Daniel Rey junto con su esposa, Kristi; hija, Ali; el hijo del niño, Hunter y su perro, mueven a Carlsbad, California. Unos días más tarde es allanada su residencia, sin embargo, nada parece haber desaparecido. Con el fin de evitar re-ocurrencias, que instalan a una serie de cámaras de seguridad que grabará todo en un DVR. Después de que contratan a una niñera de habla hispana a Hunter, informa que hay algo malo en su casa y realiza oraciones, para disgusto de Daniel, que le permite ir. Posteriormente se arrepentirá de esta decisión como ocurren incidentes más inexplicables y extraños, con Ali concluir, después de una investigación, que su casa puede ser poseída por una entidad demoniaca.