360. Juego de destinos (2011)

360. Juego de destinos (2011)

Escrito por reyloren

El brasileño Fernando Meirelles es el director de una de esas películas que muchos tenemos en nuestras listas de imprescindibles, 'Ciudad de Dios'. Y el londinense Peter Morgan ha escrito algunos de los guiones más interesantes del cine británico de los últimos años, como 'The Queen' o ' El desafío: Frost contra Nixon'. Con estas credenciales, es lógico pensar que la primera colaboración de los dos cineastas dé un buen resultado. Más si le das brillo al reparto con estrellas como Anthony Hopkins, Jude Law o Rachel Weisz. Sin embargo, no ha sido así. '360: Juego de destinos' es un filme regular de los que rápidamente se olvidan. Y, cuando uno lo ve, entiende por qué ha tardado 2 años en estrenarse en nuestro país.

Pero no me entendáis mal, '360' no es una mala película. Entretiene, logra mantener el interés hasta el final, presenta una fotografía notable, el montaje es acertado y los diálogos no parecen pensados para tontos, uno de los errores más comunes de los filmes mediocres. Sin embargo, apenas cuenta nada nuevo y ninguno de sus capítulos (narra varias historias) tiene la fuerza emocional suficiente para quedarse grabado en la retina del espectador. Además, con tanta estrella de Hollywood en brevísimos papeles la cinta peca de pretenciosa. Y algunas de sus tramas son exageradamente inverosímiles.

'360: Juego de destinos' cuenta varias historias que se conectan entre sí a través de sus personajes y que tienen una temática común: el romance. Y digo romance y no amor porque el argumento de Peter Morgan no explora distintos tipos de amor, sino las diferentes etapas por las que puede pasar cualquier romance, desde el anhelo del principio hasta el hastío provocado por muchos años de convivencia y falta de comunicación.

1. El sexo

Resulta irónico que entre tanta cara famosa el fragmento que más llame la atención sea el que protagonizan, precisamente, intérpretes desconocidos. Pero la historia de Mirka, a quien da vida una actriz que es la verdadera revelación de esta película, es arriesgada y engancha. Mirka es el ejemplo del sexo por el sexo, por el placer, el que le permite a esa joven eslovaca ganarse un dinero para vivir mejor. Pero también es el azuelo para la siguiente trama.

photo_5735.jpegLucia Siposová es la revelación del filme

2. El matrimonio

Un matrimonio, el de los personajes de Jude Law y Rachel Weisz, que no pasa por sus mejores momentos. Después de varios años de convivencia y una rutina que les mantiene alejados por motivos laborales, esta pareja siente que el otro se ha convertido en una persona inaccesible. Faltan comunicación y sorpresa, dos de los ingredientes esenciales en cualquier relación. Se trata, pues, de una historia mil veces vista y, en este caso, vagamente desarrollada. Un capítulo que no aporta nada nuevo y que, de hecho, hace uso del recurso más común de todos para mostrar la decadencia del romance: la infidelidad.

photo_1263.jpegJude Law y Rachel Weisz, un matrimonio confundido

3. La infidelidad

Infidelidad que mencionan todas las historias de '360', unas más en profundidad que otras, porque en el cine, donde hay romance, hay cuernos. Casi siempre. En este caso, la única relación infiel que vemos consumarse es la de la mujer casada y su empleado, un atractivo fotógrafo brasileño que mantiene una relación estable. Y la lección que aprendemos es clara: ser infiel sólo trae problemas.

4. La aventura

Tener una aventura o, para que nos entendamos mejor, un rollo de una noche, es en '360' la consecuencia de una infidelidad. La de Rui, el fotógrafo que deja a su novia en casa mientras se acuesta con su jefa. Porque la joven 'cornuda', harta del desprecio, se planta en el primer avión que sale de vuelta a Brasil y allí mismo decide que quizás le venga bien soltarse el pelo y dejarse llevar por la pasión al igual que su ex pareja. Así, al menos, sentirá el dulce sabor de la venganza.

Este capítulo del filme es, quizás, el más disparatado. Sobre todo porque mezcla de manera ridícula una joven con el corazón roto, un padre solitario en busca de su hija perdida y un delincuente sexual en plena rehabilitación. Pero también por la actitud de Laura, que elige como acompañante a un violador en potencia por pura y absoluta estupidez.

photo_8893.jpegAnthony Hopkins y Maria Flor, en uno de esos encuentros que te cambian la vida

5. El anhelo

Algunas de las historias más románticas jamás contadas se han construido sobre el anhelo. El deseo habitualmente secreto que siente una persona hacia otra, que le lleva a cometer locuras de amor y que termina por manifestarse en el último momento posible (o no). En '360' hay hueco para uno de esos relatos. El del dentista musulmán y su ayudante casada. Una sucesión de 'quiero y no puedo' con resolución agridulce, como manda el contexto. Una historia tierna, gracias sobre todo a su protagonista, el francés Jamel Debouzze, que sin embargo se olvida en un instante.

photo_2097.jpegAnhelo

6. La conexión

'360' intenta cerrar ese círculo de 360 grados que presuntamente dibuja de las relaciones románticas y lo hace con la chica que desde la primera escena está ahí pero de la que no sabíamos apenas nada. Anna, la hermana de Mirka, vive su propio romance mágico cuando, inexplicablemente (de nuevo una actitud que no tiene mucha verosimilitud), se sube al coche del chófer de un gángster. La idea es interesante pero la relación entre esos dos personajes no es creíble, sobre todo después de lo que sabemos de ellos. Por otra parte, lo que sucede en la habitación de hotel desentona con el relato. No obstante, sí vemos cómo conectan Anna y el chófer, esos segundos de comprensión mutua que provocan una ligera sonrisa.

En definitiva, el sexo como recurso, la infidelidad como venganza o para romper con la rutina, la pasión que se estanca, la que surge en el momento menos pensado, la emoción del primer encuentro, el anhelo no expresado... Son todas ellas facetas del romance que explora este intento de Meirelles por crear su propia versión de la película romántica. Un intento que, aunque no fracasa del todo, sí viene a confirmarnos que al realizador brasileño se le dan mejor los dramas sociales.

photo_6872.jpegIncluso las personas más distintas pueden conectar