Imagina que un buen día adquieres poderes sobrehumanos. Que eres capaz de mover objetos con sólo pensarlo y que, con el suficiente entrenamiento, también puedes mover tu propio cuerpo y echar a volar. Imagina que estos poderes te han llegado sin condición alguna. No hay contrato firmado ni responsabilidades a las que te hayas comprometido. Ni nadie más sabe acerca de ellos. ¿Lo imaginas? Y ahora, ¿qué harías con esas habilidades? ¿Enfundarte en un traje de licra y atrapar delincuentes? ¿O pasar un buen rato con tus amigos y cumplir los sueños que de otro modo hubieran sido sólo eso, sueños? Si eliges la segunda opción, bienvenido, porque has obrado igual que los protagonistas de ‘Chronicle’.
‘Chronicle’ (2012, Josh Trank) cuenta la historia de tres adolescentes que adquieren telequinesia –la capacidad de mover cosas con la mente- al entrar en contacto con un extraño objeto enterrado en un bosque. En cuanto descubren sus habilidades, comienzan a experimentar con ellas para pasar el rato. Pero, como no podía ser de otra manera, uno de los jóvenes se deja llevar por la sensación de poder ilimitado y ahí comienzan las complicaciones.
Lo que diferencia a ‘Chronicle’ de otras películas sobre tipos con poderes es que, en primer lugar, los beneficiarios no optan por convertirse en vigilantes enmascarados, sino que utilizan las nuevas habilidades en beneficio propio. Como haría en su lugar la mayoría de los mortales. En segundo lugar, la ópera prima de Josh Trank destaca sobre el resto porque se construye a base de imágenes grabadas por los propios personajes de la historia, ya sea a través de una videocámara, un teléfono móvil o la cámara de seguridad de un local. Con estas dos singularidades, ‘Chronicle’ supone una alternativa interesante a la cada vez más homogeneizada oferta de la cartelera. Y la gran noticia es que cumple con las expectativas.
Qué hacer si puedes volar: jugar al fútbol
Un chico difícil
Catalogada como cinta independiente y un tanto experimental, la película atrae por su planteamiento y conquista por el desarrollo de sus personajes. Andrew es el gran protagonista de la trama, el eje sobre el que gira la historia. Introvertido e inteligente, se esconde tras una cámara de vídeo para soportar mejor tanto el hogar infeliz en el que vive –con su madre enferma y su padre alcohólico- como el instituto donde no acaba de encajar.
Pero su vida dará un vuelco cuando adquiera el poder de mover objetos y, mejor aún, desarrolle su habilidad más rápido que el resto. Eso le hará popular, al menos entre los que conocen su secreto, y le brindará los días más felices de su existencia. Pero su incapacidad para socializar de manera natural no desaparecerá y Andrew pronto se dará cuenta de que no tiene por qué intentar caer bien al resto cuando él es superior a todos.
Los otros dos superhéroes juveniles son Matt y Steve, quienes, a diferencia de Nick, no ven en estos nuevos poderes la oportunidad de destacar, sino un nuevo juego con el que pasar un buen rato. Son chicos populares que se han criado en hogares normales y que sueñan más con chicas y éxitos profesionales que con ser capaces de derribar un edificio. En realidad, son el reflejo de la persona que a Nick le gustaría ser, pero que tristemente para todos, no es.
Andrew (Dale DeHaan), entrenando
La ciencia-ficción como excusa
Así, ‘Chronicle’ utiliza la excusa de los superpoderes para hablar sobre la amistad y la necesidad de pertenecer a un grupo. Se sirve de la ciencia-ficción para explorar el interior de un personaje, una táctica cada vez más habitual en el cine reciente. En ese sentido, es todo un éxito.
El filme de Trank explora de manera acertada la personalidad de Andrew y sus conflictos, aunque deja un poco de lado el carácter de los otros dos personajes principales, lo que hace que la historia cojee un poco. Pero, volviendo a Andrew, incluso la narrativa elegida, es decir, el uso de la videocámara de aficionado como único punto de vista, responde a la personalidad del protagonista. La cámara es su caparazón, el escudo que le protege de un mundo que le trata con crueldad.
El tono de la cinta también va acorde al estado de ánimo del joven, empezando con un ambiente claustrofóbico que pronto se transforma en una tarde agradable y que concluye en un caos total. Más o menos.
El único problema de esta simbiosis es, como he mencionado, que las subtramas de la película queden un poco descolgadas, como ocurre, por ejemplo, con la historia romántica.
En cuanto a los intérpretes, tanto Dane DeHaan (Andrew) como Alex Russell (Matt) despuntan como jóvenes actores prometedores.
Los tres amigos: Andrew, Steve y Matt
Una narrativa ingeniosa
Cuando se tomó la decisión de mostrar sólo imágenes grabadas dentro de la historia, se asumió el riesgo de aburrir al espectador y perder detalles importantes. Por eso, Josh Trank recurrió a soluciones ingeniosas como la presencia de otra vídeo aficionada que relatara el día a día en el instituto, la habilidad de Nick de mover la cámara a su antojo o la inclusión de teléfonos móviles, televisores y otros dispositivos.
De esta manera, ‘Chronicle’ se ve y se disfruta sin que el espectador sienta que se pierde algo. Es más, las obligadas elipsis aportan tensión, intriga y drama a la película. Y facilitan, también hay que decirlo, el trabajo de los supervisores de efectos especiales, quienes se evitan el tener que asombrar a una sala llena de espectadores con gafas en tres dimensiones, como seguramente hubiera sido el caso de caer el proyecto en otras manos.
A medio camino entre el cine independiente y el de superhéroes, ‘Chronicle’ consigue lo inimaginable por muchos: que una historia de tipos con habilidades sobrehumanas logre sorprendernos.
La videocámara abriendo el plano