Un futuro apocalíptico, viajes en el tiempo, poderes telequinéticos y la mafia. Son los ingredientes de ‘Looper’, la sorprendente apuesta por la ciencia-ficción del guionista y director Rian Johnson. La película cuenta la historia de un asesino a sueldo que se deshace de individuos que sus jefes le envían desde el futuro, hasta que un buen día el objetivo que debe eliminar es él mismo. Se trata de una premisa original y atractiva que afortunadamente Johnson ha sabido desarrollar con maestría y buen pulso. Un filme que sorprende, intriga, da mucho que hablar y, sobre todo, no deja a nadie indiferente.
Rian Johnson se dio a conocer en 2005 con el largometraje ‘Brick’, una historia de criminales de instituto con la que ganó, entre otros, el premio especial del jurado en el Festival de Sundance y el reconocimiento al mejor director novel en Sitges. Tiempo después llegaría ‘The Brothers Bloom’, comedia sobre asesinos a sueldo que pasaría desapercibida y que en España, por ejemplo, no se ha estrenado. Ahora, en 2012, el nombre de Rian Johnson vuelve a sonar con fuerza gracias a ‘Looper’, y es que esta gran producción ha colmado las expectativas generadas tras muchos meses de intensa promoción.
En realidad, diría más: ‘Looper’ ha convencido más allá de lo imaginado por muchos. Estamos acostumbrados a que, en el terreno de la ciencia-ficción, las premisas interesantes se desvanezcan en tramas previsibles y efectistas, pero este no es el caso. El espectador que ve la película difícilmente puede predecir lo que va a ocurrir a continuación. Además, los personajes de la historia no encajan del todo en los arquetipos clásicos del género. Sólo por eso, ‘Looper’ merece la pena.
Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt, ¿héroes o villanos
La trama
El protagonista de la historia es Joe (Joseph Gordon Levitt), un joven asesino a sueldo que en el año 2040 trabaja como ‘looper’, es decir, mata a personas del futuro que le son enviadas en un lugar y momento concretos y a las que nunca ve la cara. Su empleo se debe a que en el futuro resulta prácticamente imposible deshacerse de un cadáver y, por eso, las mafias encargan las muertes a los ‘loopers’ del año 2040, donde sí se puede eliminar el rastro. Así, la vida de Joe transcurre entre rápidos asesinatos y largas juergas bajo efecto de drogas.
Un día, todo cambia. Joe acude al lugar de siempre a la hora citada pero, por primera vez en su carrera criminal, el objetivo que tiene en frente lleva la cara destapada. Lo mira y descubre que se trata de su yo del futuro. Joe dispara pero el Joe mayor escapa. Lo que ocurre a continuación es una persecución a vida o muerte con múltiples direcciones pero un solo objetivo: cambiar el futuro.
Joe, a punto de cumplir un encargo más
Ágil e inteligente
Así, la película de Johnson pasa rápidamente de describir una oscura historia de mafias futuristas a explorar el suspense de los viajes en el tiempo, manteniendo siempre la sensación de que el argumento esconde algo más. Por eso, la trama jamás se hace aburrida, sino todo lo contrario: el ritmo es frenético, los personajes despiertan interés y los giros argumentales llegan en los momentos oportunos.
Por si eso fuera poco, los viajes en el tiempo se tratan de una manera más o menos lógica. Como bien enseñó Doc Emmet Brown en la trilogía de ‘Regreso al futuro’, cualquier cambio en el pasado afecta al presente (o futuro). Una idea que en ‘Looper’ se explota al máximo y que de paso deja escenas que, para bien o para mal, resultan difíciles de borrar de la mente. No obstante, los más quisquillosos pueden encontrar numerosas incongruencias en el argumento a ese respecto, pero, siendo sinceros, ¿qué filme del género no las tiene Además, esas paradojas sirven para largos debates que suelen contribuir a hacer de sus protagonistas títulos de culto.
Bruce Willis, héroe de acción del futuro
Niño prodigio
Aunque la clave del éxito de Looper reside en su guionista y director, el trabajo de los actores no desmerece. Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis dan vida al mismo personaje, Joe, lo cual ha implicado que el primero haya tenido que pasar por largas sesiones de maquillaje para parecerse físicamente a Willis. El resultado del trabajo realizado es sorprendente. Sin embargo, la caracterización de Gordon-Levitt merma su gestualidad, o esa es la sensación.
Por su parte, Willis cuenta con menos tiempo en pantalla de lo esperado, lo que impide que el espectador conecte con su personaje. Así, ni uno ni otro logran empatizar con el público.
Un Joseph Gordon-Levitt irreconocible
Son, en cambio, las interpretaciones de Emily Blunt y el niño Pierce Gagnon las que más llaman la atención, aparte, por supuesto, de la siempre agradecida presencia de Jeff Daniels. La primera, sobria y dramática en su rol de madre soltera alejada del mundo que realmente le gusta; y el segundo, inquietante, extrañamente inquietante. Y es que la mirada del joven Gagnon no sólo transmite el pavor que en apariencia suscitará su personaje en el futuro, sino que también comunica una inteligencia para nada acorde con un niño de su edad.
Esa mezcla de miedo y ternura que genera la interpretación del pequeño (unida a un guión acertado) ayuda a comprender los sentimientos de su madre y la lucha interna que vive el propio Joe en un momento concreto de la película.
Emily Blunt y Pierce Gagnon, el sentimiento de la película
Turbación
En realidad, la presencia del pequeño Cid, que es como se llama el niño en el filme, contribuye a hacer más fuerte esa sensación de turbación que deja ‘Looper’. Ya no se trata únicamente de un futuro desesperanzador donde las mafias campan a sus anchas o de la agotadora teoría que rodea el fenómeno de los viajes en el tiempo. ‘Looper’ explora, además, la ética de ciertas acciones y los límites del instinto de protección hacia un hijo.
Sospecho que para la mayoría del público el filme de Rian Johnson es, simplemente, un thriller futurista cargado de acción y suspense. Para mí, en cambio, ha significado más. Pero esa es la magia del cine, que una sola película pueda provocar distintos y hasta dispares efectos en sus espectadores.