Review: Miedo y asco en Las Vegas (1998)

Review: Miedo y asco en Las Vegas (1998)

Escrito por Mur

Hoy os voy a hablar de una película que encierra mucho más de lo que muestra a simple vista: Miedo y asco en Las Vegas (1998). Éste filme, basado en un artículo periodístico de Hunter S. Thompson y dirigido por Terry Gilliam, podría denominarse como "basado en hechos reales", aunque la línea divisoria entre ficción y realidad es realmente delgada, por motivos que entenderéis a continuación.

Seguramente, muchos de los que hayáis echado un ojo a ésta película, no os habréis enterado de nada, algo comprensible, ya que su narrativa es bastante rápida y poco convencional, sin mencionar los imprevisibles saltos en el tiempo. Otros habréis pasado un buen rato viendo cómo en la costa oeste de los ‘70, un Johnny Depp pasado de vueltas y un histriónico Benicio del Toro se ponen hasta el culo de todo tipo de sustancias psicotrópicas y se van a Las Vegas a lomos de un colocón realmente destructivo.

El “Viaje”.

Tras una breve introducción en la que se muestran imágenes de manifestantes en contra de la guerra (concretamente la guerra de Vietnam), y una cita de un tal Dr. Johnson que reza: “Quien hace de sí mismo una bestia, se deshace del sufrimiento de ser un hombre”, se da rienda suelta a todo un frenesí de locura psicodélica, con éstos dos grandes del cine: Johnny Depp interpretando al doctor en periodismo Hunter S. Thompson bajo el seudónimo de Raoul Duke, y Benicio del Toro haciendo de su abogado, Oscar Zeta Acosta, apodado Dr. Gonzo.

Se les ve a ambos conduciendo torpemente un descapotable rojo a través del desierto. El narrador (que no es otro que el cerebro drogado del protagonista) comienza su relato con una frase que te atrapa desde el primer momento, haciéndote partícipe de su viaje y arrastrándote casi hasta el asiento trasero del coche: “Estábamos cerca de Barstow, en el límite del desierto, cuando las drogas nos hicieron efecto.”. Tras eso, la película nos muestra a Raoul Duke al volante, haciendo algunas suposiciones sobre la escena, y poco después sufriendo terribles alucinaciones en las que es atacado por murciélagos. El maletero del coche es una auténtica farmacia: Dos bolsas de marihuana, 75 pastillas de mescalina, 5 hojas de LSD, un salero medio lleno de cocaína, un litro de tequila, ron, cervezas, medio litro de éter y demás drogas. Todo lo necesario para un buen fin de semana en el corazón de la decadencia americana.

photo_4862.pngAlucinación a la entrada del hotel.

Por lo visto, el ex python Terry Gilliam (quien por cierto me parece un director excepcional) ha sabido combinar todos los elementos necesarios para hacer de ésta una película única, que mezcla lo cotidiano con lo bizarro en una retahíla de situaciones surrealistas que desconciertan y a la vez maravillan, todo sin perder ese toque de humor que le caracteriza.

La historia en sí narra el viaje (físico y espiritual) de un reportero y su abogado que han de cubrir un evento deportivo (en concreto una carrera de motos) en Las Vegas. Tras esto, deciden quedarse para cubrir también una convención de jefes de policía en contra de las drogas. Si veis la película, os llamará la atención la poca importancia que se le da a esta trama, la cual sólo otorga unos minutos para que veamos que, en efecto, asisten a tales eventos. Y es que nuestros queridos y locos actores se encuentran en tal frenesí de abuso de sustancias que todo lo que habían ido a hacer pasa a un plano realmente lejano, centrándonos en su alucinógeno viaje personal a través de unas imágenes perturbantes y un narrador casi tan confundido como el espectador.

Una actuación excepcional.

Tanto Johnny Depp como Benicio del Toro demuestran una capacidad de interpretación realmente impresionante al realizar casi a la perfección la dificilísima tarea de obedecer a situaciones completamente ilógicas. Ambos son como el agua y el aceite, el ying y el yang, cuando uno lleva encima el pedo más grande de su vida el otro permanece sobrio para observar cómo desvaría y se pierde en su bucle personal de alucinación, de este modo la película nos muestra ambos puntos de vista: la mente drogada y la mente serena. También se dan situaciones en las que ambos van completamente ciegos, y ahí es cuando las escenas se convierten en algo totalmente bizarro y fuera de lo común, dando lugar a conversaciones y narraciones de lo más ácidas.

