Julia encuentra 300 millones de pesetas escondidos en casa de un hombre muerto mientras vendía un apartamento. Es un agente inmobiliario Telfer ahora obligado a enfrentar la ira de una comunidad muy peculiar (de vecinos), encabezada por un administrador sin escrúpulos. Humor negro da paso al suspenso, seguido de cerca por el horror que no lleva mucho tiempo en viniendo a la cabeza en un pandemonio disimulada.