Ida (2013)

Ida (2013)

Escrito por alejandro

No sé como tomarme “Ida” (Pawel Pawlikowski, 2013). Podríamos entrar por el lado de película necesaria. Asumir la importancia de la memoria, de conocer el pasado para afrontar el futuro. Quedarnos con un ejercicio de estilo, una propuesta visual muy concreta condicionada por los recursos. Incluso con la vertiente religiosa y el aprendizaje. Hasta con la culpa, como cargamos con ella y la diferencia entre quien ha hecho lo que no quería y quien se mide al mundo con la tranquilidad de una conciencia limpia. 

También con otra película sobre los genocidios cometidos en Polonia en general y contra la población judía en particular. Todo ello en apenas 80 minutos de contención, intensidad y grandes descubrimientos tratados de un modo íntimo, sin grandes alardes. Para no agobiarnos ni aburrir (demasiado) a nadie, nos quedamos con las 4 características (a nuestro juicio) sobre las que se construye “Ida”.

e5673ede0d96818352a1153239656078Anna y su tía Wanda buscan sus orígenes como un acto de justicia.

Naturalidad

Es la fundamental. Estamos ante una situación potencialmente lacrimógena y muy explotable. Una joven monja, de origen judío, es prácticamente obligada a pasar unos días fuera del convento antes de jurar sus votos. Ella, sin excesivo interés, visita a su tía y descubre el trágico final de sus padres, asesinados por su condición de judíos. De un modo natural, consciente, y lógico, decide ir en busca de sus cuerpos. Saber cual fue su verdadero final. Algo comprensible, en teoría, pero no tan obvio como podemos comprobar a diario por nuestros lares. El tratamiento de la memoria está claro que no es igual en todos los sitios.

Los hechos, las revelaciones y los datos invitarían a abusar del plano corto y las reacciones en la cara de las actrices, pero Pawlikowski opta por el descuadre en los planos. Ellas nunca ocupan el centro de la imagen, se utilizan composiciones donde se potencia la sensación de vacío, de pérdida sin tener que puntualizarlo con llantos de Anna (Agata Trzebuchowska) o su tía Wanda (Agata Kulesza) o con declaraciones a cámara del verdugo, convenientemente captado con un picado que dice bastante más que una visión frontal.

ee3cd4bb8006580a63f780d92bec15a0Ambas afrontarán de distinto modo lo que van descubriendo.

Desnudez

Nunca es fácil diferenciar si, en proyectos cortos de presupuesto, las decisiones son tomadas para adaptarse a los recursos o si estas habrían sido las mismas con otro presupuesto. El caso es que el blanco y negro, la cámara siempre fija y la ausencia total de ornamentos desnudan a “Ida” de todo lo accesorio. Porque una época oscura, triste y con la muerte, la venganza y el odio planeando a la espera de cazarnos no necesita desviar nuestra atención. 

Por tanto, la mano de Pawlikowski se nota desde el primer momento. La cámara a cierta distancia y siempre quieta asistirá como testigo imparcial a una historia muy dura. La ausencia de color ahonda en la idea de austeridad y evita que el color del pelo de la protagonista, mencionado en la propia cinta, aporte cualquier tipo de belleza o distracción a nuestras mentes. 

78b4a1b52f16b3214a454fbefa704a1aLlegar a la verdad no será fácil.

Por supuesto, las localizaciones hacen el resto. Un convento y un pueblo venido a menos, decrépito, hundido por el peso de la vergüenza son lugares donde uno espera ver este tipo de ambiente. Pero la idea no se para aquí y el piso de la propia tía de Anna, Wanda, a pesar de ser una persona con un cierto status social, tampoco es un lugar donde nadie se permita ni una alegría. Paredes limpias y espacios amplios pero vacíos, como si la dueña (como iremos descubriendo poco a poco) también estuviera pagando sus propios pecados.

Actitud

“Ida” es una película que, sin alardes, defiende lo que es justo. Anna descubre el origen de su familia y quiere saber. Necesita comprender el mundo antes de tomar sus decisiones. No quiere venganza, pero sí respuestas. Para ella es, simplemente, conocimiento y respeto. Para su tía, comprobaremos que es mucho más y empezaremos a entender la vertiente íntima de su vida. De cara al resto del mundo estamos ante un personaje con peso social, pero en su interior soporta una carga que podría llegar a ser demasiado pesada para ella. 

ded41f41e1b33c3d07d5091fb28dacabAnna se enfrenta al mundo con mente abierta.

Las revelaciones encontradas por Anna y Wanda en su viaje al pasado demuestran lo irracional de determinados comportamientos. Como el ser humano es capaz, si recibe las órdenes adecuadas, de llegar a niveles de barbarie increíbles. Llegados a este punto, el color del pelo puede ser un buen argumento para seguir con vida. 

Camino

Anna salió del convento sin ganas, obligada por su Madre Superiora, para conocer más sobre su familia y sobre sí misma. No es lo mismo decidir sin datos que con ellos, esas opciones refuerzan nuestros actos y, en este sentido, podríamos ver una rendición religiosa por parte de los creadores de “ida”. Tal vez no haga falta ir tan lejos. Simplemente, Anna debe saber la verdad sobre sus orígenes, sobre el mundo, ver que tiene para ofrecerle. Una vez vistas estas oportunidades, será su turno de elegir.

(atención que a partir de aquí comienzan los verdaderos spoilers)

Acabamos con dos reflexiones sobre las protagonistas de "Ida" (Pawel Pawlikowski, 2013) llenas de spoilers.

Anna. Descubre hasta donde pudo y ve cómo los últimos rescoldos de su familia desaparecen. Y esa promesa de hijos, familia y teórica libertad no valen nada frente a sus convicciones religiosas y su vida de rezos y dedicación a los demás. Elige, que es lo más importante y estemos o no de acuerdo, la suya es la única opinión válida.

d83503d6619370f14e97ba28b99e511fEl final se debate entre la sorpresa y la previsibilidad.

Wanda. El peso de la historia familiar cae como una losa sobre su conciencia. Verse totalmente responsable de la muerte de su hijo es más de lo que puede soportar. Comprende, demasiado tarde, que la vida no es solo elegir caminos, sino también elegir batallas y las suyas no fueron, a sus ojos, las adecuadas. Su final (aquí sí que me corto, porque parece que me persiguen este tipo de actos) es la materialización de su justicia, aunque pueda sonar a pérdida de dignidad y abandono.