De 'El diario de Noa' a 'Un amour de jeunesse'

De 'El diario de Noa' a 'Un amour de jeunesse'

Escrito por alejandro

Una cualidad verdaderamente impresionante de cualquier ser humano en edad adolescente es la intensidad. Todos nos hemos creído en un momento u otro de esa concreta etapa que no había un mañana para ese sentimiento, esa convicción; que habíamos encontrado a “esa persona”. Una idea tan potente tenía que encontrar, necesariamente, su reflejo en el cine y a buen seguro que todo tipo de cineastas han optado por explotarla. 

ccc0e5c6386616f5c7d852f0d234fad2Noah y Allie están "destinados" a amarse, ellos lo saben y nosotros también.

Dos ejemplos de este tipo de películas, un subgénero clave en el cine romántico, los tendríamos en “El diario de Noa” (The notebook, Nick Cassavetes, 2004) y “Un amour de jeunesse” (Mia hansen-Love, 2011). Casi podríamos hablar de un remake en sentido inverso al habitual. Por lo general es el cine norteamericano el que se nutre de historias de otras industrias para sus películas. Aquí el camino empieza en la novela de Nicholas Sparks, sigue en la película de Nick Cassavetes y tenemos una nueva parada en la propuesta de Mia Hansen-Love.

La estructura: amor-separación-reencuentro

La historia de amor se organiza en tres pasos, casi como una clásica estructura de planteamiento-nudo-desenlace. Aquí tenemos una primera parada que es la propia relación entre dos adolescentes. Intensa, con miedo a perderse por la convicción de que la existencia no es posible sin el otro. La inevitable segunda estación es la separación, germen de una vida a partir de ahí incompleta. A pesar de todo, hay que seguir adelante hasta llegar al último paso: el reencuentro. Ya con una vida formada, con los inevitables problemas de encaje… y autocontrol.

Son tres paradas básicas que van a organizar el desarrollo argumental. En la primera los amantes se debaten entre la necesidad física de estar juntos y los problemas de tipo práctico. En “El diario de Noa” tenemos los problemas por el choque social, mientras que “Un amour de jeunesse” se centra en los planes futuros de Sullivan (Sebastian Urzendowsky), obstáculo insalvable para la relación.

cd382e382a36cfef89ab236619174b3bCamille está convencida de que no hay vida posible sin Sullivan.

Tu visión de la vida está condenada al fracaso.

El modo de lidiar con la ruptura será la clave del segundo paso. Para Noah (Ryan Gosling) y Allie (Rachel McAdams) queda la tortura interna. La decisión de separarse no les correspondió y, por tanto, es una espina que nunca han podido sacarse. Él intenta superarla viviendo en soledad la vida que había previsto junto a ella, mientras ella acaba llevando la existencia a la que parecía destinada. Para Camille (Lola Créton), que queda como única protagonista de “Un amour de jeunesse”, comienza un proceso de aprendizaje vital. Solo el tiempo parece poder curarla.

El futuro nunca es del todo cruel y ambas parejas tendrán la oportunidad de reencontrarse. Y no podrán resistirse porque no están ante personas de carne y hueso, sino ante una idea idealizada. Esa persona considerada perfecta, mi alma gemela. Contra eso poco se puede hacer, más que dejarse llevar. 

Te llevo dentro como una enfermedad.

Las circunstancias para los cuatro son diferentes, aunque comparten similitudes en ambas historias. Las dos chicas están enfrascadas en relaciones estables con parejas a las que difícilmente puede reprochárseles algo (el público no puede verlos como los malos de la película, a pesar de su exclusión del affaire amoroso). Los dos chicos, libres, pueden recuperar sensaciones sin las necesarias precauciones a las que obliga la infidelidad. 

El enfoque

La resolución de los triángulos amorosos, en ambos casos, tiene más que ver con el enfoque propuesto que con las necesidades de la trama, el realismo o las simples consecuencias de nuestros actos. 

fd828077faf8ee1fca95b2ec45559c06Al final descubres que todo esto solo es un paso más, por muy importante que parezca.

En “El diario de Noa” nos encontramos con una película comercial hollywoodiense, por lo que, apoyada en la propia trama del libro de Nicholas Sparks, se exige el happy end. Es necesario que el amor triunfe, esa necesidad física de la pareja  debe prevalecer. Este hecho dejará inevitables víctimas por el camino. La más obvia es Lon (James Marsden) que, por si acaso, es el primero en comprender a su esposa, no vaya a ser que acabe como el malo de la película, porque siempre es más cómodo si hay a quien culpar.

En “Un amour de jeunesse” ese reencuentro, a pesar de los esfuerzos de Camille, funciona como un paso más en un camino hacia la madurez. Ella necesita pasar página de una historia en la que nunca llevó la iniciativa. Fue Sullivan el que decidió marcharse y vuelve a ser él el que vuelve. Metidos en la lógica impuesta por Mia Hansen-Love, resulta lógico que sea Sullivan el que resuelva el final de la historia. Camille no puede luchar contra esa idea y la resolución, de la que no es responsable, acaba por liberarla. 

Las actuaciones

Llegados a este punto podríamos decir que, a pesar de que las coincidencias entre “El diario de Noa” y “Un amour de jeunesse” son muchas, hay un aspecto que las separa irremediablemente. Surge como consecuencia de ese enfoque que Nick Cassavetes y Mia Hansen-Love aportan a sus películas y es el motor que impulsa la acción en ambas películas. Es un matiz clave, que explica la procedencia de ambos films. Una disputa entre los sacrificios, los grandes actos, los gestos por amor frente a  decisiones vitales y caprichos propios de personas. 

e7ca790e91c864a6c747cf5a7b1e0e88Cada instante debe vivirse como si fuera el último, cada gesto debe ser memorable.

Un par de ejemplos bastarán para explicar estas diferencias. Son dos rupturas, pero hay un mundo entre una marcha en plena noche, a la fuga, y un joven que avisa con meses de antelación de la intención de viajar por América del Sur. Y uno puede recordar a su amor de adolescencia guardando las cartas recibidas, mientras otro se decide a construir con sus propias manos la casa que ambos habían imaginado para su futuro.

Son dos caminos diferentes para dos películas con objetivos claramente distintos. “El diario de Noa” (The notebook, Nick Cassavetes, 2004) es una película comercial, convertida en icono del cine romántico, en la que sus responsables descubrieron como activar los lacrimales del público, mientras que “Un amour de jeunesse” (Mia hansen-Love, 2011) pertenece a eso que se suele llamar cine de autor, destinada a los festivales y a un recorrido en salas más limitado. Ambas cumplieron sobradamente con su cometido.