Review: Regreso al futuro II (1989)

Review: Regreso al futuro II (1989)

Escrito por reyloren

Para muchos de los que nacimos en los 80 y varias generaciones más, la trilogía de ‘Regreso al futuro’ forma parte de nuestra memoria colectiva. La saga dirigida por Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg es uno de los grandes títulos de la historia fílmica del entretenimiento. Además, sentó las bases del relato de los viajes en el tiempo y convirtió en iconos de aquella época el coche DeLorean, el condensador de fluzo o el nombre de Marty McFly.

La gran joya de la trilogía es, sin duda, la película que lo comenzó todo, ‘Regreso al futuro’, estrenada en 1985. No obstante, es la tercera parte, la que se desarrolla en el lejano Oeste de finales del siglo XIX, con la que algunos, incluida yo, más disfrutamos. En cuanto al filme que sirve de transición entre una y otra, ‘Regreso al futuro II’, se trata del menos valorado y quizás también el que menos se recuerda. Por eso, y porque el magnífico final de la trilogía no hubiera sucedido de no ser por este segundo capítulo, es el que voy a comentar aquí.

photo_7134.jpegMarty, Jennifer y Doc, camino del futuro

La paradoja temporal

‘Regreso al futuro II’ ('Back to the future', Robert Zemeckis, 1989) comienza en la escena que cierra su antecesora. La cinta se rodó al mismo tiempo que ‘Regreso al futuro III’, y, de hecho, la película contiene varias referencias a lo que ocurrirá más adelante. Por si eso fuera poco, su estreno en cines iba acompañado de un tráiler de la tercera parte, una medida promocional que, creo, no se ha vuelto a repetir. Así las cosas, resulta difícil apreciar ‘Regreso al futuro II’ sin tener en cuenta el resto de la trilogía, ya que depende en gran medida de ella.

Por otra parte, este segundo capítulo es el que más viajes en el tiempo contiene –seis en total-, así como el que visita el mayor número de épocas –1985, 2015, el alternativo 1985 y 1955-. Tanta ida y venida, junto a la complejidad de la paradoja temporal, convierte la trama de ‘Regreso al futuro II’ es un galimatías donde resulta fácil perderse.

Además, en lugar de innovar, el guión apuesta por repetir escenas que funcionaban en ‘Regreso al futuro’, como, por ejemplo, la persecución en monopatín o Marty despertándose junto a su madre. También recupera momentos de la primera parte, pero contados desde otro punto de vista.

En definitiva, ‘Regreso al futuro II’ viene a ser una revisión de ‘Regreso al futuro’ más complicada de descifrar, y donde la clave no está en conseguir viajar en el tiempo, sino en hacerlo en el momento y el lugar adecuados.

photo_1874.jpegDoc y Marty, Christopher Lloyd y Michael J. Fox

El futuro

Puede que la única razón de que ‘Regreso al futuro II’ haya entrado en la historia resida en su particular recreación del futuro. Doc, Marty y Jennifer viajan al 21 de octubre del año 2015 y lo que encuentran allí es un Hill Valley exagerado y robotizado donde los coches vuelan, los camareros han sido sustituidos por televisores y las tallas de ropa no existen. Se trata de un futuro que, como nuestro presente, está dominado por la tecnología, pero donde la concepción de ésta dista bastante de la que seguramente nos encontremos dentro de 3 años.

En el año 2015 de ‘Regreso al futuro II’ los avances tecnológicos sirven para ahorrar tiempo en tareas mecánicas, como elegir una prenda de ropa o servir una bebida. En el año 2012 de nuestra realidad, la tecnología quiere hacernos la vida más fácil en tareas conceptuales, como traducir un texto a otro idioma o charlar con un amigo.

Más allá de estas diferencias, el futuro de Hill Valley avanza algunos inventos de nuestro mundo. Así, hoy existe combustible orgánico, las vídeo llamadas son posibles y la información personal del interlocutor que muestra la pantalla podría considerarse un tipo de red social. En otros aspectos, sin embargo, la predicción erra por completo: los videojuegos son más populares cuanto más tengas que emplear tu cuerpo y los faxes han caído en desuso.

photo_4209.jpegHill Valley en 2015

El presente alternativo y el pasado

La secuencia que menos interesa de ‘Regreso al futuro II’ es, quizás, ese presente alternativo oscuro y deprimente, que rompe con el tono familiar y divertido del resto de la trilogía. Una cosa es que el malvado Biff sea un hombre de éxito, como en la primera parte, pero otra muy distinta es que se haya convertido en un tirano megalómano y asesino. Menos mal que este incómodo 1985 se esfuma rápido, y Doc y Marty vuelven al 1955 que enamoró en ‘Regreso al futuro’.

Sin embargo, la trama que se desarrolla entonces adolece de credibilidad. Sí, credibilidad. Llegados a este punto, el espectador da por cierto que los viajes en el tiempo son posibles. Lo que no puede aceptar es que el Biff de 1955 no se dé cuenta de que el Marty de 1985 le sigue, o que los personajes del presente logren no interferir en los hechos del pasado.

En consecuencia, la película pierde interés a medida que avanza la trama, aunque resulta agradable recuperar esas escenas del baile de ‘Regreso al futuro’. Es hacia el final del filme donde la historia da un giro, separando a los inseparables Doc y Marty para enviar a uno a 1885 y dejar al otro en 1955.

En definitiva, demasiados preguntas, pocas sorpresas y una permanente sensación de ‘déjà vu’. Eso es lo que depara ‘Regreso al futuro II’.

photo_3526.jpegThomas F. Wilson es el malvado Biff del alternativo 1985

Menos Doc / Marty y más Biff

Una de las claves de la saga reside en la química entre el científico Emmett ‘Doc’ Brown, interpretado por Christopher Lloyd, y el joven Marty McFly, a quien da vida Michael J. Fox. En ‘Regreso al futuro II’, no obstante, es donde menos interactúan los dos amigos.

El protagonismo recae, por el contrario, en el malo de la función: Biff  (Thomas F. Wilson), un personaje que funciona bien como secundario bobalicón pero que no da la talla como gran villano.

En cuanto al resto, la presencia de Lorraine McFly (Lea Thompson) es prácticamente anécdotica, mientras que Jennifer (Elizabeth Shue), la novia de Marty, es un claro obstáculo para la historia que el guión resuelve de manera ridícula con una larga siesta en el porche de su casa.

En resumen, ‘Regreso al futuro II’ carga con el peso de tratarse de una secuela no planeada, que se traduce en un planteamiento de la historia obligado pero flojo, y que va desarrollándose sin ingenio hasta dar con la clave que permite la conclusión perfecta de la trilogía. A pesar de ello, el filme de Robert Zemeckis entretiene, divierte y, hoy en día, nos sumerge en una agradable nostalgia.