'Tu vida en 65 minutos' en tres preguntas

'Tu vida en 65 minutos' en tres preguntas

Escrito por alejandro

He aquí un ejemplo de película grande en frasco pequeño. Aparentemente “Tu vida en 65 minutos” (María Ripoll, 2006) es una historia de amor y amistad, muy trágica, con alguna reflexión intercalada para darle profundidad. Quedarse ahí podría perderla en la zona media de las producciones, pero no será así porque la propia historia (más o menos convencional) no es lo más importante. Hay tiempo para plantear alguna cuestión sugerente y trabajar con las potentísimas inercias de lo romántico en el cine. 

Dani (Javier Pereira), Ignacio (Oriol Vila) y Francisco (Marc Rodríguez) quedan un domingo cualquiera para un plan típico: paella, playa y fútbol. Por el camino les surge otro plan que provocará que los tres, en mayor o menor medida, se planteen ciertas cosas de sus vidas. Temas importantes que convertimos en 3 preguntas básicas.

¿Quiere, o ama, o adora, Dani a Cristina?

Podríamos etiquetar a “Tu vida en 65 minutos” como retrato de unos adultos jóvenes a medio camino entre la madurez y los sueños. Quieren lo primero, pero se resisten a soltar a los segundos, Dani especialmente. De ahí su diatriba sobre su lavadora como puerta hacia su mundo interior y la búsqueda de esa pareja que le acompañe en tan inquietante hobby. 

cd2ee1f62199ce5997481f998e45e042Cristina colma todas las expectativas de Dani, ven juntos la lavadora.

Mientras tanto, vive la vida que supuestamente le corresponde. Pasa de una relación a otra, busca opciones en el mundo laboral y, en general, se conforma con un grado de felicidad bueno pero siempre a la espera de la excelencia. Por eso la entrada en escena de Cristina (Tamara Arias) es tan importante. Sugiere la opción de hacer realidad esa idea; de completarse. Queda la duda de si la quiere, la ama, la adora a ella o es a la idea de ella. Una vez logra sus propósitos ha alcanzado la perfección y queda poco más por lo que vivir.

¿Por qué no se puede hablar de la muerte?

Por el mismo motivo que durante una fiesta no se pregunta a qué hora acaba; pone fecha al final de la diversión y nadie quiere límite, por muy teóricos que sean. Se necesita esa “posibilidad” de que cualquier cosa pueda ocurrir, una especie de ilusión, de puerta abierta al nirvana que nadie quiere cerrar de golpe recordando a todo el mundo la resaca del día siguiente. 

¿Existe un final posible?

Ni existe un final ni un comienzo. La película se engancha a las vidas de Dani, Ignacio y Francisco un día cualquiera y los dejará tras acompañarles unas horas. Para ello elije un domingo en el que los jóvenes repiten un plan. Quedan y uno, como siempre, llega tarde. Hablan, surge algo que hacer en los minutos muertos antes de la comida y lo hacen. Nada está planeado.

6907b852765a47fb83834bc339557451Un auténtico domingo cualquiera.

El final es realmente abierto. Las decisiones de guión en este sentido son realmente inteligentes. Todas las opciones caben, solo falta que cada uno recojamos la historia donde la dejó María Ripoll y continúe según sus interpretaciones y opciones lógicas. “Mi vida en 65 minutos” (María Ripoll, 2006) solo quería mostrarnos a un joven en busca de la perfección. Lo logró, de eso no hay duda, aunque eso supusiera quedarse sin motivos para continuar.