¿Dónde queda la

¿Dónde queda la "Tierra Prometida"?

Escrito por alejandro

La última película de Gus Van Sant, “Tierra prometida” (Promised land, Gus Van Sant, 2012), es un cuento de hadas. Actual, contemporáneo, pero cuento al fin y al cabo. Un pueblo en la Norteamérica profunda se convierte en el objetivo de una gran corporación. En el horizonte, el fracking (sistema de extracción de gas natural) y dos comerciales de la compañía con la misión de convencer a los habitantes del lugar de que es la única salida viable para su incierto futuro convertido en acuciante presente.

El planteamiento está claro, y nos manejamos en el terreno de lo políticamente correcto, la multinacional quiere llevar el negocio adelante a pesar de los riesgos, los comerciales deben vender un proyecto a pesar de su opinión personal (¿es solo un trabajo o no?), los habitantes del pueblo se debaten entre el dinero por permitir la explotación o el orgullo de resistir y agarrarse a su vida (aunque no tenga futuro dentro del sistema) y, por último, están las maniobras dudosas ante una votación sobre aceptar o no el proyecto. La respuesta biempensante está clara: defender la tierra ante el ogro capitalista. 

468510f2c2eef6227dbf47c59b2d2e1a¿Está convencido Steve Butler de lo que hace?

Como esto es un cuento, vamos a buscar a los personajes de los cuentos y aquí nos vamos a remitir a Vladimir Propp y su “Morfología del cuento” (1928). Siete personajes con su papel en esta historia que intentaremos desgranar para comprender qué pretendían Gus Van Sant, Matt Damon y John Krasinski.

El malo/antagonista: Dustin Noble (John Krasinski)

John Krasinski y Matt Damon firman el guión de “Tierra prometida” y ambos son los protagonistas masculinos de la acción. Krasinski ( y aquí avisamos de que empiezan los spoilers) ejerce de ecologista al principio, para acabar convertido en infiltrado sin escrúpulos al final. A día de hoy, creer en algo comienza a ser difícil porque ya nadie está libre de sospecha. El ataque a los intereses de las asociaciones ecologistas no resulta muy sutil.

9072083d3bcb051212a354c6bd2a087cJohn Krasinski en 'Tierra prometida" tiene mucho que ocultar

El ayudante/la ayuda: Sue Thomason (Frances McDormand)

El personaje de Frances McDormand es el contrapunto del de Matt Damon. Son compañeros de trabajo, pero para ella está claro que es solo eso, un trabajo. Ella vende un producto y las consecuencias de sus actos se quedan en nada ante sus verdaderas preocupaciones. Su hijo, el futuro de éste y un matrimonio fracasado ligeramente apuntado. Su actitud es la más común. Se preocupa por lo suyo y el pueblo dejará de existir en su mente, sepultado por su propia vida, en cuanto salga de él.

f8ed0c4b487a3620842683bac256045eSue es la única con las ideas verdaderamente claras.

El donador: Frank Yates (Hal Holbrook)

- ¿Y qué harías tú?

- Cogería el dinero y me iría.

- ¿Y a dónde iríamos todos?

Es el personaje más fastidioso ya que es el provocador del final de cuento de hadas, ese que despierta al héroe. Por su edad y posición no va a perder mucho y no arriesga tanto como el resto del pueblo. La razón le asiste, teóricamente, pero en la práctica él puede permitirse negarse y plantear el debate entre tierra, orígenes, orgullo, dignidad y el vil metal, el dinero, el futuro dentro de un sistema empeñado en excluirlos.

7250268550459ca419f18c62ade14af4Holbrook es capaz de remover conciencias

- No nos queda nada que vender. Y no podemos comprar nada. 

La mujer en apuros: Alice (Rosemarie DeWitt)

Los personajes femeninos no son lo fuerte de “Tierra prometida” y el de Rosemarie DeWitt no es una excepción. Simplemente, ella no quería ser la responsable de la desaparición de su tradición familiar. Solo busca prolongar lo hecho, el pueblo no es su elección, es la consecuencia de múltiples elecciones realizadas por otras personas antes que ella. Matt Damon acaba adaptándose, pero en su caso sí que es a través de una elección personal.

96a5846730227617c11181871f8ed657Alice decide no decidir, incluso entre sus pretendientes.

El que encomienda la tarea: David Churchill (Terrey Kenney)

Casi no aparece en pantalla, pero es la imagen en nuestra mente de esa gran corporación. Aprieta para lograr resultados porque ese pequeño pueblo solo es un nombre en un papel. Uno de tantos. Es en esa escala donde desea trabajar “Tierra prometida”, en la humanización de una situación concreta. Plantear esa decisión que deben tomar: beneficio económico inmediato contra su tierra, convertida en un lugar sin excesivas salidas.

El héroe/protagonista: Steve Butler (Matt Damon)

El guión planteado por Damon y Krasinski juega con la habitual identificación y etiquetación de los personajes. Steve Butler llega al pueblo como un vendedor dispuesto a jugar sus cartas, a hacer lo necesario para convencer a los habitantes de que firmen con su empresa. Si para eso hay que ponerse una camisa de franela, apretar y sobornar a la autoridad o “integrarse” pues se hace. La competencia contra el teórico ecologista es eso, una competencia. Y ahí solo vale ganar para consolidar un ascenso o su posición en la compañía. Hasta aquí podríamos estar hablando del malvado del cuento, pero no debemos olvidarnos de que es el protagonista, el héroe, y va a quedar bien sí o sí al final de la película.

El falso héroe: también Steve Butler (Matt Damon)

Es esa necesidad de quedar bien ante nuestros ojos la lacra final de “Tierra prometida”. Y solo nos deja dos opciones. O el personaje construido por Matt Damon y retratado por Gus Van Sant no sabe nada del mundo en el que vive o es un ingenuo (por no llamarle algo más serio) patológico. El proyecto, con sus dudas y sus evidentes, también para él, riesgos le parece algo defendible y solo le molesta que no le hayan dejado competir hasta el final. El juego sucio en una partida es la línea roja, el causante de la pérdida de confianza.

441c59771eca49396547d159c0479931Steve Butler busca mimetizarse con el entorno.

El problema, como en el resto de cuentos, es ¿y después qué?, ¿comieron perdices? Steve Butler ejemplifica esa conversión en caballero sin espada al entrar en la casa de Alice tras ser despedido. Él mismo reconocer que su gesto puede no haber servido de nada. Porque la moraleja del cuento es: El futuro es inevitable, pero todo puede lucharse si mantenemos la dignidad (al menos en el cine, en el mundo real es más complicado). Puede que sí, aunque quizás debiéramos pensar si estamos dispuestos a renunciar a nuestro nivel de vida o si, simplemente, nos llega con que lo explotado esté en otro sitio. Ese es el poso que me deja “Tierra prometida” (Promised land, Gus Van Sant, 2012), aunque quizás sea mi respuesta ante otro cuento de hadas que no he llegado a creerme.