Review: La Princesa Mononoke (1997)

Review: La Princesa Mononoke (1997)

Escrito por Pedrinho

Hace un par de días, comentando este proyecto de Spoiler.Colorvamp con un familiar, este me criticaba, siempre de un modo constructivo, que estaba seleccionando hit tras hit para esta colección de reviews. No pude negar que tenía razón, porque esos hits (Los inmortales, Pesadilla antes de Navidad, Toro Salvaje, Reservoir Dogs,...) forman parte de mi colección personal de grandes películas.

La cuestión que se planteaba entonces era la siguiente: ¿podría escribir sobre otro tipo de películas? Difícil decirlo, ya que, aunque es posible escribir sobre algo que no te guste, la verdad, prefiero invertir ese tiempo en hacerlo en algún título que me apasione. Por ese motivo, le planteé la pregunta de otro modo: ¿prefieres leer una review sobre “Australia” (id, Baz Luhrmann, 2008) o sobre “La princesa Mononoke” (Mononoke Hime, Hayao Mizaki, 1997)? Su respuesta fue clara, sin ningún género de duda.

photo_1180.jpegSi llegas a hacer la review de "Australia", te enteras

No sabes lo que me alegré, porque ¡habría sido una tortura repasar el esperpento protagonizado por Hugh Jackman!

Aprender a ser pequeño

Como todos (o eso quiero creer), llegó un momento en el que perdí el interés por las películas de animación, apurado por la prisa por crecer y dejar de lado las cintas para niños. Una pena, porque eso me hizo pasar por alto algunos buenos títulos, pero no una tragedia, porque con el paso de los años, como dice una canción de Bunbury, aprendí a ser pequeño, recuperando ese gusto por las creaciones capaces de armar fábulas inolvidables sobre dibujos animados, aprovechando todas las posibilidades que eso ofrece al guión, donde resulta más fácil pasar barreras y muros que pueden constreñir en propuestas más realistas.

Así fue como descubrí “La princesa Mononoke”, deseoso de encontrar otras formas de contar esas historias que llevan toda la vida con nosotros. Un estado de ánimo que lleva a unas impresiones e interpretaciones distintas. Por eso les pedimos que, antes de ver la película o incluso leer esta review, recuperen esa visión de cuando eran más pequeños, de cuando eran niños. Con esas gafas se ve todo mucho mejor.

La distancia entre oriente y occidente

“La princesa Mononoke” es una fábula, una fábula oriental, en la que se tratan temas como la relación entre el hombre y la naturaleza, el ser humano y las fuerzas sobrenaturales (espíritus y dioses), el bien y el mal, el diálogo entre lo que uno debe hacer y lo que sería mejor para él que hiciera,... temas todos ellos habituales en la concepción de oriental del mundo, y que no resulta tan habitual encontrar en occidente.

photo_6882.jpegHay cosas que sólo existen en ciertos lugares

Repasando títulos clásicos de la animación europea o norteamericana, como podría ser “Toy Story” (id, John Lasseter, 1995), “El Rey León” (The Lion King, Rob Minkoff y Roger Allers, 1994) o la más reciente “Brave” (id, Mark Andrews y Brenda Chapman, 2012), se evidencia claramente esa diferencia entre los tópicos que se pretenden transmitir. No hay que olvidar que estas películas, sobre todo por el tipo de público al que van dirigidos de forma mayoritaria, tienen una cierta carga de adoctrinamiento (dicho sin connotaciones negativas), de enseñanza, y ahí se aprecian más esos diferentes puntos de vista entre oriente y occidente.

Mientras Simba, Buzz Lightyear o Merida ("Brave", 2012) protagonizan una historia de transformación personal, de evolución y superación de dificultades, pero desde un punto de vista individual, en la “La princesa Mononoke” u otros títulos igualmente interesantes como “El viaje de Chihiro” (Sen to Chihiro no kamikakushi, Ayao Miyazaki, 2001), el enfoque es más relacional que personal. Ashitaka, el protagonista de “La princesa Mononoke”, no sufre una evolución personal a lo largo de la película, si no que más bien afronta una situación desde unos principios y una forma de entender el mundo, una que ya tiene desde el comienzo de la película. Unas perspectivas muy interesantes de analizar en los planteamientos de estas cintas de animación desde un punto de vista antropológico.

