Populaire (2012)

Populaire (2012)

Escrito por reyloren

Sí, lo sé, soy una romántica. No puedo evitar sentir cosquillas en el estómago cuando el chico declara su amor o emocionarme con un final feliz con beso incluido. Pero he de admitir que, en el cine, no corren buenos tiempos para los románticos. No si somos de los que pedimos algo más que cuatro miraditas, las mismas frases de siempre y un final previsible. Porque esos ingredientes los encontramos todas las semanas en la cartelera y a cada nuevo estreno que llega nos convencen menos. Por eso, quienes queremos disfrutar del romanticismo en un envoltorio llamativo, o, lo que es lo mismo, en una buena película, tenemos que ser pacientes. Y esperar a que aparezca ese filme que nos vuelva a arrancar una sonrisa y nos deje pensando en lo bonita que, a veces, es la vida. Pues bien, estamos de suerte.

‘Populaire’ es el gran éxito en taquilla del año en Francia y la película que por fin nos ha reconciliado, al menos de momento, con la comedia romántica.  No es ni mucho menos un filme sobresaliente. Tiene sus fallos, como la ausencia de sorpresas en el guión o un ritmo desigual que produce la sensación de haber alcanzado el final de la trama cuando aún resta un buen trecho. Pero su dulzura, originalidad y unos actores que se explayan en la gran química que muestran en pantalla, hacen de esta cinta francesa un título muy recomendable.

photo_5759.jpegDéborah François es la nueva Audrey Hepburn

Colorido y desenfadado

‘Populaire’ es la ópera prima, tanto en la dirección como en la escritura del guión, de Régis Roinsard, y fue candidata a 5 Premios César (los Óscar de nuestros vecinos galos): mejor banda sonora, mejor vestuario, mejor diseño de producción, mejor fotografía y mejor primera película. Un currículum nada despreciable, a pesar de que ninguna de las candidaturas se convirtió finalmente en premio. Se trata de un filme colorido y desenfadado que, sin pretensiones, consigue por un lado atraparnos con el romance entre la secretaria y su jefe y por el otro maravillarnos con su puesta en escena. Porque ahí, en el escenario, es donde ‘Populaire’ gana enteros.

Y es que el filme de Roinsard se centra en las competiciones de dactilografía, es decir, de escribir a máquina con rapidez, de finales de los años 50. Unos torneos que en el siglo de los portátiles cada vez más pequeños, las tabletas y los móviles con pantalla táctil resultan tremendamente llamativos. Y que el director convierte en frenéticas carreras cargadas de tensión equiparables al acontecimiento deportivo del año.

Es en esas escenas, además, donde el color adquiere más tonalidad, los objetos y las apariencias brillan en pantalla y la película derrocha ese estilo vintage que, a pesar de lo manido, aún supone un soplo de aire fresco y que aporta a la comedia romántica la dulzura y el desparpajo que debería tener mucho más a menudo.

photo_7166.jpegPreparados, listos, ¡ya! A teclear

Un romance de los de siempre

‘Populaire’ cuenta la historia de Rose Pamphyle, una chica de pueblo que anhela ser secretaria en la ciudad y que verá realizado su sueño, pero no por sus cualidades en el trabajo, que son más bien pocas, sino por la velocidad con que mecanografía. Porque su jefe, el más bien arisco Louis Echard, ve en ella a una futura campeona. Y por eso decide alojarla en su casa y someterla a un duro entrenamiento para que Rose se convierta en la mujer francesa que más rápido escribe a máquina.

Y cómo no, entre la secretaria y el jefe, la aprendiza y el maestro, la alegría y el desengaño, surge una estrecha relación que va derivando en un bonito, pero complicado, romance que pasa por todas las fases habituales: el recelo inicial, el descubrimiento, la consumación, la separación, la declaración… En fin, nada que no hayamos visto antes.

photo_1378.jpegSe necesitan el uno para el otro

Porque en lo que se refiere al desarrollo del guión, ‘Populaire’ no sorprende, pero tampoco lo pretende. Únicamente busca deleitar con un romance de los de siempre, donde él se muestra distante y ella es pura vitalidad, donde hay miradas robadas y pensamientos prohibidos, y donde un último acto de valentía permite que todos se vayan a casa contentos.

Y en este punto es donde me doy cuenta de que para contar una historia romántica que no provoque arcadas ni somnolencia aguda no hace falta innovar en el argumento o aderezar la trama con momentos dramáticos. Basta con ofrecer lo que el espectador demanda, que es complicidad, optimismo y mucho amor, pero en un producto divertido y visualmente alegre. Ejemplos: además de ‘Populaire’, ‘Amelie’, ‘Vacaciones en Roma’ y las películas de Doris Day.

photo_4327.jpegComplicidad

Mezcla idónea

Ingrediente esencial es también la química de la pareja protagonista, y aquí hay mucha. Romain Duris presenta, además, un atractivo difícil, de esos que te puede gustar o no, y encarna a un soñador fracasado que encuentra en la compañía de Rose el haz de luz que todos necesitamos cada mañana. Ella, Déborah François, tiene un rostro que es la combinación del de Audrey Hepburn y el de Mia Wasikowska, una mezcla idónea, y aprovecha esa mirada pícara de chica moderna para ganarse a su jefe y también al público.

Juntos se engrandecen y protagonizan momentos muy divertidos. Luego están los secundarios: una elegante Bérénice Bejo que sabe algo desaprovechada y un alegre Shaun Benson que es el contrapunto ideal a la sobriedad de Duris.

photo_4828.jpegUna relación que nos gustaría conocer mejor

Francia para el amor

Y así, entre tecla y tecla el espectador se deja llevar por este vistoso romance a la francesa. Repito: no es un filme sobresaliente, pero sí muy agradable. Y una propuesta recomendable para los románticos como yo que, hartos de tonta comedia ‘made in Hollywood’, hemos vuelto la vista a Europa. Ahí hemos comprobado que, como bien dice un personaje en un momento determinado de la película, ‘América para los negocios, y Francia para el amor’.