La historia de Louis Zamperini es una historia de lucha sin descanso. Cuando era niño luchó por labrarse un futuro hasta convertirse en atleta olímpico. De joven, combatió en la Segunda Guerra Mundial en aguas del Pacífico. Un accidente de avión le dejó a él y a otros dos compañeros a la deriva en una balsa en el océano, desde la que peleó por sobrevivir hasta que llegara el rescate. Pasaron 47 días en aquella balsa. Finalmente un barco les avistó pero con tan mala fortuna que pertenecía al bando contrario de la contienda. A partir de ese momento, Zamperini luchó dos años contra la tortura, la humillación y la explotación en campos de prisioneros japoneses. Hasta que un día la Segunda Guerra Mundial tocó a su fin. Durante el resto de su vida, el atleta tuvo que lidiar con los recuerdos de tanto sufrimiento y la voluntad de perdonar a sus captores.
Lo siento si a alguno le he adelantado acontecimientos de la trama de ‘Invencible’ (Unbroken, 2014), el segundo trabajo como directora de Angelina Jolie, pero lo cierto es que esos apuntes son sólo rasgos generales de una vida apasionante que cualquier curioso puede leer en la Wikipedia o que seguramente ya conozca si alguna vez se ha interesado por el relativamente conocido Louis Zamperini.
La razón por la que he arrancado este comentario desvelando el argumento es para dejar claro lo fascinante que fue la vida de Zamperini. Dramática, inspiradora, esperanzadora. Y, sin embargo, la película que dirige Angelina Jolie la ha desprovisto de toda emoción.
Jack O'Connell prueba ser invencible en la última película de Angelina Jolie
No conmueve
En algo más de dos horas de metraje asistimos a una serie de desdichas y crueldades que la víctima soporta impasible, sin que veamos en él signos de evolución o algún destello de esa fuerza interior que hizo de Zamperini un ejemplo a seguir. Tan sólo la vislumbramos un segundo, en la escena en la que el prisionero tiene que alzar una tabla de madera sobre sus hombros, y es en ese instante, por lo ridícula de la situación, cuando comprendemos que ‘Invencible’ no ha logrado conmovernos a pesar de los infortunios que persiguen a nuestro héroe.
Esa falta de fuerza, fuerza que cualquier película (más si pertenece al género bélico) necesita para cautivar a su público, es hasta vergonzosa por el gran potencial que tenía para el cine (y sigue teniendo) el relato de Louis Zamperini. La lección más importante que nos ha dejado el neoyorquino, quien falleció a los 97 años unos meses antes del estreno del filme, es la voluntad de perdonar a las personas que le hicieron daño.
Zamperini fue, ante todo, un gran atleta dispuesto a dar la sorpresa cuando nadie lo esperaba
Cuenta su biografía que tras la guerra regresó a Japón para entrevistarse con sus antiguos enemigos y hacer las paces, por así decirlo. Pero de esa reseñable hazaña no hay rastro en la película de Angelina Jolie.
Sin la oportunidad de lucirse
Que no lleguemos a estremecernos con el paso de Zamperini por los campos de prisioneros de Japón es culpa también de lo anodino que resulta el actor que le da vida, Jack O’Connell. Así como del escaso interés por que conozcamos mejor a algunos de sus compañeros de infortunio (Domhnall Gleeson y Garrett Hedlund) o del poco temor que infunde el villano Watanabe (Takamasa Isihara). Sobre este último, no dejo de pensar en lo irrisorio que resulta ahora que los denominados gurús de Hollywood pensaran en él como candidato al Oscar antes, por supuesto, de haber visto el filme.
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Jack O’Connell es uno de los actores revelación del último año, señalan algunos medios. Pero en ‘Invencible’ no logra que enfaticemos con su personaje ni suframos con sus desgracias. Salvo en esa escena que mencionaba unos párrafos arriba, el intérprete se limita a ser testigo de lo que ocurre a su alrededor. No observamos en él una evolución como sería lógico teniendo en cuenta todo lo que le sucede, pero lo cierto, insisto, es que ni el guión ni la dirección le dan la oportunidad de que se crezca ante la cámara. Una verdadera lástima.
Pronóstico equivocado
El potencial del que presumía el filme lo situó, allá por octubre, entre los favoritos a arrasar en la siguiente temporada de premios. Había quien hablaba de una nominación al Oscar para Angelina Jolie como mejor directora y alguno más audaz se atrevía a proclamar ‘Invencible’ la próxima película ganadora del premio de la Academia. Pero ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. ‘Invencible’ supuso un jarro de agua fría para los gurús que esperaban ansiosos la adaptación a la gran pantalla de la aventura de Louis Zamperini.
Jack O'Connell, del campo de prisioneros japonés al estrellato
Pese a su esmerada puesta en escena, sobre todo en términos de fotografía y ambientación (que le ha valido para arañar alguna candidatura), la falta de emoción decanta la balanza hacia el lado del rechazo.
El tirón de una historia real
Puede que ‘Invencible’ tenga sus defensores, no lo dudo. Se trata de un filme histórico basado en una historia real de supervivencia y con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. Contiene algunas escenas dramáticas que encogen un poquito el corazón (si uno obvia su descarada intencionalidad), algunos planos de gran belleza, los socorridos flashbacks que ahondan en la personalidad de los personajes (aunque lo justo) y un bonito epílogo (que irónicamente casi es lo mejor de la película).
Sin embargo, esperaba más tratándose de la historia de Zamperini y con un guión firmado, por cierto, por los hermanos Coen.
Curiosas barbas después de vivir más de un mes a la deriva en una balsa
Falsa modestia
Así pues, la segunda película como realizadora de Angelina Jolie nos ayuda a poner los pies en la tierra con respecto a su valía, sobre todo después de los exagerados halagos que recibió su debut tras la cámara, ‘En tierra de sangre y miel’ (In the land of blood and honey, 2011). Jolie no es Ben Affleck, ni Robert Redford, ni muchísimo menos Clint Eastwood. Le falta, a mi juicio, modestia. No basta con tener una gran historia entre manos si el narrador que la cuenta no sabe cautivar a su audiencia. Pero no desesperéis, fans de la Jolie, que la directora sigue empeñada en ponerse detrás de la cámara y con esfuerzo se realizan grandes obras. El tiempo lo dirá.
Mientras esperamos, ojalá algún otro se atreva a recuperar el relato de Louis Zamperini para una película que, entonces sí, haga honor a su vida inspiradora.
Angelina Jolie y el auténtico Louis Zamperini