“Una palabra tuya”: personajes y enseñanzas

“Una palabra tuya”: personajes y enseñanzas

Escrito por alejandro

Allá por 2008 apareció por las pantallas, sin excesivo éxito ni ruido, una película como “Una palabra tuya” (Ángeles González-Sinde, 2008) dirigida por Ángeles González-Sinde, adaptación de una novela de Elvira Lindo y protagonizada por las televisivas Malena Alterio y Esperanza Pedreño. Una película con sus virtudes y sus defectos destinada a mejorar el nivel de la clase media del cine comercial español.

Sus atractivos no residen en la puesta en escena ni en el desarrollo de una trama bastante convencional y sin pretensiones. Se buscaba un drama en el que se dejara espacio para el desarrollo de los personajes y aquí brillan tres aspectos: la definición de esos propios personajes, fruto del guión de la propia González-Sinde y la novela de Lindo, el casting, absolutamente perfecto, y el trabajo de los actores, sólidos profesionales con una labor impecable a la hora de definir esos caracteres.

6833c6b805f8379874250560294ed197La definición de Rosario, Milagros y Morsa es la clave.

Rosario – Malena Alterio

Hasta la propia descripción física de Rosario que Elvira Lindo realiza en su libro parece el retrato de Malena Alterio. Al margen de que los papeles que había firmado en televisión también reflejaban ese poso de amargura imprescindible para dar vida a Rosario.

Está molesta con el mundo. Con su madre por obligarla a fingir una vida que no lleva (ni parece que vaya a llevar nunca) para buscar su aceptación; con su padre ausente por dejar ese vacío que “le jodió la vida”; con Milagros por no ser esa amiga sumisa, siempre dispuesta, atenta y equilibrada; con su entorno por juzgarla sin compasión; con Morsa por no ser más atractivo y carismático. La lista podría continuar porque hay una reclamación para cada persona con la que se haya cruzado en su vida.

1c6d84d0aa31c9e89d24ac5d175cd93bRosario vive a la espera, mientras Milagros avanza como puede.

Vive la vida esperando a la “vida de verdad”. Una existencia soñada, tampoco demasiado idílica, en la que tiene un buen trabajo bien pagado, sin esfuerzo físico ni horarios penosos, un marido brillante al que poder admirar, que aporte la seguridad que no quiso dar el padre. Mientras tanto, se protege bajo ese manto de quejas, lamentos y reproches.

“Esa distancia que pones entre el mundo y tú se llama arrogancia. Y la gente arrogante acaba sola” Milagros a Rosario en medio de una discusión.

El paso de los minutos de la película la convencen de que nada de esto es ni siquiera remotamente posible. Solo la confrontación directa con el drama, la pérdida, la pondrá de frente a la realidad. El final nos muestra a alguien resignado, dispuesta a conformarse. Podría entenderse como una rendición o como una relajación en el volumen de quejas.

Milagros – Esperanza Pedreño

Una actriz de teatro como Esperanza Pedreño se beneficiaba, como Malena Alterio, de sus anteriores trabajos en televisión para dar vida a esa imagen de persona despistada, alejada de convenciones sociales y a gusto entre su propio sistema de valores. Llegados a cierto punto, deseamos que pueda llevar esa vida que se ha creado y tenga éxito, aunque eso choque frontalmente con la cruda realidad.

346e6dc3d8fa75ee79e8eed701182386Se puede disfrutar o no del camino, es una decisión personal.

Es la más coherente dentro de su propia existencia, aunque la menos adaptada a la sociedad que la rodea. Una contradicción que la hace capaz de casi todo. Ella misma se lo reconoce a Rosario en un momento de la película y justifica en esa capacidad el desequilibrio en su relación. Rosario se considera más que ella, y “consiente” en pasar tiempo juntas porque eso refuerza su idea de que algo mejor le espera. Solo necesita que el paso del tiempo la ponga en su sitio, con un trabajo a su medida (mejor que barrendera), con amigas más populares (no la rarita con la que, aún encima, todo el mundo cree que está liada) y un novio acorde a su potencial (no un compañero de trabajo sin ambiciones).

Solo el dolor de ambas las unirá realmente. Una unión que llegará demasiado tarde, y sin ánimo de desvelar el final de la trama, decir que ambas deben renunciar a aquello a lo que se creían predestinadas.

Morsa – Antonio de la Torre

Antonio de la Torre, ya un actor reconocido en el momento, pero no con el status actual tras “Gordos”, “Primos”, “Grupo 7” o “La gran familia española” puede ser el secundario perfecto. Es el tercer vértice del triángulo y cede protagonismo a los personajes femeninos. Morsa es presentado como el más simple. Una existencia sencilla es suficiente para él y está dispuesto a transigir con ciertos desarreglos (según su criterio) de Rosario, su relación con Milagros y con su madre, o a que le corrija. Él sí la ve a ella como alguien a quien querer, no con quien conformarse. 

7c5a8e60a134e9a3c04cb2e1853d3153La culpa, la vergüenza, la aceptación, todo cabe en la relación de Rosario y Morsa.

Tres personajes bien tratados, con tiempo, que tienen esa cualidad tan poco habitual de transmitir, a partir de casos muy concretos, ideas, planteamientos y situaciones con aspiraciones generales. En definitiva, “Una palabra tuya” (Ángeles González-Sinde, 2008) no quedará como una de las obras de referencia de la época, ni será un visionado obligado con el paso de los años, pero aquellos que se crucen con ella, sabrán disfrutar de sus virtudes y pasarán una hora y media agradable, eso seguro.