Érase una vez el Oeste. El Oeste de verdad en toda su crudeza, donde nadie gana, donde sólo pierdes o no pierdes. Es el Oeste del polvo, de las balas, de un mundo sin ley donde las normas provienen de los grandes y malvados hombres y de cuán certero sea con su arma. Este es el Western de Sergio Leone, quien probablemente más se acercó a la rudeza de cuanto alguna vez fue el lejano Oeste norteamericano. Y curiosamente, Sergio Leone no era estadounidense, sino italiano, y rodó sus películas no en las praderas de Texas o California, sino en Almería. Redacto esta review escuchando la maravillosa banda sonora que Ennio Morricone compuso para esta película. Sus acordes y su melodía identifican probablemente a todo el género Western, y cuando uno piensa en cómo suena una película del Oeste, piensa en los acordes que tan magistralmente compuso Morricone para la mayor obra cinematográfica alumbrada en Europa hasta entonces. Dale al play y acompaña, durante tres horas, al bueno, al feo y al malo en un angustioso viaje en busca de un tesoro perdido. Éste es el Western con mayúsculas.
La culminación de una trilogía
Clint Eastwood, en probablemente su más conocido papel.
"El Bueno, el Feo y el Malo" ("Il buono, il brutto, il cattivo", Sergio Leone, 1966) debe entenderse como la maravillosa culminación de un Sergio Leone que comenzó su andadura en el Western con "Por un puñado de Dólares" ("Per un pugno di dollari", 1964) y "La muerte tenía un precio" ("Per qualche dollaro in più", 1965). "El Bueno, el Feo y el Malo" es considerada como la tercera parte de una trilogía llamada “Del Dólar”, donde no hay historias ni personajes conexos, pero donde repiten actores y estructura. Por encima del plantel de estas tres películas sobresale un actor que nunca tendrá nombre —a lo máximo que llegará es a conocérsele como “El Rubio”, en esta película—, Clint Eastwood, quien a partir de entonces será conocido como el otro gran hombre-Western, tras John Wayne.
Pero Clint Eastwood no tiene nada que ver con John Wayne y, sobre todo, las películas del Oeste de ambos sólo comparten el género. Las del segundo son las clásicas películas de indios y vaqueros, de aventuras en el lejano Oeste. Las del primero son películas donde se ahonda en unos personajes atormentados y en historias de honor, venganza y sangre. Eastwood, luego director de otra obra maestra del género, "Sin Perdón" ("Unforgiven", 1992), beberá de Sergio Leone, al igual que Quentin Tarantino y su próxima película, "Django descadenado" ("Django Unchained", 2012), un auténtico homenaje a quien el mismo Tatantino considera como el mejor director de la historia, y también a la película que estamos reseñando, y que supone, para el director norteamericano, una obra cumbre del cine.
Por ello suele considerarse a Sergio Leone como uno de los grandes directores infravalorados de la historia del cine, probablemente porque era italiano y rodó sus películas en Almería, y no en Hollywood.
Un trío de protagonistas
Clint Eastwood (“el bueno”), Eli Wallach (“el feo”) y Lee Van Cleef (“el malo”) dan una auténtica lección de cine Western. La película alcanza tan altas cotas debido en parte a la acción de tres actores que se sienten y actúan todos como protagonistas principales. Son tres cazadores de recompensas que buscan un tesoro que, por azares del destino, ninguno de ellos puede encontrar sin la ayuda de los otros dos. Así que los tres colaboran entre sí, al menos en apariencia, para hallar las miles de monedas de oro escondidas en un cementerio por los ejércitos Confederados que se están viendo en retirada durante la Guerra de Secesión estadounidense.
Un trío de protagonistas para la historia.
Sergio Leone nos hace moder del polvo desde el prinicpio. Nos pone a prueba con un cine que luego imitaría Tarantino en todas sus películas: de ritmo ceremonioso, lento, de un aura casi religiosa. Escucharemos el tintineo de las espuelas, el ulular del viento del desierto, el raspado áspero de un fósforo. Todo ello, como decíamos, acompañado de una de las más maravillosas bandas sonoras jamás compuestas para el cine. Ennio Morricone es un auténtico genio y su música nos hace levitar haciéndonos partícipes de la tremenda importancia que tienen los códigos extra-cinematográficos, habitualmente ninguneados ante la hegemonía de la imagen. La banda sonora de esta película es tan genuina y magistral que hace de los planos con los que se funde una experiencia cinematográfica sin igual.
El mejor Western de la historia
No voy a pararme mucho más en hablar sobre la trama de la película, pues no hay, realmente más que contar. “El Bueno, el feo y el malo” es inmortal no por qué cuenta sino por cómo lo hace. Sergio Leone y Ennio Morricone inventaron una manera de hacer cine que aún hoy eriza la piel cuando alguien accede a ver esta película. Por ello, suele decirse que el cine de Leone es puramente sensorial, y en esta película esta premisa alcanza su perfección.
Es un auténtico espectáculo visual y sonoro. Una conjunción magistral entre los clásicos arquetipos del Western y la genialidad, casi surrealista, de Leone. Esta película está en el Olimpo del cine y su visionado es absolutamente obligatorio, aun si no eres aficionado al Western. En todas las listas de las mejores películas de la historia, siempre está "el bueno, el feo y el malo".
La escena final, un duelo a tres entre los protagonistas, está probablemente entre las dos o tres mejores escenas jamás rodadas en la historia del cine.
Y es que sólo por su maravillosa escena final, un duelo a tres, en, para mi, la escena mejor rodada del cine, merece la pena esperar unas tres horas fabulosas de espectáculo cinematográfico.
Cartel de "El Bueno, el feo y el malo" (Sergio Leone, 1966).