Eduard Fernández contra

Eduard Fernández contra "Todas las mujeres"

Escrito por alejandro

Que no nos engañe el título, “Todas las mujeres” (Mariano Barroso, 2013), de la última película de Mariano Barroso. Esta no va sobre las mujeres, es un retrato de un hombre, uno bastante cruel, realizado a partir de su relación con el sexo opuesto. Todo por no enfrentarse al único rival al que físicamente teme, su suegro. Lo que él no comprende, pero lo hará, es que una paliza puede no ser el peor de los finales.

La película pivota en torno a Nacho (Eduard Fernández), un hombre de 43 básicamente frustrado por la vida que ha vivido, elegido, asumido, sufrido, hasta el momento. Sus planes para conseguir cambiar esa existencia no se presentan excesivamente factibles y solo provocan que afloren sus verdaderos problemas personales. Es en la relación con las mujeres (esposa, madre, familia, ex…) donde intentará encontrar algo a lo que agarrarse y, si cuadra, hasta algo de verdad sobre sí mismo.

4755e4c128a5c3fdc9646910b8d35802Nacho busca desesperadamente a una mujer que le muestre el camino, o se lo allane al menos.

Planteamiento

Nacho repasa su agenda para intentar que todas las mujeres de su vida le solucionen, de un modo u otro, como han hecho siempre, sus problemas. El principal y más acuciante es un enfrentamiento con su suegro (única figura masculina que planea sobre Nacho y al que se somete) a cuenta de unos novillos. Ante su suegro, se siente pequeño, incapaz, cobarde, mientras que ante ellas parece recuperar las ganas de manipular, engañar, medirse; ahí no nota esa desventaja física que lo paraliza (se refiere al suegro como un animal en repetidas ocasiones), pero, como hemos dicho, de las heridas exteriores, uno se recupera. Frente a ellas puede llegar otro tipo de daño, difícilmente subsanable.

La mujer – Lucía Quintana (Laura)

Para Nacho, es el recuerdo en casa de su complejo de inferioridad. Siempre según él, Laura es la punta de lanza de los agravios y menosprecios que el mundo no para de dedicarle. Para el público, aparenta una esposa aburrida de mentiras y quejas de un hombre demasiado concentrado en su propio ombligo. Su paso es fugaz por la película pero nos sirve para presentar a Nacho de un modo eficaz. Trabaja mucho, sí, se come muchos marrones, sí, pero no parece preocupado por nadie más que por él mismo y necesita que su entorno le “comprenda”, pero siempre dentro de sus parámetros y opiniones. Él es la víctima y todos deben verlo (a sus ojos, claro).

La amante – Michelle Jenner (Ona)

Para Nacho, es la puerta a otra vida. Le ofrece aquello con lo que sueña. El problema es que todo se desarrolla en el plano de las ilusiones y cuando estas deben convertirse en realidades surgen complicaciones; éstas hacen que resurja, cual ave fénix, el verdadero Nacho. Entre él y Ona (Michelle Jenner) no hay confrontación porque “Todas las mujeres” no se interesa por la historia, con su principio y su final, sino por seguir con ese retrato. Y Ona solo es la segunda parada.

e72af5b37ac873a7cee031e513fa243dJunto a Ona se embarca en una aventura que no está a su alcance.

La ex – María Morales (Marga)

Para Nacho, es la creencia en que siempre podrá volver atrás. A un tiempo en el que todavía nada se había estropeado y todos los caminos eran posibles. Confía en su devoción, en su entrega, en que ese amor siempre estará ahí para él. Con ella debe aprender que siempre hay consecuencias para nuestros actos y es mejor asumirlas que huir. La caracterización de Eduard Fernández nos hace creer, a nosotros también, que puede lograrlo, que todavía hay esperanza. Es posible que logre engañar a su interlocutora en ese momento, pero empieza a darnos demasiadas pistas a los espectadores sobre el verdadero origen de su desgracia.

La madre – Petra Martínez (Amparo)

Para Nacho, es la responsable original de todos sus males. La educación recibida, el modelo de vida, la exigencia, el nunca sentirse mimado, son la excusa perfecta para explicar cualquier decisión futura. Una especie de determinismo ineludible que lo justifica todo. Por eso, respuestas grandilocuentes y muy dignas acaban enterradas cuando hay que volver a mamá a pedirle dinero. La fe en el amor maternal proporciona a Nacho la fuerza necesaria para ser cínico y conseguir la mitad de lo necesario para su descabellado plan. Amparo, madre al fin y al cabo, consigue con un movimiento inteligente, dar una lección a su hijo proporcionándole un asidero. Empezamos a vislumbrar la verdadera personalidad de Nacho, gracias a los esfuerzos de Eduard Fernández y su agilidad para moverse por muy variados registros. 

La cuñada – Marta Larralde (Carmen)

Para Nacho, es el recurso fácil. En otro momento y en otro lugar, Carmen podría haber ocupado el lugar de Marga. Ella ve cosas en Nacho que, probablemente, no existan. En este punto lo vamos a dejar, para no desvelar momentos claves de ese retrato masculino que Mariano Barroso intenta construir. Volviendo a Eduard Fernández, él sí ha acabado de perfilarse ante nosotros, aunque aún nos reserve un intento final ante, ahora, una desconocida.

La psicóloga – Nathalie Poza (Andrea)

Para Nacho, es la tabla de salvación final. Todavía cree que puede arreglar el lío que él mismo ha iniciado sin mancharse excesivamente las manos, por lo que recurre a una psicóloga de prestigio. Aunque ahora ya sabemos y comprendemos muchas cosas de él, falta que también Nacho oiga en palabras dichas por alguien con conocimiento para darse cuenta. No va a solucionar sus problemas creando otros nuevos que los tapen, eso solo hará la montaña demasiado grande e inasumible.

ae0897266f8207e560dcd33174e1875bLo que está aprendiendo es a afrontar las consecuencias de sus actos.

El recurso de Nacho a esas mujeres es probable que lo haya dejado destrozado. Ahora seguro que piensa si no habría sido mejor medirse a su (animal) suegro de primeras y exigir lo que fuera que mereciera sin tanto rodeo. Todas ellas, en mayor o menor medida, lo han confrontado a su verdadero enemigo: él mismo. Porque si algo nos deja claro “Todas las mujeres” (Mariano Barroso, 2013) es que elegir las batallas es fundamental si de verdad queremos salirnos con la nuestra y Nacho no fue excesivamente hábil en ese aspecto y eso lo podrá comprobar aquel que se preste a una dosis concentrada (apenas 85 minutos) de una inteligente película como esta.