A menudo, entre las superproducciones, esos proyectos mastodónticos destinados casi exclusivamente al beneficio económico, se cuelan películas interesantes, muy potentes, a las que hay que prestar especial atención. “Rompenieves” (Snowpiercer, Joon-ho Bong, 2013) es uno de esos casos, un futuro no muy lejano, un gran tren como último reducto de la humanidad en un mundo congelado y una situación a punto de estallar. Pero conviene no lanzar las campanas al vuelo, porque hay costumbres que no se pierden tan fácilmente.
El tren como estructura
El propio Joon-ho Bong, responsable no solo de la dirección sino también del guión (a partir de un cómic francés de los 80 que ahora tendrá sus obvias y necesarias reediciones), lo explicaba en una entrevista. La clave es el tren, es el auténtico protagonista de la acción y facilita la estructura. La sucesión de vagones permite ordenar la acción, pasar de la batalla a la reflexión con paradas intermedias en una realidad extraña, distorsionada.
El tren circula imparable durante años y años, conservando en su interior los restos de la humanidad.
Es un camino siempre hacia delante para los protagonistas de la rebelión y para el guión. Deben enfrentarse, todos, protagonistas y guión, a retos cada vez más grandes y a revelaciones cada vez más dolorosas. Así pasaremos de luchas sin sangre a orgías de muerte y violencia explícita y de explicaciones sobre cómo los restos de la humanidad han pasado a vivir en un tren eterno a datos concretos sobre la degradación de la raza humana encerrada en su cárcel de acero.
La imaginación al poder
Encerrar esos restos de la raza humana en un tren sostenible, convertido en una Tierra en miniatura, con acuario incluido, es un ejercicio visual exigente. El cómic ayuda como referencia, pero el gran mérito de esta superproducción hollywoodiense llevada a cabo por un coreano, con actores norteamericanos en su mayoría a partir de un cómic francés es la potencia en la representación de los espacios de ese tren.
Llegado un punto, Joon-ho Bong no nos ahorrará nada.
Empezamos en un vagón de cola convertido en simple almacén de seres humanos alimentados por unos bloques de proteínas totalmente asquerosos. Pasaremos por las tripas de ese mundo irreal, auténtica cocina del infierno, por una clase surrealista, hipercoloreada, donde se adoctrina a los jóvenes privilegiados para la adoración del gran creador del tren, Wilford (Ed Harris), un acuario, un gran matadero, un balneario, salones de belleza hasta la máquina donde se esconden los secretos tecnológicos del monstruo metálico.
Se ha creado un mundo donde los privilegiados viven felices, de un modo un tanto extravagante, en una especie de secta, alejados de cualquier preocupación sobre sus necesidades (cubiertas de un modo abundante y lujoso) mientras en el fondo del inacabable tren los humanos han hecho bastante más que tocar fondo.
¿Y después qué?
Una situación claramente injusta (probablemente inmoral sería más correcto), una rebelión a bordo, un grupo de personas en busca de una igualdad probablemente imposible. La revolución parece posible y Curtis (Chris Evans) es ese líder carismático al que todo el mundo está dispuesto a seguir hasta la muerte. Sin embargo, Gilliam (John Hurt), el mentor de Curtis, le plantea la pregunta fatídica. Qué pasará después de alcanzar el teórico objetivo, qué pasará después de comer perdices. Su respuesta es un lacónico: “Le mataré.” Referido al malvado Wilford.
El mundo dentro del tren está estratificado y un punto caricaturizado.
Es esa parte que siempre me falta en este tipo de historias. Se plantea el proceso donde se voltea una situación a todas luces degradante, pero nunca se dice ni una palabra del día después. El final de “Rompenieves” (Snowpiercer, Joon-ho Bong, 2013) se queda en el mismo punto. Sin ánimo de estropear el final a nadie, decir que las posibilidades de supervivencia una vez hemos superado el clímax dramático no parecen muy halagüeñas para los supervivientes. Las cosas, indudablemente, han cambiado, pero ¿para mejor?, ¿se abren opciones realistas? Puff, no sé yo…