Cuando se implanta en la muñeca de una persona, un temporizador cuenta hasta el día de hoy el usuario encuentra amor verdadero. Pero Oona O'Leary enfrenta el dilema raro de un temporizador en blanco. Su alma gemela - quien quiera y donde quiera que esté - aún tiene que tener un temporizador implantado. Mirando por el cañón de treinta y cansado de esperar por su compañero de vida aspirantes a bajarse el centavo, Oona rompe sus propias reglas y se enamora de Mikey, un empleado de supermercado inapropiadamente joven y encantador con una cuenta atrás de cuatro meses.