Nine narra la historia del famoso director de cine Guido Contini (Daniel Day-Lewis) y su búsqueda de la armonía tanto en su vida personal como profesional. Se trata de una persona arrogante y egocéntrica que intenta encontrar el significado y propósito de su vida, así como una idea para el guión de su nueva película. Tan solo una semana antes de que comience el rodaje de esta, empieza a buscar respuestas a muchos de sus interrogantes, pedirá inspiración a su esposa, su amante, su musa y su madre.
Nine está basada en la película semi-autobiográfica "8½" (1963) del legendario director Federico Fellini. El título de la película, Nine, tiene su origen en el número de obras en las que había participado el director de forma activa en el momento de escribir el guión, que fueron 8, Nine trata de la búsqueda de la creatividad para escribir el guión de la que sería la novena película del director (siendo en ella misma la novena película).
El reparto está plagado de actores de bastante renombre. Pese a que la película tiene un ritmo muy bueno y ya de por sí bastante duración, son comprensibles aunque una pena, las apariciones casi testimoniales de Kate Hudson, Sacy Ferguson y Nicole Kidman. Sobre todo, teniendo en cuenta que algunas representan papeles que son bastante trascendentales en el transcurso de la narración. De todas maneras, fantásticas en la pantalla cuando aparecen.
Una película es como un sueño, puedes romperlo al escribirlo o destrozarlo con una cámara. Una película podría cobrar vida durante un momento o dos cuando tus actores se la devuelven, pero vuelve a morir entre latas de película.
La historia nos presenta múltiples situaciones y controversias sufridas por el protagonista, muchas de las cuales conseguirán hacernos sentir totalmente identificados. Sin embargo, personalmente opino que algunas de las secuencias contemplan una buena parte de crítica. Por ejemplo, al principio comprobaremos como la producción se ve rápidamente inundada por la burocracia, señal de los tiempos modernos, evidenciando la transición entre la forma tradicional de ver el cine y la actual de hacer películas, antes no se hablaba de cifras de recaudación, solo de escenas magníficas.
Hotel Bellavista, el refugio
El director en señal de rebeldía evita explicarle la trama a la prensa, un guión que no está escrito aún. La decadencia de la persona, la evasión de un mundo que no se detiene, el agobio que produce tener que bailar al ritmo de una sociedad cada vez más frenética.
Los artistas hacen sus mejores obras antes de ser famosos
Guido desea escapar, huir de este agobio permanente, desvanecerse por un tiempo. Experimenta la inconformidad, la sensación de que el tiempo transcurre dejando montones de buenos recuerdos que no volverán. Se exilia en un hotel remoto al que invita exclusivamente a su amante Carla, necesita sentir con ella la excitación de la primera vez, el sabor del pecado, buscando esa sensación de juventud y locura, algo que le haga sentirse vivo de nuevo, aunque sea por unos fugaces momentos.
Sin embargo, el productor le localiza y mueve toda la producción tras él. Momento que nos transmitirá la sensación de que por mucho que intentemos huir de nuestros fantasmas, estos siempre nos perseguirán y terminarán encontrando. Además, cuando nos hacemos mayores nos rodeamos de responsabilidades que condicionan nuestra vida mucho más de lo que nos gustaría. La película entra en sintonía con cada uno de nosotros gracias a estas situaciones por las que todos terminamos pasando antes o después y en las que podemos reconocernos fácilmente.
La conciencia
Guido siempre encuentra consuelo en Lilli (Judi Dench), su modista, alguien que está mucho más próxima a su edad, que entiende sus inquietudes y tolera sus excentricidades. Su labor consigue que el director ponga los pies en el suelo de vez en cuando. Le consuela. Los delirios de la modista consiguen transportar a Guido a otra época, un momento de mayor felicidad para el director en el que se ve de joven con toda una vida por delante.
Los escenarios, con sus bombillas incandescentes y con todo su glamour consiguen transportar al director en el tiempo.
Busca consuelo en el sacerdote en el balneario, desespera la redención, declara no ser feliz y tener la sensación de estar buscando algo. Las palabras de castidad del párroco hunden al director al encontrarse tan en contra de sus mejores experiencias vitales. Definitivamente la represión nos aísla de cometer los mejores actos de nuestra vida, aunque también algunos de los peores.
Durante esta transición viene a su mente Saraghina (Stacy Ferguson), el primer encuentro con la sexualidad. Ellas le habla del placer más básico, el placer carnal, el ardor de la sangre adolescente. De aprovechar todo resquicio de juventud antes de que se desvanezca en el tiempo. Esos remotos momentos de felicidad se pierden en su mente.
Luisa
La señora Contini fue la protagonista de una de las mejores películas del director. Ella todavía le tiene como un magnífico narrador de sueños. Una visión muy distinta de la que él acepta de si mismo. Luisa añora esos días en los que descubrían mundos juntos, cuando era su amante, antes de renunciar a su vida por él. Poco a poco su marido dejó de necesitarla y ahora se ha convertido en una triste sombra, una fachada.
En una de las pruebas de cámara para la nueva película, a las que asiste Luisa, reconoce en una de las escenas la manera en la que el director flirteó con ella cuando se conocieron. -%u201CGracias por recordarme que no soy especial%u201D. Los momentos que ella creía suyos no son otra cosa que un espejismo. Ya no le queda nada, pierde su inocencia mientras él siente que la pierde a ella.
