Following: los pilares de Christopher Nolan

Following: los pilares de Christopher Nolan

Escrito por pedrinho

Es el personaje cinematográfico de este último trimestre del 2014 y lo es sin necesidad de ponerse delante de la cámara o lucir músculos/curvas en alguna portada de revista. No, lo de Christopher Nolan no es exponerse a la mirada de los demás, sino manejar lo que el resto puede ver de la historia que nos quiere contar. Es ahí, como maestro de ceremonias, como director de orquesta, como ha logrado impresionarnos a lo largo de una carrera de lo más notable, en la que coinciden títulos como “El caballero oscuro” (The Dark Knight, 2008), “Origen” (Inception, 2010) o “Memento” (id, 2000), por citar sólo algunas de las que mayor reconocimiento, tanto de público como de crítica, han logrado.

La carrera del director inglés entra en una nueva etapa con el estreno de “Interstellar” (id, 2014), su última parada en la que mantiene varias de los ejes centrales de su modo de entender el cine (actores de éxito y contrastados, narraciones armadas en tres bloques, rotura de la línea temporal...), pero en la que ha añadido ciertos aspectos que permiten descubrir una evolución o un deseo por seguir ampliando horizontes. Son precisamente esos detalles, esas novedades con respecto a obras precedentes, el punto más interesante para ofrecer una perspectiva del crecimiento de Christopher Nolan. Y como en todo crecimiento, en todo proceso de aprendizaje, el avance o la mejoría no tiene por qué resultar evidente desde el primer momento.

e48f8f1a52fb7be6a5eba3b1c132b8dcAnne Hathaway preparada para saltar en el tiempo y en el espacio

El valor de la alternancia

Si hay una idea que predomina a la hora de hacer una valoración de la trayectoria de Christopher Nolan es su habilidad para moverse con igual facilidad en proyectos con más claras exigencias comerciales y en otros que, al menos de entrada, no parecen encajar en la idea de un blockbuster. Es más, es capaz de llevar al mismo buen puerto obras de cada una de esas categorías sin dejar de presentar en todas ellas los rasgos básicos de su cine. Probablemente ahí está, en esa versatilidad, una de las mayores virtudes del director, en su talento para armar cintas destinadas al público de masas que no dejan de lado aspectos como la narración, los giros o el respeto al espectador. Del mismo modo, sus obras “más personales”, tampoco olvidan que el objetivo último no es recibir aplausos y felicitaciones de un reducido grupo de críticos, sino que tienen sentido si el público, el gran público, se lo encuentra.

Esa coherencia le ha permitido a Christopher Nolan, un maestro en el manejo de los tres tiempos en la narración, en el desorden del hilo temporal (jugando para ello con otros universos, ya sea el del sueño, el de la memoria o, en el caso de su última película, incluso la propia noción de tiempo/espacio), contar con una legión de fieles seguidores encantados de reconocer en cada película esas líneas maestras, pero sin que ello elimine el elemento sorpresa, aspecto esencial en sus cintas. Unos fieles seguidores que pueden pasar por alto ciertas debilidades, como las que tiene “El caballero oscuro: la leyenda renace” (The Dark Knight Rises, 2012) o la propia “Origen”, donde la siembra de pistas a lo largo de todo el metraje (otro de sus rasgos más característicos) no lleva a esa “erupción” del tercer tiempo del mismo modo fluido y aparentemente inevitable que podemos ver en “El truco final” (The Prestige, 2006).

39f06bc4a8176da57719db5e9853b091Carrie-Anne Moss en "Memento"

Lo que no tenemos tan claro es si toda esa legión de seguidores de Nolan han visto en “Interstellar” un intento por superar algunas de las dificultades más evidentes del director británico a lo largo de su carrera. En esa lista de aspectos podemos incluir el desarrollo y el peso de los personajes femeninos, aspecto en el que intenta dar un salto de calidad con Jessica Chastain y Anne Hathaway, con resultados irregulares, o incluso esa necesidad por cerrar la trama con una pirueta narrativa, exigencia que, aunque ha sido la base de su gran éxito y de su reconocimiento, a veces deja un sabor forzado que rompe la magia creada hasta ese momento. 

