Sólo Dios Perdona (2013)

Sólo Dios Perdona (2013)

Escrito por Lucero

“Sólo Dios Perdona” (“Only God Forgives”, Nicolas Winding Refn, 2013) ahonda en las perversiones de Refn y continúa desarrollando ese perturbado y poético lenguaje que alcanzó su punto cumbre en la anterior “Drive” (2012), de la que esta película se considera prácticamente una secuela, al más puro estilo Sergio Leone y sus tres películas de la Trilogía del Dólar; es decir, películas con una misma voz pero con diferentes argumentos y personajes, no en cambio actores, que repiten prácticamente los mismos. El personaje de Ryan Gosling es, de hecho, el mismo de “Drive”, pero diferente a su vez, y ello acentúa la comparación con las películas de Leone: el personaje que Clint Eastwood hizo en aquellas tres películas no tenía ninguna relación entre sí, pero era, en esencia, el mismo. Un personaje, como el de Gosling, impasible, despiadado, sin apenas diálogos, con una terrible carga emocional dentro de ese rostro inalterable, de esa mirada esquiva aunque penetrante.

Pero el símil con las películas de Leone no es el único que evoca “Sólo Dios Perdona”. El principal paralelo es, sin duda, el de “Drive”, que obviaremos ahora. Esta película recuerda al mejor David Lynch, de forma en que a muchos de quienes disfrutamos con su serie fetiche “Twin Peaks” nos imaginaremos viendo aparecer, en más de una ocasión, a aquel extraño enano que tanto perturbaba a los espectadores en aquellas maravillosas e icónicas escenas oníricas de la serie.

“Sólo Dios Perdona” recuerda, además, al mejor Terrence Malick, de forma en que hay quien considera a Refn un sucesor de aquel.

photo_8146.jpegJulian, un personaje enigmático, parco y de mirada perdida, como si ya no estuviese en este mundo.

Lynch, Malick… habrá quien, con esta premisa, destierre a “Sólo Dios Perdona” al limbo de las películas que jamás verá en vida. Demasiados paralelos polémicos en una sola cinta que, con “Drive” como antecesor, tampoco ayuda mucho. “Drive” fue sin duda la más polémica del año pasado, no por sus escenas de violencia, sino por los diferentes criterios que entre unos y otros espectadores suscitaba. Unos la amaron y otros la odiaron. Con “Sólo Dios Perdona”, ocurrirá exactamente igual. Aviso a navegantes: al que escribe, que recién acaba de terminar su visionado, le ha gustado mucho.

Crónica de una venganza poética

A pesar de que aún faltan unos meses para que se estrene en España (que será en Noviembre), “Sólo Dios Perdona” ya está disponible en inglés y, ante la carencia de diálogos, no será complicado seguir su argumento aún viéndola sin subtítulos (su estreno en España está previsto para el 1 de noviembre de este año).

“Sólo Dios Perdona” nos pone en la piel de Julian (Ryan Gosling), quien dirige un club de boxeo tailandés en Bangkok, y que en realidad es una tapadera para una red de tráfico de drogas que dirige la madre de Julian, Jenna (Kristin Scott Thomas) una cruel y aterradora mafiosa que no tendrá escrúpulo alguno en cumplir con sus propósitos. Su propósito ahora es, de hecho, vengar la muerte de su hijo mayor, Billy (Tom Burke) con cuya muerte comienza la película.

photo_5327.jpegJenna, la patrona de una poderosa red de narcotráfico en Tailandia que se verá amenazada tras la muerte de Billy, su hijo mayor.

La muerte de Billy enfrentará a Julian con un despiadado jefe de policía experto en artes marciales que, a raíz del asesinato, comenzará a indagar en la red de narcotráfico que dirige la madre del fallecido. 

