No habrá paz para los malvados (2011)
La utopía de la objetividad, ese noble objetivo que supuestamente bañaba las crónicas y artículos de los más reputados periodistas, hace tiempo que fue superada. Las pruebas sobre esa muerte, la de la objetividad, son mucho más claras y notorias que las de la propia muerte de Dios, por mucho que Nietzsche la hubiese afirmado muchos años antes. Sólo hace falta acercarse al kiosco y comparar las portadas del ABC, La Razón, El País o el Mundo, para cerciorarse que lo de la objetividad no era más qu ...