A veces uno necesita remontarse al pasado para entender el presente. Por eso hace unos días decidí ver ‘A todo gas’ (‘The Fast and the Furious’, Rob Cohen, 2001), para averiguar qué tenía el origen de esta saga de carreras que derivó en una exitosa franquicia que ya va por el séptimo capítulo. Y después de pasar un rato entretenido con la banda de pilotos callejeros liderada por Dominic Toretto (Vin Diesel), no me quedaba otra que regresar a mi tiempo y ver la película que está batiendo todos los récords de taquilla y que es, al fin y al cabo, la razón por la que me sumergí en este universo de súpercoches
Los coches con más recursos del cine parecen no querer decir adiós
Una vez más, encontré un filme entretenido y colorido pero que salvo por los personajes y el protagonismo de las escenas al volante, poco tiene que ver con ‘A todo gas’. Si aquella era una producción sin pretensiones, ‘Fast & Furious 7’ ha sido concebida para reventar la taquilla con una espectacular trama de acción que se disfraza de filme de espías. De hecho, esta séptima entrega tiene más en común con cualquiera de las ‘Misión: Imposible’ que con la modesta ‘A todo gas’. Hay espectáculo, localizaciones exóticas por todo el mundo y los héroes presumen de habilidades prácticamente sobrehumanas.
Lejos han quedado las carreras callejeras que eran el corazón de la trama en el filme de Rob Cohen. Ahora lo que importa son las extravagancias que Toretto y su equipo llevan a cabo y que (casi) siempre acaban con los coches hechos chatarra y más de un personaje preguntándose cómo es posible (no lo es) que siga con vida.
Un ejemplo: en Abu Dhabi Toretto y su Ferrari saltan entre no dos, sino tres, imponentes rascacielos. Y en Afganistán el equipo al completo salta de un avión al volante de sus vehículos.
¿Que un Ferrari sobreviva a ese salto? En 'Fast & Furious 7' es posible
Las cosas claras
Así pues, si eres de los que buscan un argumento realista que, como mínimo, no desafíe las leyes de la gravedad, está claro que ‘Fast & Furious’ no está hecha para ti. Pero si buscas espectáculo con la factura técnica propia de las superproducciones, seguro que ya has ido al cine a verla.
Porque el filme que dirige James Wan no se preocupa por la consistencia de la historia sino por impresionar con sus escenas de acción, cuanto más exageradas mejor. Sí, hay un guión con potencial de por medio; y sí, también una continuidad con las anteriores películas; y hasta cierto amago de profundizar en algún personaje (Letty); pero todo ello queda supeditado al espectáculo palomitero.
La banda, dispuesta a dar el gran golpe
El esperado homenaje
Sin embargo, la imagen no es la única baza que tiene ‘Fast & Furious 7’ para llenar salas de cine. La cinta es el último trabajo del fallecido Paul Walker. La producción estuvo a punto de suspenderse cuando el actor falleció en un accidente de tráfico, pero logró seguir adelante gracias al uso de dobles y efectos visuales para situar a Walker en las escenas que aún no había rodado.
El morbo (es morbo, no curiosidad) de ver cómo lidia el argumento con la futura ausencia del personaje de Brian en la saga y esa emotiva despedida que le hace al actor justo antes de los títulos de crédito (y que gracias a la canción ‘See you again’ es capaz de poner la piel de gallina) son la principal razón (no lo neguemos) de que ‘Fast & Furious 7’ sea el filme más taquillero de lo que va de año.
La despedida a Paul Walker que el equipo de la película y los espectadores necesitaban