Dos son las lecturas que el espectador de “Sólo Dios Perdona” puede realizar. Por una parte, la lectura formal: una película violenta sobre muerte y venganza que funciona como una partida de ajedrez, donde, poco a poco, todas las piezas del juego van muriendo hasta que ambos reyes se enfrentan en un poderoso movimiento final. Esta lectura, sin mayor profundidad, podrá realizarse de forma lineal, pues la película se desarrolla de forma cronológica, con picos intensísimos en forma de escenas poderosas e hipnóticas, poéticas por cómo su director las afronta, quizá con exceso de ego, porque a veces parece que Refn dirigió “Sólo Dios Perdona” para sí mismo.

La otra lectura que podemos hacer de esta película nos reta a adentrarnos en un laberíntico mundo profundo y a veces inteligible, donde el recuerdo de Lynch aparece. Esos pasillos fundidos con la oscuridad, esas luces rojas intermitentes, esas secuencias interminables de poderosa fotografía tailandesa, esos silencios y esas miradas de personajes ya perdidos que deambulan por un mundo ya muerto, conforman un universo surrealista y onírico con algunas secuencias inexplicables pero poderosas e hipnóticas, que o bien suponen un recurso barato del director, o un acertijo que muy pocas personas podrán resolver en su totalidad (yo me encuentro, de hecho, entre una cosa y la otra). 

Aún a pesar de ello, “Sólo Dios Perdona” te atrapa y te arrastra por la fuerza y la intensidad con que Refn expone ese universo poético y casi victoriano que detalla en los apenas 90 minutos de metraje (10 o 15 minutos más y nos habríamos extasiado de película), donde algunos lo acusan de violencia gratuita, que se perdona por la potencia de las escenas. 

Un replicante en Bangkok

El jefe de policía Chang (Vithaya Pansringarm) funciona como un auténtico alter-ego de Julian. Su deambular por la escena, como un auténtico ángel de la muerte, su aparente inviolabilidad y su maestría en el uso de la espada magnetiza y seduce al espectador hasta el modo en que incluso provoca terror, y nos hace preguntarnos (y quizá ésta sea la reflexión final de la película) si realmente hay buenos o malos en “Sólo Dios Perdona”, pues uno y otro bando demuestra su crueldad de una forma aún mayor que el otro.

photo_3261.jpegChang, un auténtico ángel de la muerte vengador, cuya mano ejecutora es un sable tailandés que usa con maestría.

Julian, un Ryan Gosling que continúa por la senda de su personaje en “Drive” apenas tiene diálogos y expresiones, de forma en que su personaje se asemeja (o al menos a mí me ha dado esa impresión) a una suerte de Replicante, al Deckard de “Blade Runner (esta comparación, de hecho, podría haberla hecho al comienzo, pues el tratamiento que Refn hace de Bangkok recuerda poderosamente a Los Ángeles futurista que retrató Scott). Ni siquiera se inmuta cuando el policía Chang lo tumba una y otra vez en la magnífica escena del combate a puño entre ambos.

photo_9608.jpegEn probablemente la escena más intensa de la película, Julian y Chang se baten a puños en el club de boxeo... para desgracia del primero.

El personaje de Julian nos reta a realizar decenas de lecturas si atendemos a esa “Sólo Dios Perdona” profunda y laberíntica que subyace en algunas extrañas escenas, pero no continuaremos con este análisis. Mejor lo dejamos para el espectador, tú, en el que sin duda habremos despertado la curiosidad.

Si te gustó “Drive”, “Sólo Dios Perdona” ahonda en su universo con muchos más silencios y muchos (y mejores) juegos de luces y sombras, en largas escenas carente de diálogos pero magistralmente musicalizadas. Si “Drive” no te gustó, difícilmente lo haga “Sólo Dios Perdona”, aunque la violencia se muestra aquí en mayor y más profundo grado, hasta el punto de que es posible que a pesar de que la película no te guste, no llegue a aburrirte, por la intensidad de sus escenas y por la corta duración de su metraje.

Una película violenta y descorazonadora, donde la venganza pierde y sumerge a los hombres, donde sólo dios perdona.

photo_8274.jpeg"Sólo Dios Perdona" ("Only God Forgives", Nicolas Winding Refn, 2013)