Review: Blog (2011)

Review: Blog (2011)

Escrito por Alejandro

La adolescencia es una de las etapas más fascinantes para el cine. No porque las historias protagonizadas o basadas en adolescentes sean más abundantes o porque sean uno de los espectros de la población que más acude a las salas (algo en lo que los infantes los están desplazando). Es de las más fascinantes porque ha ejercido una poderosa influencia sobre nuestras propias vidas y porque, como período de transición hacia la edad adulta que es, en ella tomamos consciencia de nosotros mismos y de nuestras posibilidades. Sienta, de hecho, las bases de lo que será el resto de nuestra existencia.

photo_2586.jpeg "Blog", una historia de adolescentes

Visión adulta vs visión adolescente

Elena Trapé se adentra en su primera película, “Blog” (Elena Trapé, 2011), en este terreno pantanoso y farragoso, dejándonos la sensación de que su mirada ha alcanzado un grado alto de comprensión respecto a la propia perspectiva de los jóvenes. Sin embargo, en ningún momento podemos llegar a olvidar que es una adulta contando una historia de adolescentes. Y es aquí donde surgen las confrontaciones, producto de una mera cuestión de confianza, epicentro de la mayoría de discusiones adolescentes-adultos (generalmente padres) que se dan día a día.

Las protagonistas de “Blog” son un grupo de chicas normales. Chicas de quince años con un plan que cumplir: MAKAMAT. Un proyecto personal a través del cual podremos comprobar algunas de las cualidades más tópicas y sorprendentes que nos suelen caracterizar cuando tenemos esa edad (porque todos hemos estado allí y, en general, compartimos muchos errores). Somos capaces de entregarnos absolutamente a aquello en lo que creemos, magnificando cualquier sentimiento que aflore y convirtiéndolo en eterno aunque al día siguiente nos permitamos cambiar radicalmente de opinión.

photo_9503.jpegLas chicas se comportan de un modo totalmente natural.

“Blog” respeta a estas adolescentes en su camino. Nos deja ver, desde su propio punto de vista, cómo evoluciona el grupo, imponiéndose muchas veces al individuo, y supera las dudas y miedos que les genera ese plan en el que han puesto tantas esperanzas. Elena Trapé se atreve a dejar hacer a sus actrices. Éstas tuvieron que pasar por diferentes talleres y recibieron, más que un guión escrito, indicaciones sobre lo que se esperaba de ellas. El resultado obtenido justifica estos riesgos puesto que las chicas se expresan como lo harían en su vida diaria (aportando una gran frescura, puesto que no es un lenguaje impostado por un adulto, sino que son ellas mismas las que expresan lo que quieren y a su manera).

Dinámicas de grupo

El grupo funciona como motor. MAKAMAT surge como una idea de un par de chicas, que van incluyendo a sus amigas y compañeras de clase. El éxito de su plan se manifiesta en el hecho de que todas se suman a la “causa”. El grupo se hace fuerte y genera presión sobre sus miembros. No todas las chicas soportan, de todos modos, esas exigencias y ello genera ciertos contratiempos. En un primer momento, cuando solo es un plan y básicamente están soñando, el proceso es muy rápido, pero cuando hay que centrarse en cosas más prácticas, las dudas provocan abandonos y temores personales.

Una de las chicas, con mayores dudas en torno a su propia sexualidad, decide apartarse. No se genera un conflicto, pero tampoco su marcha impide al grupo avanzar hacia su objetivo, simplemente apartan a la “desertora”. No es el único problema, puesto que también surgen dudas en alguna de las chicas. Éstas, sin embargo, anteponen los deseos del conjunto a los suyos propios. Todas llegan hasta el final, a pesar de haber pensado en algún momento en dejarlo, por sentirse parte de algo más importante que ellas mismas.

photo_1219.jpegMóviles, internet y redes sociales, son un punto de apoyo para "Blog"

La realidad actual

Este proceso se documenta en todo momento. Las chicas se graban a sí mismas a través de sus webcams, registran sus propias reuniones, donde no solo se confiesan sus temores y miedos, sino que también fantasearán sobre lo que les deparará el futuro. Por supuesto, el hecho de que sea un grupo exclusivamente femenino confiere a la película un enfoque muy particular. Resulta muy difícil imaginar a un grupo de chicos afrontando una situación de similares características de la misma forma. También ellos (o un grupo mixto) podrían desarrollar un plan pariendo de las mismas premisas y aportar cualidades similares (intensidad, entrega, magnificación de los sentimientos), pero lo harían, inevitablemente, de otro modo.

Elena Trapé diseña su película respetando las herramientas cotidianas que caracterizan la vida de los adoelscentes de la actualidad. Pensar en realizar una película en la que sean protagonistas y donde las redes sociales, internet y los móviles no jueguen un papel decisivo sería ingenuo y hasta perverso. Aún así, se detecta un cierto punto nostálgico en las propias reuniones del grupo, el mensaje en los lavabos del instituto o el viaje de fin curso, punto de no retorno para el proyecto de MAKAMAT.

La propia idea para la historia se le ocurrió a Trapé cuando veía las noticias en la televisión y ciertas anécdotas que se desarrollan en la película son derivaciones de experiencias personales. Es posible que esta sensibilidad y respeto hacia la forma de comportarse y relacionarse de las jóvenes sea el punto más fuerte de la película y compense de cierta manera el mismo objetivo de su plan: una ocurrencia que podríamos definir como puramente adolescente e inmadura.

Límites, consecuencias

La sensación fundamental es que no existe el límite. Se puede llegar hasta donde se quiera. Es aquí donde reside la principal diferencia de enfoque entre adolescentes y adultos y que “Blog” (Elena Trapé, 2011) retrata con meridiana claridad.

Las protagonistas de la película, actrices no profesionales grabadas en un entorno más o menos familiar, están centradas en llevar adelante su plan, eso es lo único que les importa. Mientras tanto, los adultos, eliminados de la película pero representados por la guía de la propia directora y su equipo nunca pierden de vista las consecuencias. La libertad para actuar por encima de todo se ve frenada cuando nos paramos a pensar en las implicaciones de nuestros actos. Puede que en eso consista madurar, pero eso es algo en lo que nunca se pondrían de acuerdo un adolescente y un no adolescente. Porque les falta lo básico, la confianza en que el otro pueda comprender tu punto de vista.