Nuestra segunda recomendación es "Frances Ha", con un cambio de tono total respecto a "Miel". Noah Baumbach creó y llevó a la gran pantalla la historia de una joven optimista, patológicamente optimista, que debe aprender a ajustar su vida real y su vida proyectada. Siempre con un tono idealista, "Frances Ha" nos presenta a jóvenes teóricamente afortunados y con el mundo a sus pies, pero que tienen que afrontar sus propias miserias. Claro que marcharte a París, desde New York, a pasar un fin de semana solo por aparentar no está al alcance de cualquiera.
Frances duerme con la seguridad de que al despertarse empezará la fiesta.
"Frances Ha"
Frances, el personaje creado por Noah Baumbach y al que da vida Greta Gerwig, es enervante, casi repelente. Malvive su existencia real al mismo tiempo que imagina y verbaliza a quien se le ponga por delante otra llena de glamour y proyectos improbables. Quiere ser bailarina, ser el alma gemela de su amiga Sophie y viajar a París solo por el hecho de decir que ha ido. Por extraño que parezca, solo logra la tercera, aunque eso provoque consecuencias para el futuro que nunca veremos.
Su camino es el de la aceptación, aunque ella no lo sepa. Ella se comporta y actúa como ese mundo en el que se mueve fuese el suyo. Algo no cuadra en ese contexto y así acaba forzando situaciones y conversaciones. Una existencia insostenible por un período largo de tiempo que llevará a Frances a dar bandazos, asumir la realidad y dejar su optimismo patológico un tanto aparcado.
Frances tendrá que encontrar su lugar y dejar ir esos sueños que la alimentaban para embarcarse en nuevos proyectos. Todo para pagar el alquiler, tirar p’adelante y comprobar, sorprendida, que nada es como tú crees que sería. Un regusto amargo el que nos regala Baumbach porque puede cundir la impresión que no hay espacio para los sueños, solo para conformarse e intentar ser feliz con lo que te toca. Será nuestra labor como espectadores aceptar esta repentina resignación, este modular los anhelos, como moraleja de "Frances Ha", aunque siempre nos quedará el retrato anterior de una joven como representante (ni la más ni la menos representativa, solo una más) de un conjunto de personas a menudo idealizadas por el resto de mortales.
El camino soñado puede tener paradas inesperadas, bastante duras de asimilar.
Por supuesto, en una película como “Frances Ha” (Noah Baumbach, 2012) el estilo es importante. El blanco y negro no solo unifica colores y hace más fácil el trabajo de todo el equipo técnico, sino que define unas intenciones. Estamos en New York, en el ambiente más moderno, entre la élite cultural y además es una película independiente, con aspiraciones festivaleras y se tiene que notar. Algunos podrán acusar a Noah Baumbach de pretencioso, de superficial, pero teniendo en cuenta como se cortó con el final, yo diría que no, que solo busca abrirse también al mundo. Bienvenido.