Cuando el periodista Manuel Cueto es contratado para escribir el último libro de novelista Joaquín Góñez, su presencia provoca una avalancha de sentimientos que traen Joaquín al borde de las emociones y los recuerdos que habían permanecido inactivos en la soledad de las últimas etapas de su vida creativa. Acostumbrados a años de soledad, Joaquín hallazgos en el joven periodista un puente hacia los años olvidados de su juventud en los años 60 y 70, durante sus años salvajes en Buenos Aires. Argentina había sido testigo de los errores cometidos en el paso a la edad adulta, los recuerdos de los viejos amigos, el significado de la lealtad, la influencia del cine y el jazz, el sabor del primer amor y las experiencias de los muchos que siguieron y la íntima relación con sus padres, especialmente con su madre Roma, una mujer fuerte, inteligente, un defensor de sus ideales juveniles. Es a Roma a quien Joaquín debe a su espíritu libre, bohemio y las aspiraciones compartidas con ella a la sombra de la memoria de su padre despertarán en Joaquín el deseo y la impaciencia para recuperar todo lo que había, hasta ahora, creído perdido.