photo_3662.jpegAshitaka, con el mundo por delante

Mujeres y comunidades

En “La princesa Mononoke”, también de un modo muy coherente con la narración, como algo que está ahí, formando parte de la historia, pero sin ocupar un espacio central, se transmiten otras posiciones muy interesantes a nivel sociológico, unas ideas que resulta de lo más recomendable acercar a los más pequeños. Por ejemplo, tenemos a un personaje, Lady Eboshi, la némesis de San (la princesa de los lobos, que encarna el papel de la Princesea Mononoke, que podríamos traducir como el espíritu vengador), que muestra como el bien o el mal no es una cuestión de todo o nada. De hecho, esta mujer, que ha levantado con su empeño la Ciudad del Hierro, ha emprendido una batalla con la naturaleza por los recursos disponibles, terminando con la vida de los animales y los árboles en su camino.

Sin embargo, como gestora de esa ciudad, Lady Eboshi ha logrado que grupos habitualmente marginados como el de antiguas prostitutas o los leprosos son tratados con el mismo respeto y gozan de las mismas oportunidades que el resto. Así, tenemos una idea muy interesante sobre la mesa: el mal no es una cuestión de ser o no ser, es una cuestión de los actos concretos. Al contrario que el planteamiento habitual de muchos credos religiosos, no hay buenos o malos, si no que son nuestros actos los que pueden ser definidos de ese modo. Todo un atractivo debate para mantener con nosotros mismos.

photo_4311.jpegNo eres tan mala como te pintan, Lady Eboshi

Naturaleza y magia

Si hay algo por lo que siempre encandilan los filmes de animación japoneses, o al menos al que esto escribe siempre le han encandilado, es por su habilidad para rodear de un halo de magia y misticismo elementos del entorno como la Naturaleza o la Tecnología. Desde esa óptica, no hay barreras que la separen a la una de la otra, como trataba de transmitir la fallida “Final Fantasy: la fuerza interior” (Final Fantasy: The Spirits Whithin, Hironobu Sakaguchi, 2001), si no que se le atribuye a ambas la misma experiencia espiritual, la misma vitalidad corriendo por su interior.

Esa convicción, que no deja de ser un modo de antropomorfismo, establece en realidad la posibilidad de un diálogo, de una comunicación, del ser humano con su entorno, sea este natural o tecnológico. De eso, de diálogo con una naturaleza de la que formamos parte, en la que estamos involucrados, que no puede ser vista como la oposición, hay mucho en “La princesa Mononoke”, algo que no deja de llamar la atención si volvemos, una vez más, a compararla con otros enfoques occidentales.

photo_1809.jpegNaturaleza en movimiento

En títulos de animación como “Pocahontas” (id, Mike Gabriel y Eric Goldberg, 1995) o incluso en otros géneros tan distintos como “Avatar” (id, James Cameron, 2009) o “Bailando con lobos” (Dances with Wolves, Kevin Costner, 1990), se plantea la incapacidad de occidente, como civilización, de realizar ese diálogo. Sólo una vez fuera de su sociedad, cuando se sumergen en esos otros que sí viven en contacto con la naturaleza, son capaces de descubrir lo que hay en su planeta. De hecho, ese proceso de descubrimiento es parte importante del argumento de esas películas. En “La princesa Mononoke” no existe tal descubrimiento, ya que todos, hasta los que quieren terminar con ese espíritu de la Naturaleza, que también los hay, dan por hecha su existencia. Está ahí, lo veas o no, no podría ser de otro modo.

La realidad de la fábula

A pesar de todos esos conceptos teóricos, arquetipos e ideas que están ahí, en la base de “La princesa Mononoke”, lo que percibe el espectador, lo que recibe es una fábula completa, real y tangible. Se confirma, una vez más, tal y como sucede en la literatura, la importancia al crear ficción de un concepto como el de la verosimilitud. La cuestión no es si la historia puede ser real o no en el mundo en el que vivimos, si no si es real, creíble y coherente con el mundo que ha creado. En ese caso, “La princesa Mononoke” (Mononoke Hime, Hayao Mizaki, 1997) es la película más realista que he visto.

Suerte que he vuelto a ser pequeño, porque si no me la habría perdido.

Bueno, a veces no viene mal "poner a caldo" alguna aberración como la que comentas. Es más, yo te diría que hasta te lo pasarías bien.

Sobre Mononoke y sin que nadie me apalee... no la he visto. Ya está. Lo dije. Pero coincido contigo en las visiones orientales y occidentales de cómo entender una historia, siendo los primeros capaces de construir un "todo" que manejan a su antojo sin que nadie les tosa.

Otra que me apunto.