Captain Wilm Hosenfeld

El carácter del capitán Wilm Hosenfeld (interpretado por el actor alemán Thomas Kretschmann) en el pianista era considerado por el director Roman Polanski a ser el personaje más importante después de Wladislaw Szpilman (Adrien Brody). Durante los últimos días de la guerra, Hosenfeld Szpilman provistos de alimentos y nunca reveló su presencia. Cuando va a unidad de Hosenfeld, él proporciona comida extra a Szpilman y le da su abrigo para mantener el calor. Cuando vemos a continuación Hosenfeld, es con un grupo de presos custodiado por los soviéticos y es herido, tal vez como consecuencia de una paliza. Un grupo de supervivientes campamento muerte pasa por, y varios de ellos burlan de los prisioneros. Uno de ellos es un violinista; Hosenfeld se acerca a la valla y le pregunta si sabe Szpilman. El violinista dice que sí, y Hosenfeld le ayudó a Szpilman mientras estaba en la clandestinidad y pide que le pregunte a Szpilman para ayudarlo. Cerca del final de la película, Szpilman y el violinista volver al lugar, pero el recinto y los presos se han ido. El real Wilm Hosenfeld fue un devoto católico que ayudó a muchos judíos y polacos durante WWII. Afilió al partido Nazi en 1935, sino como un oficial de la Wehrmacht en Polonia, fue sorprendido por el tratamiento de los Nazis de los polacos, especialmente los judíos. Grabó muchos de sus impresiones en un diario, extractos de los cuales pueden encontrarse en algunas ediciones de memorias de Szpilman, la base de la película. Cuando Hosenfeld fue capturado por los Nazis, mucha gente abogó por su liberación, pero fueron rechazada. El ejército soviético simplemente no podía creer que un oficial de su rango no hubiera participado en cualquier atrocidades de guerra. Hosenfeld fue torturado mientras estaba en cautiverio y murió en un campo de prisioneros de guerra soviéticos en 1952. Varias personas han presentado su caso para la inclusión con los justos en Yad Vashem. Rendimiento discreto de Thomas Kretschmann es clave para el carácter y la película. Algunos han criticado al pianista como frío y realista, pero para Polanski como un niño, que es como era la vida en Varsovia durante la guerra. Personas asesinados y fueron asesinados cada día. Los niños que crecen en un ambiente no tienen nada más que comparar, así que cómo ven la vida diaria. Por eso Polanski tomó el mismo enfoque en filmar la historia de Szpilman. De hecho, adecuadamente Polanski enfoque refleja los relatos de los sobrevivientes de los ghettos, Con el carácter de Hosenfeld, como con amigos polacos de Szpilman le ayudaron en la clandestinidad, Polanski quiso mostrar que hubo gente que simplemente hizo lo correcto de la misma manera realista--hicieron lo que debía hacerse, sin realmente pensar en ello. Su concepto de lo que es correcto está tan profundamente arraigada que incluso no consideran no ayuda. Esto se transmite más llamativo en la escena donde Hosenfeld descubre Szpilman en la clandestinidad. Se le pide unas pocas preguntas simples, luego lo tiene que tocar el piano. Expresión de Hosenfeld como observa Szpilman es una compleja mezcla de asombro, pena y vergüenza. No se ve la pasión en entradas del diario de Hosenfeld o la calidez y amabilidad que aparece en las fotos de la verdadera Hosenfeld desde ese momento. No hay nada sentimental en esta semblanza. Kretschmann permite acciones de Hosenfeld hablan por sí mismos en reflejando a un hombre conducido a vivir según sus convicciones. El retrato es un sorprendente contrapunto a la los otros Nazis en la película, especialmente en comparación con la escena donde un Nazi rutinariamente selecciona un grupo de trabajadores de gueto (uno de ellos el propietario de la cafetería del gueto y amigo de Szpilman), ordena que recostarse y dispara a cada uno en la nuca. Nombre de Kretschmann merecidamente apareció con Brody sobre el título de la película, y su breve pero muy memorable actuación había inspirado un nuevo interés en la real Wilm Hosenfeld. La parte ganó Kretschmann leales seguidores internacional y roles en una amplia gama de películas.