Martín Cuenca tras “Caníbal” (2013)

Escrito por alejandro

Cualquiera con poca vergüenza y las necesarias dosis de ego puede decidirse a hablar, bien o mal, de una película. Puede suponer intenciones, valorar resultados y permitirse el lujo de afirmar lo buena o mala que es. Hace falta confianza y un estrado. Incluso podrías atreverte a responder a un director, y eso es lo que vamos a hacer con Manuel Martín Cuenca. A través de unas declaraciones publicadas en la revista Caimán. Cuadernos de cine nº19 (70) en septiembre del 2013. Una entrevista realizada por Carlos F. Heredero, en un número dedicado especialmente al cine español. Unas “respuestas” útiles para aportar nuestra visión particular de Caníbal (Manuel Martín Cuenca, 2013).

Seguimos toda la historia desde su punto de vista, pero eso plantea un dilema muy perturbador, porque el espectador se puede preguntar: ¿Pero, qué hago yo identificándome con alguien así…?

3ba21ebe770340ecd99d74f95d7f520dSabremos la verdad sobre Carlos desde el primer momento.

Un juego muy peligroso. Generar sensaciones incómodas en el espectador. Descubrimos en los primeros minutos de “Caníbal” que el título no es un eufemismo. Carlos (Antonio de la Torre) mata a mujeres y se las come. Así, sin paños calientes. Será el primer dato sobre él y pocos más recibiremos. Un personaje solitario, perfeccionista, psicópata pero, al fin y al cabo, muy patético. Incapaz de mezclarse con el resto del género humano, que podría llegar a conseguir nuestra compasión si no fuera por esa dieta tan discutible. El juego de Martín Cuenca logra que olvidemos ese pequeño detalle algún momento y como necesitamos empatizar con el protagonista llega la inquietante pregunta ¿pero, qué hago yo identificándome con alguien así…?

…en el fondo Caníbal habla de una confusión moral y ética total.

Lo impregna todo, y se establecen las relaciones más obvias y directas y las más enrevesadas e improbables. La situación del mundo, actual, social, moral, económica, esa crisis interminable que ha acabado con tantos sueños y ha condicionado de una manera brutal nuestro modo de ver el mundo está (¡cómo no!) también presente en “Caníbal”. Aquí a través de la moralidad, o ausencia de ella, de Carlos. Por un lado es un criminal pero por otro es solo un miserable hombre capaz de ayudar a Nina (Olimpia Melinte) en sus problemas familiares. Él es parte fundamental de ese problema pero ese es otro tema…

No tiene derecho a pedir perdón, a justificarse, a decir que estaba equivocado. (…) No puede ponerse a llorar. Eso sería ser un impostor.

e0c1a9a43eb7dba59579f7189a0b7c5cComer será un rito, un momento totalmente perfecto para él.

Carlos funciona a través de la culpa. Su hambre ha sido saciada con Alexandra y con Nina parece querer mitigar sus culpas. Aunque es un camino sin final posible. En ese sentido, puede que “Caníbal” sea una de las películas más coherentes de los últimos años. Se trabaja sobre una idea potente, se establece un estilo, se llevan las situaciones al límite y cuando toca resolver el final, ese punto en el que pueden flaquear las convicciones y los planes, el clímax responde a nuestras expectativas. Es emotivo, es potente, es inevitable y, por encima de todo, es lógico y coherente. Los ejemplos de lo contrario, donde guionistas y directores ceden son demasiado abundantes para no dar las gracias aquí a los responsables de “Caníbal”, con Manuel Martín Cuenca, director y coguionista, a la cabeza.

…evitar todo costumbrismo y reforzar la impresión de representación, pero con la máxima desnudez, buscando la esencialidad, sin explicaciones psicologistas, sin música incidental, sin flashbacks…

No solo el camino debe ser bueno, también debe ser atractivo. Plantear un estilo visual, un ritmo, unas prioridades que atraigan la atención sobre una película alejada de ciertas convenciones. Por lo pronto, toca tomárselo con calma, dejar que la actuación de Antonio de la Torre hable por sí sola. Los espectadores estamos solos ante planos limpios, lentos, sin adornos y con pocas palabras. Debemos interpretar gestos, actos. Porque no se nos va a ofrecer una explicación, ni buena ni mala, ni comprensible ni ilógica. Solo un hombre tan pulcro en su trabajo como en su locura. 

40647923be88a4f636960b348aa8b9b1Su mirada siempre esconderá ese inconfensable secreto.

Habría sido muy fácil llevar ser complacientes y llevar al público por ese camino, pero no; este hombre disfruta matando.

Leyendo las declaraciones de Manuel Martín Cuenca vemos la distancia establecida entre ambos. Su creación no es una especie de hijo al que justificarle todo, es un criminal que come personas. No hay perdón ni explicación posible. Tampoco un clímax que nos deje tranquilos en nuestro mundo ideal. Solo maldad, impunidad y una película, “Caníbal” (Manuel Martín Cuenca, 2013), excelente.