Con el 50 aniversario de su muerte, Marilyn Monroe sigue siendo un icono en todo el mundo, dentro y fuera del cine. Toda una imagen que siempre, pasen los años que pasen, estará en lo más alto brillando con luz propia y que a diferencia de otros iconos, éste concretamente, se nos acomoda en esas zonas cerebrales que nos envían señales para indicarnos que no estamos hablando únicamente de un estrella inalcanzable, sino más bien de un mito humanizado.
El aspecto frágil de Marilyn Monroe atraía a hombres y mujeres a partes iguales
Las casualidades trajeron a Marilyn a primer término para salvar a Norma Jean. Pero Marilyn acabó devorando a quien la había creado. Acabó devorando a todo y a todos los que la rodeaban. Y cuando Norma Jean se dio cuenta de esto, ya era demasiado tarde. Ya estaba al final de un túnel que cada vez se hacía más oscuro. Rodeada de confusión. Con la incapacidad de reconocer cuáles eran las intenciones de quienes le tendían la mano. Sola. Irreconocible.
Norma Jean
Sabía lo que le esperaba y no tardó en darse cuenta. Esa niña se colocó un día frente al espejo y tomó una decisión: sacar a quien quería ser. Debía salir de aquel barco.
Y sabedora de las pocas oportunidades que podría darle la vida, y las muchas que le quitó hasta ese momento, – padre y madre incluidos -, Norma Jean Mortenson de nacimiento; Norma Jean Baker en su primera conversión para anular cualquier rastro de la existencia del padre; se tiró de cabeza al mar en medio de la noche, sin saber qué pasaría después.
Y una vez allí, resultó ser que ese mar, que esa oscuridad, no eran tales. Eran peores. Mucho más grandes.
El icono más reconocible del siglo XX
A oscuras y en la inmensidad del océano, sobrevinieron las primeras dudas. Volver al barco que la vida le había prestado, - y cuya dirección era única -, o nadar, y nadar, y nadar… hasta poder alcanzar con la punta de los dedos, o incluso con la boca si hacía falta, esa pequeña tabla de salvación que le ayudara llegar a tierra.
- Allí al fondo, donde no crees que haya nada, hay tierra firme- alguien le comentó alguna vez mientras compartía su oscuridad.
- ¿Y tú? ¿Por qué no saltas? – Preguntó Norma.
- No soy valiente. Ni tú ni yo lo somos. Ninguno de los que estamos aquí. Este barco sólo tiene un rumbo.
Norma Jean volvió a mirar atrás por última vez mientras resonaba en su cabeza esta conversación que puso la semilla. Y comenzó a nadar. No sabía el tiempo que llevaba nadando, cuando, un tiempo después, golpeó lo que parecía ser una pequeña embarcación.
Así fue como apareció tras la espalda de James Dougherty. Empapada, desnuda, casi sin aliento.
- Hola. ¿Este barco va a tierra firme?
Dougherty se giró, sorprendido ante la persona que apareció sin avisar tras de sí. Sonrió.
Sabía que la cámara la adoraba
Marilyn
La aventura en el océano despojó a Norma Jean de parte de su inocencia y ella lo sabía. Ni Mortenson ni Baker ya estaban allí. Sólo Norma Jean. Sería el primer paso para la transformación, o el segundo… la verdad es que ya había perdido la cuenta de las veces que lo había intentado desde hace 16 años. La verdad es empezaba a no reconocerse en el espejo desde que abordara la embarcación de Jimmie.
Todo era una nueva normalidad a la que supo adaptarse sin el más mínimo problema, indicios más que suficientes de la inteligencia que poseía y que disfrazaba con una nueva inocencia más acorde que lo que le estaba tocando vivir.
- Si la he perdido, me la fabrico. – Se solía decir en las mesas redondas que montaba en su cabeza.
Consagrada como estrella
Un día Jimmie le descubrió sus sueños. La tierra firme de la que hablaban otros estaba bien, pero él buscaba una un poco más tranquila, un poco más normal. Y debía cambiar el rumbo para seguir la estela del resto de barcos. Ella únicamente sonrió, como había hecho ya tantas veces cuando sus ideas iban por otros caminos. Como había hecho ya en otras ocasiones para tranquilizar a sus compañeros de conversación. La sonrisa, la defensa.
- ¡Repleguemos las tropas, Norma Jean. Ganemos tiempo. Busquemos otra estrategia!
- ¿Cuál? ¿Qué “otra” estrategia? Ni siquiera quiero saber lo que es “otra” estrategia… - se lamentaba la chica que hace tiempo se miró en el espejo antes de saltar al mar.
- ¡No lo sé! ¡Déjame pensar! ¡Sonríe!... por ahora tú sólo sonríe, ya veremos qué hacemos después.
- Sonreír… vale… sonreír, sonreír, sonreír…
- ¡Otro barco! ¡Salta, Norma Jean, salta!