El comienzo: Following

Aunque forma parte del título de este texto, no hemos hecho mención alguna a "Following" (id, 1998), el primer “largo” de Christopher Nolan. Entrecomillamos el adjetivo porque estamos ante una película de apenas 70 minutos, condicionada por las limitaciones, tanto de presupuesto (la inversión total fue de 6.000 dólares), de tiempo (el rodaje se alargó durante un año porque los implicados tenían que atender a sus trabajos y sólo grababan cuando era posible) como de medios (el propio Nolan se encargó del montaje). Una obra en la que, aunque cuenta con muchos de los matices a tener en cuenta a la hora de valorar una ópera prima, son perfectamente reconocibles varios de los rasgos de todo el trabajo posterior del director.

9d00a26884d854eb9c8833e8ed4b8284Ellen Page modelando la realidad en "Origen"

La narración, al igual que en la virtuosa “Memento”, no sigue una línea de tiempo secuencial, sino que se arma en base a porciones fragmentadas, piezas que es necesario recoger para luego armar el rompecabezas. Unos cambios temporales que resultan evidentes (fundido en negro), al contrario que en la citada “Memento”, en la que es la propia historia la que te cuenta que estás asistiendo a una narración hacia atrás, y que te obligan a estar alerta. Ese es un buen detalle y uno de los puntos fuertes del cine de Nolan: te avisa de que cuenta contigo, con tu atención a los detalles. Trata con respeto al espectador, es más, le recuerda que es una pieza esencial, que su historia requiere de actividad al otro lado de la pantalla, que no se trata de un mero ejercicio de contemplación.

f9e66e7125b86d6a31da20cc362a5f2eMarion Cotillard en todo su esplendor para "Batman"

También aparece, firmemente asentado, el segundo pilar del modo en el que Christopher Nolan entiende una película: la erupción final. Todas sus películas cuentan con un tercer tiempo, uno en el que se cierra la historia, en el que se recopila la información sembrada (a veces de forma visual, otras con ayuda del discurso) y se hace “evidente” lo que hasta entonces sólo se podía imaginar, como con los gemelos de “El truco final” o se da la vuelta final al juego que ha marcado todo el metraje, las dos caras del bien y del mal en “El caballero oscuro”. Un tercer tiempo que no falta en “Following”, aunque en este caso, para hacerlo encajar, para que parezca necesario, deriva en un cierre “a lo novela negra” que se sale de las líneas planteadas hasta ese momento.

El reto por superar de Christopher Nolan

En el visionado de esa piedra inicial en el camino cinematográfico de Christopher Nolan nos enfrentamos también por vez primera a uno de los grandes retos, todavía por superar, de su filmografía: el desarrollo pleno de personajes femeninos de peso. En “Following”, Lucy Russell termina por convertirse en un elemento decorativo, en una pieza que acaba quedando al margen del desarrollo de la historia. Esa misma sensación la tendremos más tarde con Natalie (Carrie-Anne Moss) en “Memento” y Ariadne (Ellen Page) en “Origen”, mientras que con Miranda Tate (Marion Cotillard) en “El caballero oscuro: la leyenda renace” llegamos incluso a la incredulidad, acentuada por un final tragicómico poco acorde a una película en la que no abundan las sonrisas.

126a0836f200d6cf2135674c863138c3Lucy Russell en "The Following"

Esa es la siguiente gran sorpresa que nos gustaría ver en una película de Christopher Nolan, el desarrollo de una trama armada sobre un personaje femenino. Ahí estaría su próxima victoria y, a ojos de quien esto escribe, su inclusión definitiva en el Olimpo cinematográfico. Si se mantiene su costumbre de estrenar cintas en los años pares, será en el 2016 cuando tengamos un nuevo intento.