Las sectas son peligrosas. Anulan la personalidad del individuo, confunden su percepción de la realidad y la experiencia de haber formado parte de ellas acaba convirtiéndose en un trauma. Eso es lo que le ocurre a Martha, la protagonista de este drama intimista sobre el sectarismo que se llama 'Martha Marcy May Marlene' y que ha ido cosechando aplausos en numerosos festivales a lo largo de 2011.
La película, que supone el debut en el largometraje de su director, Sean Durkin, convenció a los críticos de Los Ángeles, Las Vegas y Sundance, por citar sólo algunos certámenes, e incluso entró en las primeras quinielas de las nominadas a los Óscar 2012. Su protagonista, Elizabeth Olsen, sorprendió a propios y extraños con su buena interpretación, más aún al tratarse de la hermana pequeña de las gemelas Olsen, antaño ídolos de quinceañeras y protagonistas de varios telefilmes familiares de dudosa calidad.
Así las cosas, puede afirmarse que ‘Martha Marcy May Marlene’ ha sido la cinta independiente del año en Estados Unidos, con permiso, por supuesto, de ‘Take shelter’.
'Martha Marcy May Marlene' explora el interior de una secta peligrosa
Varias personas en una sola
La película comienza con la huida de Martha de la secta a la que pertenece. La joven, que se siente perdida y confusa, se refugia en el único familiar que le queda, su hermana mayor. Con ella y su marido intentará reincorporarse a la rutina de una vida normal, pero los recuerdos de su estancia con su otra familia continuarán atormentándola.
El título de ‘Martha Marcy May Marlene’ hace referencia a los tres nombres que utiliza la protagonista a lo largo del filme. El primero es su nombre de nacimiento; el segundo, Marcy May, se lo asignó el líder de la secta; y el tercero lo empleaba cuando respondía al teléfono en la granja donde vivían.
Y es que la trama gira en torno a las distintas personalidades de Martha. Son tres facetas de ella misma que conviven entre sí con más o menos dificultad y que generan, en conjunto, una personalidad inconformista, consciente de sí mima y que busca el agrado de los demás. Es decir, una personalidad compleja.
Elizabeth Olsen es Martha, Marcy May y también Marlene
Del drama al terror
Sin embargo, la película de Sean Durkin no puede definirse exclusivamente como un drama intimista que aborda la experiencia de pertenecer a una secta e intentar escapar de ella. ‘Martha Marcy May Marlene’ se acerca, también, al cine de intriga e incluso roza el terror.
Desde prácticamente la primera escena, el filme suscita una sensación de agobio que persiste a lo largo de todo el metraje. Es, quizás, una traslación de lo que siente la pobre Martha, quien no puede desprenderse de sus recuerdos porque, de hecho, teme que éstos regresen en forma de carne y hueso.
Además, la narración no cronológica de los hechos, que comienza con la huida de Martha para luego explicar cómo llegó a formar parte de ese grupo, contribuye a generar cierta intriga. Así, el espectador se pregunta cuestiones del tipo ¿cómo sobrevive la secta? ¿Qué ‘obligaciones’ tienen sus miembros? Preguntas a las que acabará encontrando respuesta.
Elizabeth Olsen y John Hawkes, víctima y... ¿salvador? ¿verdugo?
Interrogantes
Por otro lado, la historia no cuenta todos los hechos, es decir, interrogantes como el motivo que llevó a Martha a unirse a ‘la familia’ o el origen de ese grupo no llegan a resolverse. Tampoco es necesario, ya que lo relevante de la trama es lo que ocurre después de la secta, no antes.
Sin embargo, sí que hay una cuestión que también queda en el aire y que, a mi parecer, no concuerda con el tono del filme. Me refiero al final. Sean Durkin ha optado por el recurso tan manido de una conclusión abierta, que antaño producía sorpresa o generaba expectación para una segunda parte, pero que aquí, en este caso concreto, no encaja.
Entiendo que el argumento del filme juega con esa dualidad entre Martha y Marcy May, y que el final reitera esa idea, pero ello no impide que resulte decepcionante.
Los actores
Que ‘Martha Marcy May Marlene’ provoque un cúmulo de sensaciones al espectador se debe, en parte, al buen trabajo de sus intérpretes. Elizabeth Olsen es el alma de la película. Su personaje es complejo y ella le transmite con credibilidad toda la confusión que siente.
A su lado también brilla John Hawkes en la piel de ese carismático líder sectario que resulta tan solícito como malvado, por lo que entiendes perfectamente que sus seguidores le adoren y teman a la vez.
En la otra familia de Martha, la de sangre, Olsen comparte el protagonismo con Sarah Paulson, una actriz que encarna de manera destacable a la mujer maternal que quiere ayudar a su hermana pequeña pero no puede evitar el deseo de rendirse por el enorme esfuerzo que ello supone.
Sarah Paulson, intentando comprender lo incomprensible
¿Basado en hechos reales?
Más allá de su calidad narrativa o actoral, ‘Martha Marcy May Marlene’ puede generar cierto morbo por la similitud de la secta que describe con aquella que en la realidad formó el tristemente conocido Charles Manson.
Corrían los años 60 y Manson, un músico que se consideraba la encarnación de Jesucristo, reclutó a un grupo de jóvenes en lo que pasó a conocerse la ‘familia’. Exactamente igual que en la película que aquí se comenta. De hecho, hasta John Hawkes llega a demostrar en pantalla sus dotes musicales.
Los miembros de esa secta pronto comenzaron a robar para sobrevivir, ya que ninguno trabajaba, e incluso cometieron atroces crímenes. El más conocido es, sin duda, el asesinato de la actriz Sharon Tate, entonces esposa de Roman Polanski y embarazada de 8 meses, junto con otras personas que estaban visitándola.
Esa parte se excluye de la cinta, ya que, en teoría, no se trata de una adaptación de aquellos hechos, pero la película sí muestra otros rasgos distintivos del grupo de Manson como que el líder asignara nuevos nombres a sus seguidores o les instara a mantener relaciones sexuales con él.
Trátese o no de una adaptación encubierta, no puede negarse que ‘Martha Marcy May Marlene’ contiene todos los elementos necesarios para hacer sentir el desasosiego y el pavor que produce una secta como la de Charles Manson. Si a eso le añadimos que su argumento no suele ser, extrañamente, material común en el cine, nos encontramos ante un título aún más recomendable.