Review: Argo (2012)

Review: Argo (2012)

Escrito por Lucero

“Argo” (Ben Affleck, 2012) es la historia de una película que nunca se pensó rodar. Ben Affleck nos embauca hacia una de las más curiosas farsas urdidas por la Inteligencia estadounidense, al menos que sepamos la mayoría de los mortales, que no será por seguro ni el 5% de cuanto la CIA ha movido (y mueve) en ese oscuro mundo del espionaje internacional. “Argo” nos introduce la idea, de hecho, de que en realidad los cauces de la historia han corrido siempre por una vía paralela a la oficial, una vía secreta y confidencial que sólo unos pocos conocen y que, por seguro, los libros de historia no recogen.

Esta podría ser la historia de cómo la embajada canadiense rescató a seis estadounidenses acorralados en suelo iraní, pues es ésta la historia oficial, la que, en efecto, los libros cuentan. Pero la historia de hecho fue otra, y la escribió un tal Tony Mendez, un héroe anónimo para la mayoría considerado por otros pocos como uno de los más valerosos agentes de la historia de la CIA. Y todo ello, debido a lo que “Argo” cuenta, que aunque no sabemos hasta qué punto de verdad llega, sí resulta de lo más convincente. Porque la historia (y la verdad) superan, en la mayoría de las veces, a la ficción. O a la ciencia-ficción, utilizando un símil con la película, que en las siguientes líneas comento.

photo_3353.jpegFotografía del asalto de la embajada norteamericana en Teherán el 4 de noviembre de 1979. La película comienza con esta escena y la recrea a la perfección.

La crisis de los rehenes, la más grande humillación estadounidense 

Gran parte de esta baja popularidad y de esta indolencia internacional la tuvo, de hecho, el presidente con peor imagen en la historia del país, Jimmy Carter, a quien Ben Affleck parece no querer hacer sangre en “Argo”. De hecho, Ben Affleck no parece querer hacer sangre a nadie: pasa de puntillas por la crisis de los rehenes, por las dificultades estadounidenses a la hora de encontrar una solución y por el hazmerreír internacional, entre otros de los muchos problemas que aquella época y situación suscitaron.

“Argo” parte de uno de los sucesos más vergonzosos de la historia estadounidense. La llamada crisis de los rehenes se enmarca además en un contexto histórico en donde Estados Unidos se encontraba en el más bajo nivel de popularidad de su historia: sufriendo como nunca la llamada Crisis del Petróleo, que comenzó en 1973 y tuvo otro coletazo en el 79, sufriendo la humillación de Vietnam, de cuya guerra tuvo que huir en 1974, y viendo cómo el régimen pro-occidental del Sha Pahlevi se desmoronaba ante la mayoría chií del país, que derrocó al déspota en noviembre de aquel año. Las imágenes de las banderas estadounidenses ardiendo dieron la vuelta al mundo y la imagen del país se desmoronaba a cada día que pasaba.

Por primera vez en más de treinta años de Guerra Fría, además, la Unión Soviética parecía adelantarse a los Estados Unidos en esa loca carrera por la supremacía mundial (aun así, contemporánea a la película se produce el comienzo de la Guerra de Afganistán, el “Vietnam de los soviéticos”, y cuyo desastre igualaría las tornas entre las dos superpotencias).

photo_3897.jpeg¿Cómo sacar a seis personas de la ciudad donde están puestas todas las miradas a nivel internacional?

Un rescate de auténtica ciencia-ficción

“Argo” se centra en la otra “crisis de los rehenes”, es decir, no en el drama de los más de cincuenta norteamericanos secuestrados en la propia embajada estadounidense en Teherán, sino en las vicisitudes de seis afortunados (o no tan afortunados) que escaparon de la embajada cuando saltó el alboroto y se refugiaron en la embajada de Canadá.

El Sha Pahlevi, un déspota monigote de Occidente que gobernó Irán con mano de hierro, excentricidad, opulencia y opresión para con la mayoría chií del país, se refugió en Estados Unidos (víctima de un cáncer terminal) cuando estalló la revolución que le derrocó. Los secuestrados de la embajada norteamericana son, de hecho, el chantaje con el que el nuevo régimen iraní pide la extradición del Sha para que sea juzgado por el pueblo que otrora oprimió.

Pero los seis extraviados de la embajada (seis personajes y actores de altísimo nivel) se encuentran en una difícil tesitura: de hacer pública su situación, serían juzgados (en uno de esos juicios sumarísimos amañados que tanto gustan a los regímenes revolucionarios) por huir de la embajada o por espías estadounidenses y colgados de una de las grúas en las que ya cuelgan cadáveres de supuestos espías y de personas afines al Sha.

photo_4295.jpegBen Affleck y el televisivo Bryan Cranston como agentes de la CIA.

La CIA, el servicio de inteligencia estadounidense, a sabiendas de que tenía posibilidades de rescatar a estos seis (los otros cincuenta, cuyo rescate era de mayor prioridad, no sufrían en realidad por sus vidas, al ser parte del chantaje), encarga al agente especialista en rescates Tony Mendez (Ben Affleck) que urda un plan de rescate en suelo iraní.

La idea más alocada y excéntrica fue la que finalmente se llevó a cabo: Mendez crearía una producción cinematográfica ficticia, llamada “Argo” (una película al estilo de Star Wars, tan de moda en aquella época),  y viajaría a Irán con el objetivo de localizar exteriores para el rodaje de la película. Los seis secuestrados serían el equipo de producción del film, con los que saldría del país para continuar con la realización de la película o localizar otros puntos de rodaje.

photo_7790.jpegJohn Goodman y Alan Arkin ayudarán a Ben Affleck a crear, de la nada, una producción hollywoodiense. Al fondo, el cartel promocional de esta película ficticia, "Argo".

A partir de entonces “Argo” entra en un curioso paréntesis en donde podremos conocer qué entresijos maneja Hollywood para montar una película de ciencia-ficción, con la actuación muy lograda de los veteranos John Goodman y Alan Arkin como productores hollywoodiense. “Argo” vuelve a su realidad cuando Mendez llega a suelo iraní y comienza a urdir su rescate. A partir de entonces, “Argo” entra en materia y se convierte en la excelente película que es.

"Argo", favorita a los Óscar

Ben Affleck maneja los tiempos con la maestría de un director veterano y nos ofrece un suspense muy emocionante que funciona como un reloj suizo. Todo en “Argo” encaja a la perfección, nada está de más, nada falta. La tensión narrativa de esta película alcanza un clímax que incluso se hace insoportable para el espectador, en un trepidante final que nos hará gritar o incluso soltar alguna que otra lágrima (al menos si somos de lloro fácil).

Ben Affleck es probablemente el único de un elenco protagonista que no ralla la perfección, en un papel algo soso, siempre con la misma expresión, aun cuando está a punto de fallar en su cometido. Por lo demás, "Argo" es excelente. A pesar de que la historia es como es, y salió tal y como salió, la película hace olvidarnos de lo que ocurrió de hecho y nos introduce en una ficción tal y como hace Mendez con los incrédulos iraníes, que se creerán partícipes de una producción hollywoodiense.

Con una grandísima recreación y ambientación de la época, con una emoción y suspense fulminantes, “Argo” es justa favorita a los Óscar, y (apuesta de este humilde espectador) se llevará la estatuilla a mejor película.

photo_4823.jpegCartel de "Argo" (Ben Affleck, 2012)