The purge: la noche de las bestias o la versatilidad de una idea

The purge: la noche de las bestias o la versatilidad de una idea

Escrito por alejandro

Parece que la época estival es momento de actualidad, ideas trilladas y artículos donde el supuesto escritor (en este caso yo mismo) destripa sin criterio películas, peliculillas u obras maestras según su criterio. A la búsqueda de un acuerdo con el lector, una complicidad necesaria para crear un vínculo y conseguir lo único importante en estos casos, que permanezca en la página, aumenten las visitas y todos estemos un poco más contentos.

Para lograrlo, nos lanzamos a por la primera parte de la enésima saga a la búsqueda del pelotazo. Teniendo en cuenta que la segunda (apenas un año después de la cinta que nos ocupa) ya está en los cines, se puede concluir que los implicados están ganando el suficiente dinero. Así que veamos por donde tiró James DeMonaco en “The purge: la noche de las bestias” (The purge, 2013) y pensemos si esa cultura del pelotazo, tan conocida para todos, ha vuelto a hacer subir a alguien como la espuma o si, como también ha ocurrido otras veces, hay poco más que espuma.

c8c686b24aa632b878c35a28f8c761ffEn algún punto, deberemos asumir que el protagonista está preparado para el combate.

Efecto llamada

Es el primer paso. Los mensajes, los anuncios, las luces, el ruido, hacen difícil lograr esa necesaria llamada. ¿Por qué debe el público volverse hacia esta purga y no hacia cualquier otra idea cinematográfica feliz? Lo primero es por la promesa de originalidad. Estamos ante un futuro distópico de esos tan habituales ahora en las pantallas, pero uno que aspira al contacto con la realidad. La sociedad tal como la conocemos se ha ido a la mierda y alguien la ha “salvado”. De un modo un tanto extravagante; prometiendo una noche libre al año para dar rienda suelta a la frustración y la ira. 

No vamos a pararnos a pensar en lo fácil o difícil que sería la aplicación de esta noche libre. En teoría, de las 7 de la tarde a las 7 de la mañana no hay leyes. Se puede matar, robar, extorsionar, lo que se te ocurra. No intervienen ni policías ni bomberos ni nadie, como si ese fuera el único freno a nuestra definitiva conversión en animales salvajes. Puede que ahí resida la mayor potencia de la película: nuestra capacidad de aceptación de algunas cosas.

a68139abf296632ea659328ffc132e32¿Se puede ver por la tele la desintegración del mundo?

Planteamiento comercial

Por supuesto, la apuesta de DeMonaco es una apuesta totalmente comercial. La intención es triunfar y convertir esa idea en un filón que produzca las películas que sean necesarias. Por eso, primero conviene empezar con un proyecto humilde (todo lo humilde que pueda ser una inversión de 3 millones de dólares) para, básicamente, presentamos el tema. Como hay que controlarse, se apuesta por interiores y la tensión del juego del ratón y el gato.

¡Que me olvidaba! Para darle un poco de lustre a la acción, tampoco falta una cara conocida, para darle cierto peso a la acción. Ethan Hawke se pone al frente de la familia Sandin en el papel del bienintencionado padre, James, secundado por su esposa Mary, Lena Headey. Una familia que se ha forrado con los sistemas de seguridad para proteger a los ricos de posibles asaltantes en la citada noche. 

4a7071b63b14b0c1ef5acbb3332b4b8aLos Sandin eligen el camino difícil e improbable.

Desarrollo de la trama

El film descansa únicamente en la idea de caos generada en torno a esa noche. La familia Sandin monta su búnker para pasar rápido y sin dolor esas desagradables 12 horas. Obviamente, no se le pueden poner puertas al mar y su plan se viene abajo a las primeras de cambio. A partir de aquí podríamos decir que empiezan las inconsistencias del guión.

Aparecen en pantalla secundarios intrascendentes por no decir tocapelotas, como podrían ser los propios hijos del matrimonio Sandin (Max Brukholder y Adelaide Kane como Charlie y Zoey). Ambos son causantes involuntarios de las desgracias familiares. El primero por una curiosa mezcla entre amor por la humanidad y falta de visión táctica respecto a la vida de su familia y la segunda por una relación sentimental liquidada (y no solo la relación) con bastante poco interés.

8787a5a631501ee152aef419971a346eAlgunos personajes nos lo ponen difícil para empatizar con ellos.

La película podríamos definir como una película de terror y aquí, como siempre, cabe la pregunta: ¿da miedo? Sí, hay oscuridad, gente detrás de puertas o al girar el pasillo, crueldad y tal, pero solo Rhys Wakefield, en su papel de niño pijo con ganas de limpieza étnica (objetivo más lógico de esa noche sin leyes) logra colocar a la película en ese punto. Su monólogo a la cámara de la puerta de la residencia Sandin sí consigue ese canguelo. 

Esa amenaza con plazo trasciende la pantalla y ejerce de poderoso motor. Su inexpresiva cara, con esa media sonrisa sí transmite la impunidad que no fueron capaces de inocularnos las iniciales imágenes de contextualización. Es un oasis en medio de la pelea de principios que tiene el matrimonio y la improbable guerra que se monta a partir de ahí. Ya poco importa si hay sentido en lo que ocurre. La idea ha quedado planteada y solo queda esperar a ver si cuaja.

192009a65859723b958740a40888d769Los mejores minutos de la película, de largo.

La versatilidad del planteamiento

Llegados a este punto, podríamos concluir que “The purge: la noche de las bestias” (The purge, James DeMonaco, 2013) es una película inteligente como primer paso de una serie de películas. Si hay más purgas, está bien empezar con una película pequeña, que suponga un riesgo controlado y que te abra las puertas a infinidad de historias. No hay necesidad de conservar un arco argumental, serán películas apenas unidas por esas 12 horas sin ley. 

En la segunda salimos a la calle, donde un grupo heterogéneo pelea por su supervivencia, con tintes de venganza y todo ello con mucha violencia. Siempre de noche para evitarse los detalles que siempre da el exceso de iluminación. Así podrán incluirse nuevos géneros, conservar algún personaje carismático que se haya ganado al público y, cada verano, aparecer por las carteleras con una nueva entrega destinada a confirmar el pelotazo de James DeMonaco. 

ATENCIÓN SPOILER—

Casi podría ser él el señor Sandin, envidiado por sus vecinos por haber sabido aprovecharse de la situación y llenarse los bolsillos. Esperemos que él acabe mejor que el pobre Ethan Hawke, que seguro que no volverá a protagonizar más películas de la saga.