Incluso el pequeño y melenado Tobey McGuire (que por si no lo reconocéis es el protagonista de las 3 películas de la saga Spider-Man), logra asombrarnos con sus expresiones de puro terror al comienzo de la película.

photo_4108.pngJohnny Depp y Benicio del Toro, con Tobey McGuire en el asiento trasero.

Cabe pensar que todo el equipo, desde el director hasta el extra más recóndito haya probado los estímulos que se narran en el filme en pos de una mejor y más fiel actuación, pues llega a ser sobrecogedoramente real y a involucrar tanto al espectador que casi puede sentirse el efecto de esas drogas en uno mismo.

El miedo y el asco.

Se mire como se mire, la película está claramente dividida en dos partes, que se caracterizan por los cambios en la iluminación (en la primera parte predominan los tonos pardos/oscuros, en la segunda los rosáceos/blancos), así como por la temática en la narración, el objetivo de los personajes y los efectos de las drogas. La primera parte nos enseña el horror del vicio y de las personas que lo profesan, escenas como la llegada al hotel, el Bazooko o el Dr.Gonzo en la bañera intentando suicidarse, son buenos ejemplos de cómo se resuelve el “miedo” en la primera parte, así como las pretensiones de prostituir a una menor, la convención de sheriffs o las continuas vomitonas de Del Toro resuelven el “asco” en la segunda.

El elemento divisorio no es otro que un recuerdo del propio Thompson, en el que narra casi textualmente un fragmento de la novela periodística original. Para mí, es la escena más interesante de la película.

photo_7246.jpegRaoul Duke (Hunter S. Thompson) escribiendo su novela.

Los locos 60.

Ésta película, además de una muy completa y detallada descripción de diversas sustancias, nos ofrece toda una perspectiva de cómo era la vida en la América occidental de los 70 bajo el punto de vista nihilista y destructivo de aquellos a los que se les llevó la resaca de la ola hippie dejándolos perdidos en un asqueroso mundo de vicio e ignorancia. En este filme es casi palpable la decepción de toda una generación y, sobre todo, la nostalgia hacia aquellos años en los que la humanidad casi cambió su curso.

Muestra la visión desgarradora de las consecuencias del cambio social y cultural americano tras la guerra de Vietnam, el cual dejó sin hogar espiritual a miles de personas que mitigaron su incomprensión con todo tipo de drogas psicodélicas. La mención de grupos como Jefferson Airplane y The Beatles, dos de los iconos más importantes del movimiento hippie, justifica esa nostalgia de la que os hablaba.

photo_5363.jpegEl terrible adrenocromo.

Una mala acogida.

Miedo y asco en Las Vegas (1998) no tuvo un buen impacto en el público, unos entraron en la sala de cine esperando una historia conmovedora, de fácil comprensión o con un argumento mínimamente convencional, y salieron horrorizados, confundidos, sin saber exactamente qué era lo que acababan de ver. Otros la encasillaron como una mera comedia sobre dos tíos pasados de rosca al estilo Dos colgaos muy fumaos, mientras que decenas de críticos conservadores y cerrados de mente se abalanzaron sobre ella tachándola de “suicidio cinematográfico”. Todo esto dio lugar a una mala acogida general de la película, cuyas ganancias no llegaron siquiera a cubrir el presupuesto principal, hundiéndola así en el pozo del olvido. Afortunadamente, gracias a internet muchos hemos podido disfrutar de las aventuras de estos dos bichos raros, por lo que se ha convertido en una de las películas de culto más valoradas a la vez que un divertido repertorio de gesticulaciones y desvaríos. Esperemos que con esto de la ley SOPA aún podamos disfrutar de pequeñas joyas olvidadas del cine como ésta que, aunque no es el caso, muchas veces no logran salir de su país.

photo_4259.pngUn freak más, en el mundo de los freaks.

En definitiva, como un buen amigo mío dijo: Es una película que o te gusta mucho, o no te gusta nada. Por suerte para mí soy de los primeros, pero si tú eres de los segundos, o bien no la as visto y has leído esto, te recomiendo que le des otra oportunidad, pues son apenas dos horas de película que pueden enriquecer en gran medida tu visión general del cine.