Los tres pilares de

Los tres pilares de "El niño"

Escrito por alejandro

Hace ya cinco años (madre mía cómo pasa el tiempo), “Celda 211” (Daniel Monzón, 2009) irrumpió con fuerza en el panorama cinematográfico. Sin ánimo de ser demasiado pesado, decir que la combinación de violencia, acción y actuaciones convincentes mostraron que el subgénero carcelario en particular, y el de acción en general, estaba al alcance de las producciones patrias y colocó a su director, Daniel Monzón, en una posición privilegiada. Podría acometer su siguiente proyecto, siempre que se mantuviera en el entorno de la acción, claro, con el respaldo del dinero procedente de las televisiones.

3b123d2051141ff70634aedd917fe6ebJesús Castro es un protagonista hecho a la medida de "El niño"

Solo faltaba entonces esa historia llamativa, jugosa, con gran potencial comercial, perfectamente engarzada con la idiosincrasia española pero también exportable. Encontró a ese niño que buscaba en el estrecho de Gibraltar. El resultado, ese éxito de taquilla, muestra hasta qué punto Monzón, junto a Jorge Guerricaechevarría, coautor también de “Celda 211” y guionista habitual de Alex de la Iglesia, ha sabido atraer al público hacia sus proyectos. Lo hace a través de tres pilares muy sólidos que ya estaban presentes en su anterior film y que ahora repiten con fuerza.

El héroe, el antihéroe, el protagonista

El niño que da título a este gran éxito del cine español en 2014 es la clave de toda la historia. Olvidemos a Luis Tosar, a Eduard Fernández, a Sergi López, a Bárbara Lennie o a toda la la legión de actores de reparto. Todos son importantes en la medida en que aportan solidez a la trama, dan credibilidad con sus actuaciones y conforman un contexto para desarrollar la historia de Niño. Porque la historia de ese chaval fue la que llamó la atención de Monzón y Guerricaechevarría y es la que va a tirar del público adolescente (principal sector de la población que ha poblado las salas para verla, para los mayores ya están Tosar, Fernández y compañía). Un héroe, un antihéroe, un criminal, un joven que se busca la vida, da igual, porque sus características hacen de él un personaje atractivo.

2e4a5dbeb90175f152e78a844532aeb3Los matices, para los mayores.

Porque Niño es noble, justo según su propio código, capaz de sacrificarse por amor o amistad, leal por encima de todo y no tiene miedo. Por supuesto, también tiene atractivo físico, ojos muy azules y es capaz de apretar la mandíbula lo necesario al más puro estilo Mario Casas. Monzón encontró en Jesús Castro la guinda a su pastel de persecuciones, amor, drama y peligro. El único problema, claramente superable, podrían ser las propias limitaciones interpretativas de Castro, pero son inteligentemente eludidas colocándolo en posiciones donde mantenerse quieto y firme o los diálogos hacen el trabajo sucio. Para interpretar ya están los más veteranos.

La casualidad y la coincidencia como motores

La casualidad, que no causalidad, es un vicio en la carrera de Monzón. Una coincidencia, monstruosa e improbable para los más quisquillosos o poco importante para los más comprensivos, es la clave para unir tramas y hacer avanzar la acción en “El niño”. No es una solución nueva porque en “Celda 211” ya había sido utilizada. Allí Alberto Ammann llegaba un día antes de lo previsto a la prisión donde iba a empezar a trabajar y, en medio de su visita por las instalaciones, se desataba un motín. Esas cosas “pasan” y hay uno, Murphy, que hasta lo convirtió en ley. Pues bien, cinco años después vuelven las casualidades a cruzar tramas para llegar a su destino.

c2ce27585894e8382877571241ec9928La acción y la emoción están a la altura de las expectativas.

No se preocupen aquellas personas que estén leyendo esto, que hoy no tocan spoilers. Solo decir que en una película que supera las dos horas de metraje (135 minutos, que no se hacen largos pero que sí permiten hacerse determinadas preguntas) cunde la impresión que se podría haber resuelto igual de bien la situación con, al menos, media hora menos. Llega el punto en que parece que Luis Tosar y Jesús Castro, caras visibles de la película, nunca van a conseguir conocerse. 

Tosar, como policía, se entretiene con sus investigaciones para capturar a los grandes capos del narcotráfico mientras Niño, como experto conductor de lanchas (y motos de agua, pero eso es solo para los viajes privados), empieza como “autónomo”, un pequeño negocio, para él y su Compi una fortuna que apunta a permitirles cambiar de vida. Solo un castigo al primero lleva a que se divisen, de un helicóptero a la lancha del chaval, y un doble mortal hacia atrás del guión provoca que lleguen a conversar. Eso sí, rápidamente ambos ven en el otro alguien en quien confiar para que el desenlace llegue rápido.

3de5ce09fc37a617c3f3f2547660fcbaJesús Castro sabe callar y explotar sus virtudes.

Todo esto sin meternos en el resto de tramas secundarias. Y no me convencen aquellos que defiendan que “El niño” está basado en hechos reales. Porque nadie podrá hacerme cambiar de opinión cuando digo, afirmo, defiendo, que a Daniel Monzón le importa tan poco como acaba por importarnos a nosotros la relación sentimental entre Niño y Amina. Casi se diría que ocupa tiempo y despista al protagonista de la acción, más preocupado por su amigo, la lealtad y el negocio y establece una nueva coincidencia, al margen de que la solución al futuro hipotético de la pareja acaba en anticlímax tras el inevitable final de “El niño”.

La acción, las persecuciones

Tenemos ya al protagonista definido y más o menos vemos que ciertos aspectos, a pesar de que la historia esté basada en hechos reales, no son realmente decisivos. Lo fundamental es la acción, el espectáculo; esos viajes de un lado al otro del estrecho de Gibraltar. Primero en moto de agua, después en lancha y finalmente esos duelos helicóptero-embarcación. Daniel Monzón y sus equipos especiales demuestran una gran habilidad para transmitir velocidad, peligro, pero manteniendo la impresión de que lo visto en pantalla es posible, un punto realista. Aleja la impresión de que son los efectos los que hacen el trabajo.

038dbeb85e8b5516aea86cec7e8ae196Cualquier blockbuster estaría orgulloso de estas persecuciones.

En definitiva, solo decir que Daniel Monzón sigue en racha y, tras "El niño" (Daniel Monzón, 2014), es el director mejor colocado para encontrar financiación a sus proyectos. Todo eso si se mantiene en el género que le ha dado el éxito a él y a sus películas en taquilla, que no está la cosa para apuestas arriesgadas o poco lucrativas.