En mi lista de clásicos del séptimo arte que por alguna u otra (extraña) razón aún no he visto figuraba hasta hace unos días 'Sin perdón', el western estrenado en 1992 que no sólo logró el Oscar a la mejor película un año más tarde sino que, sobre todo, marcó el inicio de la adoración que siente Hollywood por la faceta de Clint Eastwood como director. Porque 'Sin perdón', o 'Unforgiven' en su versión original, forma parte de ese grupo de películas que dirigen intérpretes con estatus de estrellas y que sorprenden tanto y tan gratificantemente que la industria no puede evitar rendirse a los pies del nuevo talento descubierto en el actor. Sucedió con 'Gente corriente' (Robert Redford) en 1981, con 'Bailando con lobos' (Kevin Costner) una década después y ocurriría de nuevo con 'Braveheart' (Mel Gibson) en 1996. Todas ellas, al igual que 'Sin perdón' en 1993, se alzaron con sendos Oscar a película y dirección convirtiéndose, en consecuencia, en las (presuntas) mejores cintas del año.
El caso de 'Sin perdón', sin embargo, difiere del resto porque Clint Eastwood no era nuevo en eso de sentarse en la silla del director, sino que llevaba ya dos décadas haciendo películas (su debut tuvo lugar en 1971 con 'Escalofrío en la noche'). Pero hasta que no recuperó el género por entonces perdido del western con la historia del pistolero Will Munny la Academia no decidió tenerle en cuenta.
La estadística de 'Sin perdón' en lo que a premios se refiere (finalmente se hizo con 4 Oscars de 9 nominaciones) era la principal razón por la que el filme figuraba en mi lista de clásicos pendientes, pero ahora que ya nos hemos conocido no es la primera idea que me viene a la cabeza si quiero hablar de ella (aunque así haya comenzado este post).
Hablar de 'Sin perdón' supone hablar de moralidad, de venganza y de violencia.
Clint Eastwood esperó varios años hasta tener la edad adecuada para protagonizar 'Sin perdón'
Héroes y villanos
De moralidad porque el límite entre héroe y villano es difuso. Sobre el papel, el héroe de esta historia ambientada en el lejano Oeste es Will Munny, a quien da vida el propio Clint Eastwood, un forajido retirado que vuelve a la acción movido por necesidad; mientras que el villano es Little Bill Daggett (impresionante Gene Hackman), el sheriff que quiere evitar que Munny cumpla su misión. Pero ni el trabajo de Munny es el propio de un héroe (tiene que asesinar a dos hombres) ni las motivaciones de Little Bill son las de una persona malvada (busca evitar que se derrame sangre). Se trata de personajes con claroscuros, cuya moralidad da para un largo debate.
Gene Hackman ganó el segundo Oscar de su carrera por su cruel e implacable sheriff Daggett
Algo similar ocurre con el resto de personas que se ven involucradas en la acción, desde las prostitutas que invierten sus ahorros en ver morir a dos hombres por el daño que le han causado a una de ellas hasta el pistolero que presume de su peligrosidad pero no se atreve a disparar. Todos tienen sus razones, razones que en el peligroso lejano Oeste van muy ligadas al instinto de supervivencia, y nos corresponde a nosotros como espectadores aceptarlas o desecharlas.
Richard Harris, con pelo canoso en la imagen, también participa en la película dando vida a un pistolero
Venganza en plato caliente
'Sin perdón', como cualquier buen western que se precie, también habla de venganza, y la venganza es de hecho lo que fomenta los claroscuros morales. La trama arranca con el deseo de venganza de las mujeres que no soportan que los dos hombres que han desfigurado a una de ellas no sean ahorcados. Por eso deciden pagar mil dólares a cualquier vaquero que se atreva a darles muerte, pero el sheriff, enterado del asunto, decide proteger a los buscados y prohíbe, como precaución, el acceso a la ciudad con armas de fuego.
Will Munny, forajido retirado y dedicado al cuidado de sus animales y de sus hijos; su antiguo compañero Ned Logan (Morgan Freeman en su primera colaboración con Clint Eastwood); y el joven arrogante pistolero que les propone la misión (Jaimz Woolvett), salen hacia Big Whiskey para matar a sus presas y hacerse con la cuantiosa recompensa.
Tres hombres y un destino
Pacifista
La tercera palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en 'Sin perdón' es violencia, pero no en el sentido más obvio de la palabra. Porque aunque en este filme las armas se disparan a menudo y el goteo de muertes es constante, la sensación final es la de haber visto una película pacifista. Ello es mérito del guión de David Webb Peoples y de la elegancia clásica de la cámara de Clint Eastwood, que acentúan el efecto devastador que produce la muerte violenta tanto en la propia conciencia como en las relaciones con los demás.
Puede que la imagen de Munny apuntando con su rifle se haya convertido en todo un icono, pero la película en absoluto glorifica la violencia sino todo lo contrario: la condena.
Y quizás ese fondo amargo, ambiguo y sobre interesante que esconde 'Sin perdón' es el motivo principal de que la película ocupe un puesto de honor entre los mejores western de la historia y también entre la filmografía de Clint Eastwood.
Will Munny: "Matar a un hombre es algo muy duro. Le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener"
Digestión lenta
Su narrativa sin filigranas, propensa a derivar en un intenso debate sobre el bien, el mal y lo que queda entre medias; la belleza intrínseca de los planos que resaltan la soledad de ese universo; y el ritmo pausado que toma la acción hacen de 'Sin perdón' una película de digestión lenta, que invita a deleitarse en los detalles y juega con las emociones del espectador. Además, el proyecto supone el regreso de Eastwood al género que le dio fama mundial y al tipo de personaje, atormentado y letal, que siempre le ha sentado mejor.
'Sin perdón' rindió por primera vez a la crítica ante el Clint Eastwood director. Hoy, más de dos décadas y al menos otras dos obras maestras después ('Mystic River' y 'Million dollar baby'), confirmamos que no se equivocaban.
Imágenes como esta ponen más de manifiesto el tono crepuscular que adopta este western