Nunca he sido una ‘trekkie’. De hecho, todo lo que rodea a la saga de ‘Star Trek’ siempre me ha resultado una incógnita, una gran incógnita que tampoco me suscitaba interés. Por no saber, no sabía siquiera de dónde procedía el fenómeno. Sin embargo, una mención casual al último capítulo de la franquicia, dirigido por J. J. Abrams, y la buena acogida que en su día tuvo entre seguidores y no seguidores de la serie, llamó mi atención. Y aquí estoy ahora, dispuesta a explicar por qué ‘Star Trek’ (2009) es una entretenidísima y divertida aventura apta para todos los públicos y que pide a gritos una secuela.
En realidad, esa secuela ya está en marcha. Se llama ‘Star Trek into darkness’, cuenta con el mismo equipo que su predecesora y se estrenará en 2013. Pero volvamos a ‘Star Trek’, la primera, o mejor dicho, el capítulo número 11 de la saga. La película nació como un intento de resucitar la franquicia creada por Gene Roddenberry en 1966 en un momento en el que las vueltas de tuerca a las viejas historias comenzaban a estar de moda. Y surtió efecto.
Los nuevos Spock y capitán Kirk
‘Star Trek’ no sólo presenta una épica aventura perfecta para pasar un buen rato, sino que, además, reinicia la historia original para que quienes no conozcamos nada de ella podamos empezar de cero y engancharnos. Para ello, se sirve del recurso de los saltos en el tiempo, que le proporciona una realidad alternativa donde puede volver a contar los viajes de la nave Enterprise con una renovada capacidad de sorprender pero sin desvirtuar su herencia.
Así, la trama de ‘Star Trek’ arranca con el nacimiento de James T. Kirk, que es el momento donde comienza esa realidad alternativa. El argumento continúa con el relato de cómo Kirk entra a formar parte de la nave Enterprise y cómo ésta afronta su primer viaje especial. En el camino, los tripulantes van conociéndose y surgen distintas relaciones entre ellos. Por supuesto, no falta ninguno de los personajes protagonistas de la serie de televisión que inició la franquicia: Uhura, Bones, Sulu, Scott, Chekov y, cómo no, Spock.
Kirk debe demostrar por qué es el mejor capitán para la nave Enterprise
Pasado, Abrams y Spock
Ese sencillo truco de cambiar el pasado para volver a contar la historia sin pretender que las cinco series de televisión y diez películas anteriores no han sucedido es, a mi entender, el acierto número 1 de ‘Star Trek’. El segundo es la elección de J.J. Abrams como director. Abrams, en alza por entonces debido a la serie ‘Perdidos’, aporta al filme su buen sentido del ritmo y su gusto por desentrañar el interior de los personajes. En este sentido, con quien más se esfuerza es con Spock, el acierto número 3.
El actor Zachary Quinto da vida al personaje más emblemático del universo ‘trekkie’ y uno de los grandes iconos del cine de ciencia-ficción. Su Spock es extremadamente inteligente, racional y estricto (cualidades de su herencia vulcana), pero también nostálgico y temperamental (ahí entra en juego su mitad humana). Esa combinación da como resultado momentos realmente emocionantes, en los que Quinto consigue convertirse en el alma de la película sin aparente esfuerzo.
Zachary Quinto, un Spock con temperamento
La tripulación y el villano
Junto a Spock, el otro gran héroe de ‘Star Trek’ es el capitán Kirk. Un personaje que representa el clásico líder heroico, buen estratega, un tanto burlón y de carácter rebelde que tantas veces hemos visto en la pantalla. El joven actor Chris Pine le da vida, y salvo por las excesivas palizas que sufre a lo largo de la película, podemos afirmar que logra transmitir el carisma del futuro capitán de la nave Enterprise.
Además de Spock y Kirk, en la película de Abrams tienen cabida los personajes más conocidos de la saga, como comentaba más arriba. Así, resulta divertido e imagino que en cierta manera entrañable, descubrir cómo cada uno de ellos se hace su hueco en la tripulación del Enterprise. Sobre los actores elegidos para esos papeles, varios apuntes: Zoe Saldana (Uhura) carece de credibilidad, Karl Urban (Bones) da vida a un personaje muy, muy predecible; y Simon Pegg (Scott) repite en el rol de genio de la informática después de ‘Misión imposible III’ (2006), también de Abrams.
En cuanto al villano de turno, el capitán Nero (Eric Bana), un soldado que busca venganza por la destrucción de su planeta Rómulo, no infringe tanto miedo como sí lo hace el vehículo espacial en que viaja.
Eric Bana, con esas pintas, es el villano Nero
Aventuras espaciales
Dejando a un lado las debilidades de los personajes de ‘Star Trek’, la verdad es que cada uno de ellos cumple un papel fundamental para construir la clásica película de aventuras. Así, tenemos al héroe, el mejor amigo del héroe que a la vez es su antítesis, a la chica, al colega, al novato, al cerebrito incomprendido…. Incluso al mentor, y por partida doble.
Se trata de aventuras espaciales, que sorprenden con llamativas herramientas como la velocidad warp, el teletransporte o la posibilidad de comunicarse con la nave vía teléfono móvil invisible. En ese sentido, quiero recordar que la serie original de ‘Star Trek’ presentó numerosos avances tecnológicos que no llegarían a desarrollarse hasta años más tarde.
La tripulación del Enterprise
Además, el filme de J.J. Abrams cuenta con el atractivo de recuperar al actor Leonard Nimoy, mundialmente conocido por haber dado vida al Spock de la televisión; así como de ver a un Chris Hemsworth, futuro Thor, interpretando al padre del capitán Kirk.
Pero lo más destacable de ‘Star Trek’ es su capacidad para conectar con el espectador virgen en el universo ‘trekkie’. El filme de Abrams sorprende, divierte y entretiene pero, sobre todo, deja con ganas de más, una virtud que, a mi juicio, debe tener todo buen inicio de una saga.