Jessica, la hija de un agricultor empobrecido, todavía cree en Santa Claus. Así que cuando viene a través de un Reno con una pierna lesionada, tiene sentido para ella asumir que es saltarín, que había caído desde una pantalla de Navidad en la ciudad. Ella lo esconde en su granero y lo alimenta "cookies", hasta que ella puede llevarlo de vuelta a Santa. Su padre lo encuentra y decide venderlo a la carnicería, no para las chuletas de carne de venado, sino como una publicidad de la exhibición.