Review: El método (2005)

Review: El método (2005)

Escrito por reyloren

Cuando uno está a punto de entrar en la sala donde le van a hacer una entrevista de trabajo no puede evitar sentirse nervioso. Por una parte, dentro de esas cuatro paredes se decidirá su futuro, y, por otra, ¿quién sabe a qué pruebas le someterán? Hoy en día, los departamentos de recursos humanos buscan fórmulas cada vez más ingeniosas para dar con la persona exacta que requiere la empresa. Tests psicotécnicos, debates en grupo, preguntas con trampa… Todo vale, siempre y cuando no atente contra la integridad física –que no psicológica- del entrevistado.  

Esa conversión de las entrevistas laborales en un juego donde sólo el candidato más idóneo puede ganar sienta las bases de ‘El método’ (2005, Marcelo Piñeyro). Adaptación de la exitosa obra teatral de Jordi Galcerán ‘El método Gronhölm’, el filme de Piñeyro relata las pruebas a las que una misteriosa empresa somete a siete candidatos que aspiran a un importante puesto en la firma. Ese conjunto de desafíos se conocen como método Gronhölm, y, más que a una entrevista de trabajo, recuerda a un ‘Gran hermano’ de ejecutivos sin escrúpulos ni piedad.  

photo_1918.jpegSiete candidatos y el método Gronholm. ¡A jugar!

Muchos pensarán que se trata de un título idóneo para estos tiempos que corren donde, por desgracia, millones de personas acuden con cierta frecuencia a una entrevista de trabajo. O más bien todo lo contrario, porque las ofertas laborales tienden a escasear y son pocos los afortunados que reciben la oportunidad de optar a un empleo.

En realidad, la trama de ‘El método’ chirría en esta situación de crisis y paro desbocado, principalmente porque cuesta entender que en una sala con 7 candidatos todos ellos tengan ya un trabajo. Por otro lado, el argumento produce cierta nostalgia de aquellos años -2005- donde parecía que el porvenir sólo auguraba riquezas y felicidad infinita.  

Volviendo a la película, ‘El método’ fue uno de los títulos españoles más taquilleros de 2005. Además, logró varias nominaciones a los premios Goya y se hizo con el galardón al mejor actor secundario para Carmelo Gómez –no mi preferido, por cierto-, así como al mejor guión adaptado para el libreto de Marcelo Piñeyro y Mateo Gil.  

Por otra parte, supone el debut en el cine español del realizador argentino Marcelo Piñeyro, cuya seña de identidad se percibe, sobre todo, en los tres paisanos que cuela en el reparto –Ernesto Alterio, Natalia Verbeke y Pablo Echarri.  

Temas a debate

Que ‘El método’ adapta una obra de teatro resulte evidente desde los primeros diálogos que mantienen los protagonistas. Porque, como todo buen trabajo pensado para el escenario, el peso recae sobre los intérpretes. Son ellos los que, con sus conversaciones, no sólo denotan la crueldad de ciertas pruebas, sino que, además, reflexionan sobre el poder, la relación empresa-trabajador y la frivolidad de la sociedad actual. Las ideas que comparten los candidatos incitan a pensar, a debatir hasta qué punto uno debería ser leal a la compañía en la que trabaja o si el fin siempre justifica los medios.  

photo_9150.jpegTodos esconden secretos

Pero más allá de la reflexión sana, el guión de Piñeyro busca romper en pedazos la fachada bajo la que estos personajes esconden sus miedos y remordimientos. Ahí es donde los actores sacan lo mejor de sí mismos hasta hacer de ‘El método’ uno de los filmes mejor interpretados de 2005. Antes de comenzar a ‘jugar’ el método Gronhölm, los siete candidatos aparentan ser personas muy cuerdas con las ideas muy claras, pero a medida que se suceden las pruebas y los entrevistados van abandonando la sala, toda apariencia de sosiego y seguridad se queda en únicamente eso, una apariencia.  

Uno a uno se van derrumbando, sacando a relucir sus principales defectos y sus mayores miedos. Y, aunque resulta un poco exagerado –al fin y al cabo, se trata de una película-, en la vida real las entrevistas de trabajo dan un resultado similar. O el candidato abandona la sala confiado en sí mismo, o lo hace pensando en los fallos de su persona o su carrera que le impidieron ser el elegido.  

Imposible elegir el mejor

Aparte de un duelo entre candidatos a un puesto de trabajo, ‘El método’ es también un duelo actoral. Destacan las interpretaciones de Carmelo Gómez, Adriana Ozores y Eduard Fernández, aunque cierto es que ninguno de los actores desmerece al resto. Ernesto Alterio, por ejemplo, llega a producir escalofríos con su particular proceso de derrumbe; mientras que a Pablo Echarri le sienta como un guante su rol ambiguo. 

photo_1663.jpegCarmelo Gómez

Si tuviera que elegir uno, me quedaría con Eduard Fernández, porque el agobio que siente su personaje cuando es consciente de que ha llegado al final llega a sentirlo también el espectador, y eso que se trata del ‘villano’, por llamarlo de alguna manera, de la función.  

En el lado opuesto, quienes menos conectan con los que estamos al otro lado de la pantalla son, quizás, Eduardo Noriega y Nawja Nimri, pero puede que eso se deba a que en la vida real sus personajes tampoco despertarían nuestra simpatía.  

El escenario perfecto

Mientras los candidatos luchan entre sí por ser el mejor, lo que, inevitablemente supone desterrar al resto de la sala, en la calle se libra una auténtica batalla campal. Hoy resulta curioso cómo ese enfrentamiento entre los manifestantes y los agentes de Policía recuerda al movimiento 15-M, pero su conexión con los que ocurre en la sala de recursos humanos sigue sin quedar clara.

De todos modos, proporciona el escenario perfecto para un combate que acaba resultando mucho más violento, personal y extravagante de lo que cualquiera de los siete candidatos podía imaginar antes de entrar en la sala.