No controlas tu apetito, y si dejases de ser un glotón te morirías, lo tomas todo y yo estoy vacía.
"¿Qué he hecho?, ¿Qué te he hecho, Luisa?"
Carla
Carla es la amante de Guido, representa la inocencia, la candidez, es esa parte prohibida que tenemos cada uno, el placer de caminar al otro lado de la delgada línea roja. El despecho que sufre es la culminación de un sueño incompleto, jamás poseerá completamente a Guido y todo lo que ella hace es para que él la ame. El director parece ser de esa clase de hombres a quienes le atrae la irreverencia, cuando una chica se rinde a sus pies pierde el atractivo, así que todo forma parte de un circulo vicioso a través del cual personas queridas acaban haciéndose daño. La sensación de haber decepcionado a todo el mundo de Guido se hace latente.
Claudia
Claudia encarna la madurez, la calma después de las oportunidades perdidas. Es alguien capaz de mirar a Guido desde una perspectiva de igualdad. Denota una admiración muy sobria por el director.
Sois las musas, las increíbles mujeres que hicisteis de Italia lo que es hoy. Un país gobernado por hombres que son dirigidos por mujeres, lo sepan ellos o no.
Musas de ojos claros
Es su musa delante de las cámaras. El director reconoce enamorarse de ella cuando interpreta sus papeles, cuando representa sus fantasías. Ambos tienen una relación inusual (de hecho lo transmite con una canción) que se rompe por momentos, siempre distantes pero cercanos a la vez.
Los 7 pecados capitales
- Lujuria. Guido es un mujeriego, jamás rechaza una sonrisa bonita, podemos ver como se explora esta faceta del artista a lo largo del film. Su comportamiento lujurioso va evolucionando poco a poco motivado por la pérdida de algunas personas importantes de su vida.
- Gula. Creo que en determinado momento de la película se hace un guiño en este sentido, Luisa le dice a Guido que es un glotón, que lo toma todo siempre. Desde mi punto de vista no se hace alusión a la gula en referencia al apetito gastronómico, sino más bien a la insaciabilidad en múltiples aspectos del protagonista.
- Avaricia. Definida como el pecado del exceso. En el caso del director posiblemente aplicable a los excesos de una vida pasada cuyos fragmentos vamos resolviendo poco a poco con el avance de la narración. Quizá tratada también desde el ámbito sexual en la película, Guido no codicia otra cosa que la belleza de las mujeres, trabaja para que sean suyas, al menos durante los cientos de minutos que dura una noche.
- Pereza. La pereza está referida a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Podemos verificar durante todo el tiempo la dependencia que el director ostenta sobre muchos de los personajes de la historia. Siguiendo el sentido tradicional del concepto de pereza encontramos muchas de las evasiones que el director trata de realizar en los momentos previos a iniciar el trabajo de rodaje.
- Ira. Aunque algunos momentos muy breves, el protagonista la sufre al ver a Carla cenando en el hotel Bellavista la misma noche que está cenando allí con sus compañeros de trabajo y su mujer. Obliga a Carla a abandonar el hotel y esperar fuera el taxi, ella se va llorando.
- Envidia. Supongo que el momento más claro en el que se puede ver este sentimiento es cuando tras un par de años de ruptura, ve a Luisa acompañada de otro hombre a la salida del teatro. Aunque puede haber algún otro momento que se me escapa.
- Soberbia. Ya que podemos definir al artista como una persona arrogante y egocéntrica, su conducta se define completamente en este sentido, sobre todo en los primeros tramos de la historia, vemos a una persona agobiada a la que su fama le precede y para la cuál lo único importante es ejercer su voluntad. Podemos ver como maneja a Carla y la convence para vivir en una humilde pensión mientras él se aloja en un lujoso hotel.
El recuerdo de las oportunidades perdidas
La producción se interrumpe. El duelo por no haber conseguido nada de lo que planeó, el hecho de haber destruido mucha de la belleza e inocencia de este mundo son cuestiones que hacen a Guido sentirse perdido en medio de la nada. Hay momentos de nuestra vida en los que necesitamos estar solos, lo necesitamos como el respirar, por lo que el director marcha lejos de todo esto.
Sin embargo, la película no termina con esta estampa tan pesimista de la realidad, sino que nos abre un pequeño camino para la esperanza, nos presenta de nuevo al protagonista con un porte mucho más maduro y decadente, han transcurrido dos años, pero pareciera que hubiera transcurrido una década. Sin duda un guiño a una madurez tardía, pero que a todos nos termina llegando.
Guido se encuentra con Lilli. Después de haber perdido a Luisa todo su mundo se derrumbó, con el tiempo consiguió comprender que la única pieza que no encajaba en el rompecabezas era él, ha visto como su amor retomaba su vida y volvía a sonreír.
Camino solo para seguir caminando
Las segundas oportunidades
El niño que fue Guido le susurra al oído que es el momento de empezar todo de nuevo, el momento de volver contar sueños. Devolviéndonos así la esperanza, el retorno de la ilusión. Tras un largo período de lluvia, siempre sale el Sol.