Orgullo: cuando sabemos dónde está el límite

Orgullo: cuando sabemos dónde está el límite

Escrito por reyloren

Algunas películas nos gustan tanto que inmediatamente después de verlas las convertimos en pequeños tesoros, en joyas que guardamos con cariño en nuestros recuerdos (y más adelante en nuestra estantería) y que defendemos a ultranza ante posibles detractores mientras nos afanamos en compartirlas con aquellos a quienes intuimos que también enamorarán. Algunas películas nos apasionan de tal modo que las consideramos parte de nosotros, como si nuestra mano hubiera escrito una línea de guión, o sujetado una cámara en el rodaje, o aconsejado al actor qué expresión debía utilizar. Algunas películas nos impresionan tanto que es imposible no sentirse orgulloso de ellas, sobre todo cuando una vez tras otra disfrutamos con casi la misma intensidad de su historia y su modo de contarla.

Que un espectador se sienta orgulloso de una película debería ser el objetivo último de cualquier empresa en la industria del cine. No sólo porque significa que el trabajo se hizo bien, sino también porque convierte al filme en cuestión en una obra memorable. Va más allá del trivial hecho de llenar una sala de espectadores o lograr una crítica positiva. Hace historia.

Exceso de avaricia

Sin embargo, tan fácil como a veces es crear una película que genera orgullo, es retomar esa película para provocar el efecto contrario. Me refiero a las secuelas que destrozan un buen trabajo previo con la excusa de seguir haciendo caja a su costa. Secuelas que se aprovechan de la horda de fans que adora el filme original para batir un nuevo récord en taquilla pero que habitualmente lo consiguen sin mantener los niveles de calidad de la película que continúan y sumando muchas decepciones.

Y no hablo tanto de esas previsibles segundas partes que resultaron ser malas y a las que ya me he referido en varias ocasiones como de inesperados largometrajes que nunca debieron existir porque recuperaron una historia, y unos personajes muy queridos, que no necesitaban regresar a la pantalla grande

7f4a33a9942825c1da6991a46cd9fbb2No es que Harrison Ford fuera mayor para interpretar a Indiana Jones por cuarta vez, es que no tenía gracia

Iconos desgastados

Personajes como Indiana Jones, el mítico aventurero al que Steven Spielberg recuperó 20 años más tarde ('Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal', 2008) y provocó que la mayoría de sus incondicionales volvieran la cara hacia otro lado porque sentían vergüenza ajena; o los Cazafantasmas, los héroes neoyorquinos de los 80 cuyo regreso lleva casi una década dando vueltas por los despachos de Hollywood, lo que podemos entender como una mala señal; o incluso John McLane, el carismático policía de la trilogía de 'Jungla de Cristal' que 12 años más tarde volvió para aburrirnos en dos secuelas más ('La jungla 4.0', Len Wiseman, 2007; y 'La jungla: un buen día para morir', John Moore, 2013).

Otro ejemplo lo encontramos en el universo que George Lucas creó en la década de los 70 en 'La guerra de las galaxias' y que a las puertas del siglo XXI regresó a la pantalla grande con más pena que gloria ('La amenaza fantasma', 1999). Dudo que los amantes de la saga que tan orgullosos se sienten de su galaxia preferida estén satisfechos con los últimos tres episodios. Bien es cierto que Lucas tiene la oportunidad de redimirse con la nueva trilogía que arranca este año ('Star Wars VII: The Force awakens', J.J. Abrams), pero si fracasa minará un poco más el orgullo con el que presumen sus incondicionales.

e13fccf7f89ca16573308a898cb22616Los fans defraudados con 'La amenaza fantasma' descargaron su malestar en Jar Jar Binks, reconocido oficialmente como el personaje más odiado de la saga

Piedras contra su propio tejado

Dicho de otro modo, en los últimos años la industria cinematográfica parece haberse esforzado en arruinar el maravilloso efecto que hoy siguen produciendo algunos de sus títulos más memorables, los que más legiones de seguidores cosechan. Ha logrado que dejemos de sentirnos orgullosos de nuestras películas de culto. Raro es el día que no se anuncia una nueva secuela, inesperada o previsible, lo que prueba la falta de imaginación y exceso de avaricia de las productoras.

Sigue haciéndose buen cine, por supuesto, y cine original, pero pocos estrenos molestan más que aquellos que trastocan nuestros recuerdos. 

La excepción

No obstante, y pese a la avaricia cada vez menos contenida de los responsables de la industria, aún quedan razones para el optimismo. Cuando hablaba al principio de películas que se convertían en parte de uno mismo pensaba en 'Regreso al futuro(Robert Zemeckis, 1984). Llamadme friqui, ochentera o melancólica, pero las aventuras de Marty McFly en Hill Valley me atraparon en su día y desde entonces no me han soltado. Sigo disfrutando con todos los detalles de la trama y la puesta en escena como la primera vez que la vi. Si me topo con ella haciendo zapping me resulta casi imposible cambiar de canal. Forma parte de mi infancia y en parte por eso le tengo un cariño especial. Pero sobre todo es una joya del entretenimiento que no precisa de la nostalgia para convencer de su fórmula.

f0f37d9e190ea019303399ff6a350443Esta escena forma parte por méritos propios de la historia del cine

Así que no podría sentirme más orgullosa de que en estos momentos no circulen proyectos para retomar la saga. Y parece que así va a ser si su director, Robert Zemeckis, y su guionista, Bob Gale, se mantienen en sus trece. Porque ambos han afirmado que no harán una cuarta entrega por mucho dinero que les pongan sobre la mesa (la adaptación a un musical de teatro es otra historia). 

Es como si intuyeran que para los espectadores sólo habrá un Marty McFly, un Doc Brown, un condensador de fluzo y un DeLorean. Por lo que parece probable que el próximo 21 de octubre celebremos el día que, en la ficción, el Marty de 1985 visitaba en el futuro sin la perspectiva de un 'Regreso al futuro IV' a la vista. Crucemos los dedos para que se mantenga así. 

Confiemos en que, a pesar de las ovejas negras surgidas en los últimos años, podamos seguir sintiéndonos orgullosos del cine que nos apasiona.

bc370491ce37b90c9dc5455740b9b25fY si Hollywood apuesta finalmente por retomar 'Regreso al futuro', ahí está el valiente Emmet Brown para poner orden