Review: Terciopelo Azul (1986)

Review: Terciopelo Azul (1986)

Escrito por Lucero

David Lynch es un director que, como tantas cosas en nuestra vida, o te gusta o te repugna. Aquí en España, por poner un ejemplo cercano, el cineasta Almodóvar es otro que tal baila; adorado por muchos y menospreciado por otros tantos. Ambos, Lynch y Almodóvar, tienen en realidad mucho en común: algo que inventarían genios como Buñuel y Dalí y que viene a ser llamado como el surrealismo cinematográfico. Pero el director estadounidense va mucho más allá que el manchego, y sus películas, como esta que revisamos, "Terciopelo Azul" ("Blue Velvet", 1986), rezuman una preciosista dosis, (en un frasco pequeño, realmente) de aquellas bases que sentaron los maestros españoles con "Un Perro Andaluz" (Luis Buñuel, 1929). Ponte cómodo y sé bienvenido al surrealismo de David Lynch; si te gusta esta película, habrás descubierto un maravilloso (y tenebroso) mundo con el que llenar esas noches vacías.

photo_2278.jpegCartel de la película "Terciopelo Azul" (David Lynch, 1986)

Iniciándonos en el surrealismo de Lynch

Pero tranquilo. "Terciopelo Azul" no es todo cuanto puede dar la macabra mente del bueno de Lynch. Y por ello es una película perfecta para iniciarte no sólo en su filmografía sino en el género surrealista en general. Esta obra no deja de ser una buena película de suspense que puede verse aunque pienses que esas extrañas escenas que se suceden no son más que una chorrada caprichosa del director. Es su cuarta película (tiene muy pocas en su haber, en realidad), tras "Eraserhead" (1977), "El Hombre Elefante" (1980) y "Dune" (1984). Entre la primera y ésta de la que hablamos hay una distancia de diez años, y ello ya nos da pistas acerca de qué tipo de director es David Lynch; nada prolífico, metódico y paciente.

Como decíamos, esta es quizá la mejor película para iniciarnos en la filmografía de este polémico director. En su haber, pocas de las suyas fueron tan aclamadas por la crítica, pues supuso un éxito muy grande allá en 1986 siendo considerada por muchos como la mejor película del año. David Lynch fue nominado al Oscar al Mejor Director y un fantástico y aterrador Dennis Hopper obtuvo la nominación al Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto. Por ello, si tienes ganas de expandir tu mente hacia otros registros cinematográficos, "Terciopelo Azul es una de las mejores opciones. Dale al play.

La oreja de Van Gogh

Esta película tiene uno de los comienzos más fascinantes de la historia del cine. La escena primera nos enseña el despertar de un pueblo pequeño; un hombre que riega el césped, unos niños que van al colegio, un anciano que pasea a su perro... es una comunidad idílica, pero esconde algo, y a ello nos lleva la cámara, que se adentra hacia el césped de un descampado y entre una turba de insectos hasta hacernos partícipe de un terrible descubrimiento, que luego hará el protagonista de la película: una oreja humana, en estado de descomposición, que ya nos avisa de todo cuanto va a venir: la eterna dualidad de los films de Lynch entre el la realidad y los sueños, entre lo bueno y lo malo, entre aquello que se esconde y aquello que sobresale. Por ello, todas sus películas deben de ser leídas atendiendo a esta premisa: siempre se esconde un mensaje de Lynch en cada escena, siempre podemos estar siendo testigos de un episodio onírico, no real. Esto es, en esencia, el surrealismo, poesía oscura y profunda. Pero no te preocupes, no tendrás que hacer grandes esfuerzos mentales para seguir esta película. Todo comienza con una oreja cortada; sí, como la de Van Gogh, siendo descompuesta por una turba de hormigas; sí, como las de Dalí.

photo_4024.jpegLa oreja humana entre los matorrales, así comienza la película

La femme fatale y el mafioso

Kyle MacLachlan (el actor fetiche de Lynch) es Jeffrey, un muchacho que, después de visitar a su padre en el hospital, encuentra, entre unos arbustos una oreja humana. Rápidamente la lleva a la policía y se la entrega al detective Williams (George Dickerson), vecino suyo. A partir de entonces comienza una misteriosa y perturbadora intriga que tendrá como protagonistas a una serie de extraños personajes a los cuales Jeffrey asiste como el que paga una entrada para un Museo de Arte Contemporáneo, pensando que será muy posible que salga del museo sin entender nada. El muchacho funciona, en efecto, como un mero espectador, el nexo de unión entre el mundo real y el mundo onírico y perturbado de Lynch.

No contento con el poco hacer del cuerpo de policía, Jeffrey comienza a investigar por su cuenta, y para ello tiene la ayuda de la joven Sandy (Laura Dern), la hija del detective Williams. Estas primeras indagaciones le llevan de lleno a la puerta al inframundo: la casa de Dorothy Vallens (Isabella Rosellini), una sensual cantante de sala de fiestas. Allí, Jeffrey, escondido en un armario, será testigo de la turbulenta relación que existe entre Dorothy y Frank (Dennis Hopper), un maniático y excéntrico mafioso que tiene secuestrado al hijo de ella.

Jeffrey intentará salvar a Dorothy de las garras de este turbulento y genial personaje, y para ello tendrá que adentrarse en el inframundo. Mientras tanto, entre el joven y la femme fatale surgirá una atracción sexual que contrasta con la relación de amor que, a la par, está naciendo también entre Jeffrey y Sandy. De nuevo, la contraposición de Lynch, lo bueno y lo malo, lo real y lo soñado.

photo_4943.jpegEl excéntrico Frank y la bella Dorothy mantienen una extraña y angustiosa relación

Un viaje al inframundo

Eso es lo que ocurre a medida que avanza el metraje, y que llega a su cénit en una auténtica escena surrealista en casa de un tipo llamado Ben, al que Frank llama "un payaso con piel de caramelo". Si la casa de Dorothy era la puerta al inframundo, la de este Ben supone el propio inframundo.

photo_2583.jpegBen, un personaje siniestro, muy típico de la filmografía de Lynch

A partir de entonces, la película divaga completamente entre lo real y lo onírico con un ritmo rápido, casi asfixiante, hasta terminar en un magnífico, emocionante e inquietante final, al que probablemente le sobre la última escena. "Terciopelo Azul" ("Blue velvet", David Lynch, 1986) es el relato del extraño mundo que siempre se encuentra debajo de nuestra vida aparente y apacible vida. Es una película cuyo ambiente perturba y que no te deja tranquilo en casi ningún momento del metraje. Es surrealismo en su fina expresión, que luego llevaría el director hasta la extenuación en "Carretera Perdida" (1997), una película que bien merece otra crítica aquí, aunque no es apta para aquellos a quienes ésta les haya parecido un sinsentido. Así es David Lynch, gusta o no gusta.