El atlas de las nubes (2012)

El atlas de las nubes (2012)

Escrito por reyloren

Seis historias que transcurren en seis épocas distintas, desde finales del siglo XIX hasta un futuro apocalíptico muy, muy lejano. Seis relatos diferentes pero relacionados entre sí y protagonizados por una misma alma. Un alma que acoge el germen de la revolución. Esa podría ser la sinopsis de ‘El atlas de las nubes’ (2012), el proyecto con aires de grandiosidad que vuelve a poner en el foco a los hermanos Wachowski, esta vez Lana y Andy y acompañados por el alemán Tom Twyker, y que ha provocado tantos halagos como palabras de desprecio.

Lo cierto es que adaptar la novela ‘El atlas de las nubes’ de David Mitchell era una tarea complicada. La acción, como comentaba, abarca un período de más de 4 siglos; cada fragmento tiene un tono particular (hay intriga, comedia, aventuras, romance…); y la trama es muy extensa y compleja como para condensarla en una película de 2 horas.

photo_6746.jpegTom Hanks en el futuro apocalítptico

A ese respecto, Wachoswki y Twyker decidieron darle al filme el metraje que pedía, 3 horas; aunque, por otro lado, complicaron aún más la maraña de conexiones que es ‘El atlas de las nubes’ con los mismos actores interpretando a personajes diferentes. Una apuesta arriesgada que, no obstante, añade significado a la visión global que el espectador debe tener de esta gran historia.

Porque de esta forma uno entiende que los personajes son reencarnaciones de la misma alma en épocas distintas y que ciertos lazos con otras personas (Tom Hanks y Halle Berry, Jim Sturgess y Doona Bae) se repiten una y otra vez. Sin embargo, ese truco echa por tierra una de las teorías que manejan los lectores de la novela original y que consiste en que las personas con la misma marca de nacimiento, en forma de cometa, son en realidad una sola.

photo_2657.jpegSomni-451 es la heroína de la historia que transcurre en el siglo XXIII

Todo está conectado

De uno u otro modo, hay que admitir que ‘El atlas de las nubes’ es un complejo mapa de relaciones donde todos, y todo, está conectado. El sentido de las seis historias reside, precisamente, en que cada una de ellas se ve influenciada por la anterior.

Así, y en orden cronológico inverso, el futuro apocalíptico en el que vive Zachry es el resultado de la experiencia de Somni-451; quien, a su vez, despierta su curiosidad por el mundo exterior gracias al relato de Cavendish; que durante su aventura lee el libro que cuenta la hazaña de Luisa Rey; quien no puede evitar revisar las cartas de Robert Frobisher una y otra vez; el músico que se engancha por completo a la lectura del diario de Adam Ewing.

Si estás leyendo esta crítica sin haber visto ‘El atlas de las nubes’, probablemente te sientas muy perdido. No te preocupes, con el filme ocurre lo mismo al menos hasta que avanza la trama y el espectador se deja llevar por la emoción que transmiten los personajes y, sobre todo, por esa perfecta banda sonora que para muchos es el principal reclamo del proyecto.

photo_8997.jpegJim Broadbent y Ben Whishaw, músicos antes de la Segunda Guerra Mundial

El conjunto, mejor que las partes

En realidad, la cinta de los Wachoswki y Tom Twyker es pura emoción. Emoción lograda gracias a la música, pero también a las interpretaciones y a un estupendo montaje que acentúa la percepción del todo al tiempo que permite disfrutar de cada fragmento en solitario.

La virtud del montaje es tal que, de hecho, si tomáramos cada historia por separado el resultado sería muy diferente. Descubriríamos numerosas lagunas en el argumento y una falta de sentido en unas ocasiones y de épica en otras que nos haría pensar ‘qué relato más estúpido’. Pero, menos mal, se trata de un atlas y no de mapas individuales.

photo_5446.jpegJim Sturgess es un comerciante en el Pacífico a finales del siglo XIX

Como personajes de sketchs televisivos

A pesar de que me cuente entre los espectadores que sí han disfrutado con ‘El atlas de las nubes’, he de confesar que la caracterización de los actores como personajes de diferentes épocas e incluso sexos me ha hecho querer apartar la vista en alguna ocasión.

Las narices y dentaduras postizas no son un problema, tampoco, al menos no en exceso, la conversión de la surcoreana Doona Bae en occidental o de Halle Berry en mujer blanca (que hubiera estado magnífica como vampiro en la saga ‘Crepúsculo’, por cierto). Pero el maquillaje de Jim Sturgess y otros que pretende hacerlos pasar por surcoreanos no tiene perdón. Mucho menos la caracterización de Hugo Weaving y Ben Whishaw como mujeres. Porque en esos momentos uno no sabe si está viendo una película ‘seria’ o un capítulo de ‘La hora de José Mota’.

photo_1586.jpegCavendish y sus compañeros de aventuras en 2012

Pluriempleados

Maquillajes aparte, los actores ejecutan un buen trabajo. Tom Hanks, el líder del reparto con su presencia en las 6 historias, nos hace olvidar el insulso Robert Langdon de las adaptaciones de las novelas de Dan Brown que marcó, al menos en mi caso, el inicio del declive de su carrera. Por si queda alguna duda, hablo de "El código Da Vinci" y "Ángeles y Demonios".

Halle Berry, también presente en todos los fragmentos aunque con papeles más pequeños en algunos de ellos, conecta rápidamente con el espectador.

Jim Broadbent, inconmensurable en su papel de Cavendish, aporta la nota cómica al conjunto al tiempo que demuestra por qué es uno de los intérpretes británicos más queridos.

photo_3208.jpegHalle Berry es Luisa Rey a finales de la década de los 70

Hugo Weaving parece querer convertirse en villano de serie y Hugh Grant hace honor a su aspecto (y aparentemente comportamiento) chulesco con los personajes más despreciables del conjunto.

Doona Bae supone un interesante descubrimiento, lo mismo que la china Xun Zhou. Ben Whishaw saca partido a su físico misterioso, James D’Arcy se cuela en las listas de actores a tener cuenta y Jim Sturgess intenta destacar sin mucho éxito en este conglomerado de historias y caracteres.

Una versión de miles

Conocida su trama, uno se da cuenta de que ‘El atlas de las nubes’, la novela, se podría haber adaptado de mil maneras diferentes generando significados dispares. La elegida por los Wachoswki y Twyker, con sus actores pluriempleados, sus prostéticos y su montaje de acontecimientos al ritmo del Sexteto quizás no es la más acertada. O quizás sí. Lo que nadie puede negar es que llega cargada de sentimiento y que su mensaje es muy claro. En efecto, todo está conectado.