Jimmie trató de sujetarla, pero llegó varios días tarde. Norma Jean tomó dirección a ese otro barco, hecho de espejos, sobre el que aquella voz le avisó y que iba por una ruta bien distinta a la que pretendía el resto. Y nadó como nunca lo había hecho. Sabía que no podía dejar de nadar porque sino el barco se perdería para siempre.
Después de su descanso con Chanel nº5, era hora de vestirse un poco y desayunar
- ¡Nada, Norma Jean, no pares! – le decía la voz.
Aquella chica morena nadaba sin descanso. Sin detenerse siquiera a preguntar de quién sería aquella voz.
Desde la extraña construcción flotante surgió una escalera y, mientras Norma Jean subía por ella, se detuvo a medio camino al ver su reflejo en los espejos. Abrió la boca para preguntarle a la rubia del otro lado quién era. Pero no pudo articular palabra. La rubia habló.
- Estoy aquí para acompañarte…
Asintió, miró hacia arriba y terminó de subir.
Cuando en cubierta fue preguntada qué había sido de la chica morena rojiza que nadaba sin descanso, Marilyn sonrió.
Marcó tendencia en moda
Norma Jean
El resto del viaje se sucedió con la tranquilidad propia de un barco que sufría transformaciones continuamente. Y aunque Marilyn estaba feliz de haberse podido aferrar a algo que sólo unos pocos podían y cambiar su destino, a veces nadaba en la confusión.
No tardó en darse cuenta que el gran barco, hecho de espejos, se amoldaba, a veces, a lo que ella pensaba. Ahora crucero, ahora rompehielos. En otras... ¿Qué tal remolcador?
La tripulación cada día se volvía más arisca con ella que no hacía más que preguntar, una y otra vez, cuándo llegarían a tierra firme. Y sólo unos pocos trataban de comprenderla… por lo menos al principio. Luego, desaparecían. En otras ocasiones, ella los hacía desaparecer. Como con DiMaggio.
Marilyn, la caníbal.
Miller fue el último que lo intentó con un poco más de éxito, hasta que no pudo más. Ella tampoco. Y entonces ambos trataron de intentarlo con un poco más de fracaso. De nuevo.
Tras esto, se veía cada noche sola en su camarote. Un camarote hecho de luces, brillos, colores, muchos colores… algunos irreconocibles.
Llega un momento en que no sabes quién eres, por mucho que te mires en el espejo. Por mucho que trates de volver a buscarte
De esta forma, cada noche salía a cubierta a ver cuánto quedaba de viaje. Así, cada noche, volvía a su camarote angustiada, cruzándose en el camino con nuevos marineros que, en el mejor de los casos, la invitaban a charlar y en el peor, a beber hasta que el maquillaje de Marilyn dejaba paso al reflejo de Norma Jean.
Hasta que una noche, recordando la oscuridad que una vez le incitó a saltar, con los ojos llenos de melancolía, se atrevió a coger impulso al vacío de nuevo creyendo que, esta vez, tendría que nadar menos que la primera.
Esos ojos, Marilyn, dicen mucho de ti. ¿Cuánto de Norma Jean hay en esa mirada?
O eso es lo que quieren que cuente la leyenda.
Otros aseguran que no saltó sola.
Qué bonito! Me encanta el enfoque del texto.
Y las fotos, creo que están muy bien elegidas. Esos gestos describen, creo , muy bien "lo que era" Marilyn. No sé cuánto de Norma hay en ellos ...
@1: ¡Gracias! En la última foto hay una diferencia enorme en la mirada con respecto del resto. Tampoco sabría decirte a qué época corresponde (que a lo mejor nada tiene que ver... seguramente), pero se advierte algo distinto en el gesto.
Me alegra que te haya gustado nuestro pequeño homenaje y las fotos escogidas. Y me alegra más todavía que te animes a comentar. Espero que te veamos más por aquí ¡Gracias!
Buenas! Me ha gustado el toque "marinero" del artículo, pero al hablar de Marilyn-Norma, siempre me asalta la misma duda. ¿Cuánto hay de cierto en todo el mito formado a su alrededor
Las múltiples visiones sobre ella, incluida la de este texto, han formado un personaje que ha ido creciendo enormemente con el paso de los años. Tanto que ya no sé si Marilyn-Norma llegaría a reconocerlo...
Me tenía en vilo, como esas novelas que empiezas y te atraen cada vez, como esperando qué va a ocurrir, deseando que no acabe......me quedo con ganas de otro capítulo. Gracias
@3: Supongo que de eso se componen los mitos, ¿no Por otro lado, creo que Marilyn en el caso de seguir con vida y escuchar todas estas cosas... seguiría sonriendo.
@4: Haber conseguido "arrancarte" un comentario y que como premio digas que te ha tenido pendiente, hace que ya me pueda acostar... Y más viniendo de ti. ¡Gracias!