El intérprete danés Mads Mikkelsen está de moda. No sólo es el protagonista de la serie de televisión estadounidense ‘Hannibal’, basada en el ya legendario psicópata Hannibal Lecter, personaje nacido de la pluma de Thomas Harris y que en 1992 le valió un Óscar a Anthony Hopkins por ‘El silencio de los corderos’. Mikkelsen ha participado, además, en los dos filmes de Dinamarca más mediáticos del último año: ‘Un asunto real’, candidata de ese país a los premios de la Academia de Hollywood y que no hace mucho comentaba en este mismo blog; y ‘La caza’ (‘Jagten, Thomas Vinterberg, 2012) , película por la que ganó la prestigiosa Palma de Oro en el festival de Cannes de 2012 y proyecto del que hoy toca hablar.
‘La caza’ es un poderoso drama de personajes que aborda un tema espinoso que pocas veces ha sido trasladado a la gran pantalla con tanta inteligencia: el abuso sexual de menores. La película la dirige el laureado realizador Thomas Vinterberg y, aparte de la Palma de Oro para Mikkelsen (muy merecida, por cierto), cuenta en su haber con el galardón al mejor guión en los Premios del Cine Europeo, una nominación a la mejor cinta de habla no inglesa en los Bafta británicos, el premio al mejor filme independiente en los British Independent Awards y el favor del público en el festival de cine de Vancouver, por citar algunos de los reconocimientos más relevantes.
Mads Mikkelsen, extraordinario en 'La caza'
Y todos los galardones resultan más que comprensibles. Porque ‘La caza’ es una de esas películas de diálogo aparentemente inofensivo y ritmo pausado que sumergen al espectador en una inesperada espiral de tensión que prácticamente quita el aliento. Impacta, conmueve y deja un sinfín de preguntas que son las que, al final, permiten hablar de una cinta memorable. Lástima que el hecho de tratarse de un proyecto danés con escasa promoción, por muy conocido que sea Mikkelsen y repercusión que tenga el festival de Cannes, haya influido en su modesto paso por la cartelera.
La espiral de la mentira
Como comentaba más arriba, Vinterberg trata el abuso de menores de manera inteligente, y es que lo utiliza como excusa para hablar de los prejuicios sociales, lo influenciables que pueden ser las personas y cómo una mentira puede suponer la entera destrucción de una persona.
Porque el argumento de ‘La caza’ es el siguiente: Klara, molesta con su profesor de la guardería, Lucas, le cuenta a la directora que le ha visto desnudo. La jefa del centro no se lo piensa dos veces y rápidamente avisa a un amigo psicólogo para que compruebe si la pequeña ha sufrido abusos. Los dos adultos se dejan llevar por su imaginación y se convencen de que Lucas se ha aprovechado de la niña, a pesar de que carecen de pruebas. A partir de ahí, la noticia se difunde rápida como el rayo, los demás niños relatan que también han sufrido abusos y Lucas pierde la confianza de prácticamente todo el mundo, incluso los que antes eran sus amigos más íntimos. Y lo más triste del asunto: nada de lo que dice la gente tiene un ápice de verdad.
La directora de la guardería es un ejemplo de adulto que ve sólo lo que quiere ver
Impotencia
Cómo la inofensiva mentira de una niña de 4 años puede destruir la vida de un adulto de cuarenta y tantos resulta impactante. Pero mucho más el comprobar cómo los compañeros de trabajo, amigos y familia del acusado le dan la espalda creyendo que realmente es un pederasta. Uno también siente impotencia, sobre todo porque sabe que diga lo que diga Lucas, aquellos que le han señalado como un abusador de menores no retirarán fácilmente el dedo. Para rematar el sufrimiento, Thomas Vinterberg nos ofrece esa magnífica escena final, donde te das cuenta de que hay marcas que ni el tiempo ni la prueba de argumentos consiguen borrar.
‘La caza’ nos remueve por dentro, nos invita a reflexionar y, sobre todo, no nos deja indiferentes ante una dramática situación que puede suceder en cualquier lugar y momento del mundo. Sin ir más allá, son numerosas las ocasiones en que un personaje relativamente conocido se convierte en diana de medios de comunicación que, sin pruebas contundentes, se apresuran a acusarle de tal o cual falta, arruinando con ello su carrera y posiblemente parte de su vida personal.
Lucas encuentra consuelo en su hijo
Por eso, podría decirse que ‘La caza’ es una película necesaria de ver, porque quizás de esa manera aprendamos la lección y la siguiente oportunidad que tengamos no nos apresuraremos tanto en quemar a alguien en la hoguera, aunque, pensándolo bien, esto se lleva repitiendo siglos en la Historia y de momento parece no tener fin.
Recomendable
Incluso dejando a un lado la fuerza del argumento, ‘La caza’ es un filme más que recomendable por el impecable manejo de la tensión que demuestra Vinterberg, un guión inteligente y en absoluto pretencioso y unas interpretaciones merecedoras de largos aplausos. Mads Mikkelsen es, en este sentido, el que más laureles ha recibido, gracias a una actuación contenida que estalla de manera magistral en la escena cumbre de la trama.
Pero no es el único que merece elogios. Thomas Bo Larsen como el mejor amigo de Lucas y padre de Klara lo dice todo con sus miradas; Alexandra Rapaport aporta la dulzura necesaria al argumento; y la pequeña Annika Wedderkopp sorprende con su naturalidad en un primer trabajo que seguro no ha sido nada fácil para ella.
La impotencia en imágenes
Al final, el todo es un filme bien rodado y magníficamente interpretado que cuenta una historia poderosa. En otras palabras, una película de las que dejan huella y que, a mi parecer, acierta en lo que falla ‘Amor’ de Michael Haneke, su principal competidora en Cannes y los premios del Cine Europeo. Esto es: no es necesario un envoltorio oscuro y asfixiante para hacer llegar una historia trágica cargada de pesimismo. También se puede lograr el objetivo deseado con una cinta que se disfruta.
En el cine de Thomas Vinterberg sí hay hueco para el romanticismo