El amor. Un sentimiento que mueve montañas y tantas historias ha dado al séptimo arte. Que si amores imposibles, romances inesperados, pasiones destructivas… Pero nada tan inocente y romántico como ése al que llaman el primer amor. Y ninguna película lo ha retratado de manera tan maravillosa como el filme de Drake Doremus ‘Como locos’ (‘Like crazy’, 2011).
Esta cinta de corte independiente ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance, donde también resultó premiada su actriz principal, Felicity Jones. De hecho, para la intérprete británica, ‘Como locos’ es el título que la lanzó al estrellato y que a punto estuvo de conseguirle una nominación a los premios Óscar. No la logró, pero sí obtuvo galardones en los Empire Awards, los premios Gotham y el festival de cine de Hollywood.
La película, escrita por Drake Doremus y Ben York Jones y dirigida por el primero, cuenta la historia de Anna, británica, y Jacob, estadounidense, que se enamoran perdidamente cuando ambos estudian en la Universidad de Los Ángeles. Pero una vez que finalizan los estudios, Anna regresa al Reino Unido y problemas con su visa le impiden volver a Estados Unidos. Así, la pareja comienza una difícil relación a distancia que tendrá sus momentos buenos y sus malos.
Jacob y Anna, un amor de película
Un camino de obstáculos
En resumen, ‘Como locos’ explora las dificultades de mantener una relación romántica cuando las dos personas viven en lugares diferentes –en este caso, incluso continentes distintos-, un hecho que, no en vano, muchas veces –reales y ficticias- ha sido motivo de ruptura. La pasión de los primeros días se va diluyendo con el tiempo, mientras que las dos personas que creían conocerse tan bien comienzan a sentirse extrañas cuando cada una tiene su vida en un país distinto.
El guión de ‘Como locos’ pasa por todos los estados posibles de una relación. Desde el romanticismo adictivo del principio hasta el momento en que, como acabo de mencionar, la otra persona se convierte en una extraña. Presenta, incluso, una boda, aunque en este caso no se trata del final feliz al que este tipo de acontecimientos nos tienen acostumbrados, sino de un paso más hacia la consolidación de una historia de amor que para sus protagonistas adquiere el cariz de obsesión.
Se trata, pues, de un camino de obstáculos en el que la meta se ve lejana y, cuando se alcanza, te das cuenta de que quizás ya es demasiado tarde.
Dos enamorados a punto de convertirse en dos extraños
Delicada y sutil
En cierta manera, podría decirse que el filme de Drake Doremus supone una vuelta de tuerca al melodrama romántico, pero eso sería quedarse en la superficie. Da la sensación de que ni director ni guionistas han buscado de manera consciente sorprender o crear una historia de amor distinta a las demás, sino que simplemente se han dejado llevar por un romance en el que han puesto todo su cariño. Porque ‘Como locos’ está hecha con delicadeza. Sus personajes son tratados con ternura y la historia fluye de manera natural.
Además, el guión, más que contar hechos, los sugiere, lo que invita al espectador a echar mano de su imaginación y cultura cinéfila y, de paso, reflexionar sobre las virtudes y los peligros de una relación a distancia.
Únicamente hay que reprocharle, quizás, la intervención de terceras personas en la relación –Sam por un lado y Simon por el otro-, que se siente un pelín forzada. Sin embargo, sirve para que el espectador comprenda mejor la profunda huella que la relación entre Anna y Jacob ha dejado en cada uno de ellos.
Felicity Jones es Anna
La actuación en la mirada
Comentaba al principio que Felicity Jones ha sido la gran revelación de esta película. Y es que la actriz británica consigue transmitir todos sus anhelos y dudas a través de la expresión, sin necesidad de palabra alguna. Además, el magnetismo que imprime a su personaje en la primera etapa de su relación con Jacob y que es, precisamente, una de las razones de que él se interese por ella, traspasa la pantalla.
En cuanto a Jacob, Anton Yelchin le da vida con la misma credibilidad y cariño que su partenaire, lo que le ha valido el reconocimiento en los festivales de cine de Hollywood y Hamptons. Sin embargo, su Jacob se siente más lejano que Anna, pero ello no se debe a la intepretación de Yelchin que, repito, es notable, sino al propio carácter del personaje.
Al final, el buen trabajo de ambos, unido a esa sencilla ambientación y a un guión parco en palabras pero prolífico en gestos, logra que el espectador desee un final feliz para la pareja. Que sonría al verles felices y le duela cuando se tratan con frialdad.
Uno de los momentos felices de la pareja
La tercera en discordia es Sam, a quien da vida la intérprete más conocida del reparto, Jennifer Lawrence. Su personaje es breve y apenas cuenta con diálogo, pero el espectador enseguida comprende que representa la antítesis de Anna (rubia, americana, menos soñadora que la británica y poco intelectual).
Los otros actores secundarios con cierta relevancia, Oliver Muirhead y Alex Kingston, interpretan a los padres de Anna. Su función en la trama es la de apoyar esa relación de la que el universo parece estar en contra.
Jacob y Sam
A luchar
Porque, a veces, el mundo es cruel y rápidamente intenta quitarte aquello que tan afortunadamente te regaló. Pero por eso existe el esfuerzo y la valentía y la comunicación. Y sí, sigo hablando de amor. Porque aunque las comedias románticas típicamente norteamericanas sugieran lo contrario, el amor de una vida también hay que pelearlo si quieres retenerlo. Y, en ese sentido, ‘Como locos’ es quizás la cinta romántica más sincera, creíble y, al mismo tiempo, emocionante, que ha presentado el cine en los últimos tiempos.