Si contamos la que aún está pendiente de estreno 'X-Men: Días del Futuro Pasado' (dando por hecho que sea así como traduzcan el título), podemos decir que Hugh Jackman ha interpretado a Lobezno la friolera de siete veces. Una cifra que, creo, no ha alcanzado ningún otro actor con un personaje de cómic. Jackman se ha enfundado las garras del mutante en la primera trilogía de X-Men, en un divertido cameo en 'X-Men Primera Generación', en los dos spin-off que, de momento, ha dado su personaje, y lo hará también en el esperadísimo filme que mencionaba al principio. Siete veces que, salvo que los años comiencen a hacer mella en el atlético australiano, pueden convertirse en unas cuantas más.
Porque Hugh Jackman es uno de esos actores con enorme personalidad y carisma que han hecho de su personaje un auténtico álter ego. Es decir, a estas alturas resulta casi imposible pensar en Lobezno sin visualizar el rostro de Jackman así como imaginar al intérprete sin su traje de mutante. Parecido a lo que sucede con Robert Downey Jr. y Iron Man, pero mucho más marcado.
Lobezno: van seis y sigue en plena forma
Por eso, porque Jackman desborda personalidad en el esqueleto de adamantio de Lobezno, las películas que protagoniza mantienen su interés a pesar de que se alejan del universo más o menos conocido por todos que gira en torno a la Patrulla X. Es el caso de 'Lobezno inmortal' (The Wolverine, James Mangold, 2013), que a pesar de trasladar la trama a Japón y situarse demasiado cerca en el tiempo a 'X-Men: Días del Futuro Pasado' (lo que puede resultar un obstáculo a su éxito), convence tanto a los seguidores acérrimos de Logan como a los que, como yo, en su día sedujo pero con el tiempo han perdido el interés en un mutante luchando en solitario.
El conflicto de la inmortalidad
'Lobezno inmortal' arranca con una escena que nos recuerda cuál es el verdadero 'poder' del mutante: su capacidad curativa que le permite sobrevivir al paso del tiempo con el mismo aspecto físico. Y lo hace porque el argumento gira en torno al conflicto que la inmortalidad supone para el personaje.
Lobezno lleva décadas vagando por el mundo como un nómada y viendo cómo las personas con las que entabla amistad envejecen o mueren en dramáticas circunstancias mientras él continúa exactamente igual. Así, ¿cómo afrontar la pérdida de los seres queridos cuando ellos pueden desaparecer y tú no ¿Cómo conservar las relaciones cuando sabes que sobrevivirás a ellas ¿Cómo poner fin al sufrimiento si la muerte no es una opción
Lobezno encuentra en Yukio una nueva aliada
Son preguntas que Lobezno se plantea como cualquier otro, en su lugar, también lo haría. Y que el filme explora a partir de lo que sucedió al final de la última parte de la trilogía de 'X-Men', un 'espoiler' para quienes no hayáis visto esa película que suelto aquí ya que el filme de James Mangold lo desvela en los primeros cinco minutos: Lobezno mató a su amada Jean Grey, quien había sucumbido a su lado oscuro.
Pues bien, la trama de 'Lobezno inmortal' gira en torno a la inmortalidad del mutante y a la culpa que le acecha desde que perdió para siempre a Jean Grey. De ahí que siga viéndola en sueños, un recurso que ha permitido a Famke Janssen regresar a la saga. El resto del argumento, esto es, su viaje a Japón y su huida con la rica heredera Mariko, es sólo una excusa para hacer avanzar los acontecimientos. Una excusa que, no obstante, habrá agradado a muchos fans de los cómics ya que las aventuras de Logan en Asia son una parte importante de su historia en las viñetas.
Huida en busca de respuestas
Enemigos en el cine, marido y mujer en los cómics
En resumen, 'Lobezno inmortal' presenta a nuestro héroe unos años después de los sucesos de 'X-Men 3' (un acierto situar la trama adelante en el tiempo para así sorprendernos y de paso sentar las bases de la próxima entrega de la saga mutante). Atormentado por la muerte de Jean Grey, Lobezno se esconde del mundo en los bosques hasta que una guerrera, Yukio (Rila Fukushima), acude a buscarlo para llevarlo a Japón, donde su señor Yashida le espera. Ya en el país nipón, Yashida (Hal Yamanouchi), a quien Logan salvó en su día de la bomba atómica, le ofrece un regalo: ser mortal, una ofrenda que el mutante rechaza. Poco después el anciano muere y el día de su entierro hombres de la Yakuza intenta raptar a su nieta y heredera, Mariko (Tao Okamoto). Logan la ayudará y juntos emprenderán una huida en busca de respuestas.
Esta trama resulta entretenida y presenta alguna agradable sorpresa por el camino, pero sin el conflicto interior de Lobezno perdería gran parte de su interés. Hay confusión, la villana de turno, Viper, tiene más de chica James Bond que de mala de cómic y la relación entre el mutante y Mariko resulta muy previsible y poco creíble dadas las circunstancias (el tormento de él y los problemas de ella). Menos mal que la lucha final es vistosa y la inevitable escena tras los títulos de crédito deja los dientes largos para lo siguiente.
Más legendaria su historia
El rey de los músculos
Por lo demás, la estética oriental le sienta como un guante a Lobezno, el actor aparece más musculado que nunca pero de esta manera también resulta más temible y el papel de Yukio como sidekick encaja muy bien con el mutante ya que recuerda a la Pícara de la primera 'X-Men'.
Por otra partre, la escena de lucha a lomos del tren bala es llamativa, Lobezno sin garras añade sorpresa y su presencia en Nagasaki en el momento preciso en que cae la bomba atómica hace más legendaria, si cabe, su historia. De esta forma, y teniendo en cuenta que el filme de James Mangold combina los argumentos de la trilogía y el primer spin-off de Lobezno, esta nuevo capítulo del mutante del esqueleto de adamantio supera la primera prueba que también es la más difícil: que el espectador no sienta que su historia sobra en la saga.